Economía, Filosofía y los Juegos Olímpicos: Paradigmas

Qué lecciones se pueden extraer de los Juegos Olímpicos, principalmente en temas como incentivos, competencia y justicia.
Opinión -
Los Juegos Olímpicos son muy ilustrativos sobre qué conjunto de incentivos es eficaz. Foto: Getty
Los Juegos Olímpicos son muy ilustrativos sobre qué conjunto de incentivos es eficaz. Foto: Getty

Los Juegos Olímpicos constituyen un objeto sumamente interesante para distintas disciplinas; pueden ser analizados desde el punto de vista de la política, las relaciones internacionales, la ciencia del deporte (evidentemente), la mercadotecnia, etc. La economía no se ha quedado atrás: recientemente se ha tratado de encontrar la correlación entre el PIB de un país y el número de medallas que obtiene, o indagar la rentabilidad de ser el país anfitrión de los Juegos Olímpicos, entre otros estudios.

Sin embargo, la principal contribución de Londres 2012 a la economía no tiene tanto que ver con el PIB y las variables macroeconómicas, como con los fundamentos de dicha disciplina, que están más relacionados con la filosofía. A continuación, veremos qué lecciones se pueden extraer de los Juegos Olímpicos, principalmente en temas como incentivos, competencia y justicia.

Economía por todos lados

Los economistas tendemos a involucrarnos en todas las discusiones: desde salud públicahasta filosofía, siempre tenemos algo que decir al respecto. Entonces, ¿qué nos da el derecho de hablar también de los Juegos Olímpicos? La razón es que dicho evento se puede entender como una manera de distribuir un recurso escaso –reconocimiento en forma de medallas– de la manera más eficiente posible (con base en un sistema de mérito) entre una serie de personas (los deportistas).

Como la economía es la ciencia que se encarga de estudiar la manera más eficiente de distribuir los recursos escasos entre múltiples fines, los Juegos Olímpicos caen dentro del terreno de esa disciplina. Además, el estudio del deporte permite analizar con mayor claridad temas especialmente complejos –como la justicia– pues en él, la "naturaleza humana" se encuentra aislada de factores ajenos a ella.

Incentivos y competencia

Para describir el comportamiento de los individuos, los economistas ponen atención en dos aspectos: los incentivos que enfrentan (aspectos "externos" como costos y beneficios) y las características personales (preferencias). Los incentivos son sumamente importantes pues constituyen las motivaciones externas de las acciones de las personas; son precisamente éstos, y no las características personales, los que pueden ser modificados más fácilmente por las políticas públicas.

Se dice que un conjunto de incentivos es eficaz si permite que se logre un cierto objetivo deseado. Los Juegos Olímpicos son muy ilustrativos sobre qué conjunto de incentivos es eficaz: un proceso que relacione adecuadamente los méritos de los competidores con un reconocimiento; una serie de normas que regulen este proceso (reglas del juego) junto con un árbitro imparcial que supervise el cumplimiento de las normas y otorgue sanciones en caso de que no sean cumplidas.

El reconocimiento (un marcador, un tiempo o un triunfo en forma de medalla) despierta un deseo de ganar (en la mayoría de personas). La persecución de este fin motiva la competencia entre los participantes que, encauzada por reglas adecuadas, puede convertirse en una "competencia limpia". Las personas tienden a "dar lo mejor de sí" ante este tipo de competencia, lo cual eventualmente lleva a un proceso de mejora en la calidad deportiva (rompimiento de récords, mejor espectáculo).

Sin embargo, cuando los incentivos no son los adecuados, se busca llevar la competencia a vías ilegales (doping) o simplemente no se compite, como en el caso del Bádminton en Londres 2012, que ocho competidoras fueron descalificadas por dejarse ganar para buscar eliminatorias más favorables.

Todo lo que se ha mencionado sobre los incentivos para el caso del deporte, se puede extender para abarcar el caso de una economía, como México, por ejemplo. Cabría preguntarse, ¿tenemos en nuestro país un conjunto de incentivos efectivos (en el sentido que fomenten crecimiento económico, reducción de pobreza y desigualdad, etc.)? De no ser el caso, ¿en dónde está el error? ¿En las reglas del juego, el árbitro imparcial, o el proceso que vincule mérito con reconocimiento? O quizá, en una combinación de estos tres elementos...

Justicia

Si se observa la distribución de las medallas entre los países, se puede constatar que no es nada igualitaria: los 10 países con más medallas tienen el 56% de ellas. Dde hecho, el Índice de Gini de la distribución de medallas para el conjunto de países que obtuvieron al menos una es de 0.65, lo cual es bastante "desigual". A pesar de esta desigualdad, nadie se atrevería a decir que los resultados de los Juegos Olímpicos son injustos. ¿Por qué?

El problema que surge siempre que se toca el tema de la justicia es que se tiende a mezclar con otras consideraciones que enturbian el análisis (sobre la pobreza, la dignidad o solidaridad humana, por ejemplo). Es por eso que lo Juegos Olímpicos son tan ilustrativos para dilucidar temas de este tipo: están libres de elementos "distractores".

Primero que nada, la justicia distributiva se puede entender como un sistema que busca asignar bienes entre un conjunto de individuos, de acuerdo con cierto criterio. Qué criterio se elige depende de qué Teoría de Justicia Distributiva se decide usar. Por ejemplo, se puede pensar que una asignación justa es aquella que maximiza el bienestar de una sociedad; aquella que beneficia en mayor medida a los marginados o aquella que distribuye los bienes por igual entre los individuos, entre otras.

En términos generales, se pueden clasificar las Teorías de Justicia en dos categorías: aquellas que utilizan como criterio las necesidades de las personas y aquellas que ponen atención en sus méritos. El problema de las primeras (independientemente de cómo midan la necesidad) es que olvidan el carácter histórico de la distribución: Robert Nozick señala que "el que una distribución sea justa depende de cómo se llevó a cabo".

Es decir, se tiene un proceso constituido por una serie de eventos A que dan como resultado una distribución de recursos D. El enfoque de las necesidades determina la justicia del resultado basándose únicamente en D sin importar A. Este enfoque determinaría la justicia de Londres 2012 preguntándose únicamente por la asignación de medallas (EU con104 medallas, China ganando 88, etc...), ¡sin importar los eventos de los Juegos Olímpicos! Poniendo las cosas así, este enfoque suena, indudablemente, absurdo.

Entonces, ¿cuál es el enfoque correcto? Algunos han sugerido que la igualdad de oportunidades; sin embargo, esto no lo observamos en los Juegos Olímpicos ya que algunos países cuentan con mayores recursos, o con individuos con capacidades propicias para determinado deporte. Al parecer, lo más razonable es preguntarse si, dadas las capacidades de las personas (entiéndase capacidades dentro de un cierto rango "normal"; los discapacitados y demás grupos vulnerables se tratan aparte), la serie de eventos A fue justa.

En otras palabras, un resultado es justo si el proceso que llevó a él es justo, en el caso de los Juegos Olímpicos, si existen reglas imparciales, sin importar el resultado final. La justicia del proceso se determina por el mérito de las personas (una persona merece algo si lo adquirió o le fue transmitido legítimamente, según los criterios de Nozick), no por sus necesidades.

El problema de este enfoque es que si bien en el caso de los Juegos Olímpicos es fácil determinar la justicia de un proceso pues solo basta verificar que las reglas hayan sido parejas y los árbitros hayan sido imparciales; en la vida real no lo es, ya que sería necesario retroceder en el tiempo para saber si alguna vez hubo algún intercambio ilegítimo entre las partes.

Además, como mencionamos anteriormente, el caso de los grupos vulnerables, que es el caso más conflictivo al hablar de justicia, debe tratarse con cuidado, por lo que es difícil establecer qué constituye un proceso justo cuando hay un grupo vulnerable involucrado. A pesar de ello, la lección aprendida de los Juegos Olímpicos es clara: la justicia tiene que ver con el mérito de las personas, no con sus necesidades

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