David Páramo

Análisis superior

David Páramo

21 Sep, 2012

Tragedia

En recientes entregas de esta columna le informábamos que San Juan Ixhuatepec seguía siendo un foco rojo en materia de distribución de gas; señalamos que ojalá no fuera necesaria otra desgracia para tomar cartas en el asunto.

La explosión en un ducto de distribución de gas en la carretera Reynosa-Monterrey, que hasta el momento le costó la vida a 30 trabajadores y ha causado daños a por lo menos otras 50 personas, muestra la gravedad del asunto en la distribución.

Carlos Romero Deschamps, quien no pierde oportunidad para demostrar que lo único que quiere de los sindicalizados de Pemex son sus cuotas, declaró que no se debe “maximizar” el accidente, que han ocurrido peores. Que se lo explique a las familias afectadas.

Claro, la tragedia de San Juanico, que podría repetirse, pero en una de las zonas más pobladas del país y agravada por la operación de seis gaseras, hubiera generado miles de muertos.

Tristemente no es la única muestra de insensibilidad. Se dice que la mayoría eran contratistas de Pemex, es decir, gente que no tiene todos los privilegios de trabajar en una de las empresas que tiene mejores prestaciones del país, pero sí los riesgos.

De hecho, como seguramente se demostrará, muchos de estos afectados no tendrán una adecuada red de protección social y los deudos tendrán que afrontar la tragedia personal en condiciones inadecuadas. Lo menos que puede hacer la paraestatal es responder como si fueran empleados de todo derecho.

Luego se preguntan por qué urge una reforma laboral y por qué los líderes sindicales son sus principales opositores.

Habría que preguntar dónde está el secretario de Energía. Jordy Herrera, quien tiene como principal, ¿única?, virtud ser muy cercano a Felipe Calderón. Este personaje, que tiene sus días contados en el gobierno, se dedica sólo a grillar y ver supuestas conspiraciones en su contra, como si aún fuera importante.

Faltante

Una de las promesas que no pudo o no quiso cumplir el gobierno de Calderón en materia de comunicaciones y transportes fue la creación del aeropuerto de Hidalgo.

Ayer el gobernador de Morelos, Marco Antonio Adame, emocionado agradecía al Presidente de la República que esta entidad ya tuviera una terminal aérea de primer nivel, pues según él, era el único estado que no lo tenía de la región centro del país.

Es posible que Adame tenga graves problemas con la geografía o sea profundamente desinformado. Ni Tlaxcala ni Hidalgo cuentan con aeropuerto. La primera entidad no está, ni siquiera, interesada en tenerlo.

Por su parte, la entidad gobernada por Francisco Olvera tiene mucho solicitando contar con una terminal, aun cuando sea de carga. En la administración de Vicente Fox, el gobierno de Hidalgo compró terrenos en Tizayuca, pues se les dijo que tendrían una posibilidad de competencia frente a San Salvador Atenco (donde no se construyó nada) y en este gobierno reiteradamente se les ha prometido.

Para que tenga una idea de qué tan vieja es la promesa, basta decir que cuando Luis Téllez era titular de la SCT les prometió que tendrían una terminal de carga.

Hay quienes dicen que el incumplimiento de la promesa por parte del gobierno de Calderón tuvo que ver con la cercanía de Miguel Ángel Osorio Chong (quien dejó la gubernatura de Hidalgo y hoy es uno de los colaboradores más cercanos del Presidente electo) y Enrique Peña Nieto.

Sea como sea, es claro que Adame falla en conocimientos, que Calderón no le cumplirá la promesa a los hidalguenses y que una de las cosas que pasará a principios de la próxima administración no sólo será este permiso, sino el avance serio de la construcción de la refinería de Tula.

Carroñas

Federico y Adrián Sada tratan de hacerse las víctimas diciendo que son atacados por buitres, como si Vitro fuera tan sólo un pedazo de carroña, cuando en realidad hay asuntos serios sobre este concurso mercantil que no están terminados.

En EU hay una resolución dictada por un juez que desconoce el Concurso Mercantil de México y obliga a la empresa a pagar 100% del adeudo a sus acreedores.

En México hay grupos de acreedores que han impugnado en tribunales el convenio concursal y hasta el momento ninguna autoridad judicial ha emitido sentencia definitiva sobre estas inconformidades, es decir, podría revertirse lo que efectivamente ya se acordó.

En cuanto al llamado efecto Vitro, que torpemente ha tratado de ser negado, bastaría señalar las ocasiones en que Griselda Nieblas ha hablado sobre la necesidad de cambiar la Ley Federal de Concursos Mercantiles y más allá, en mayo el Presidente de la República pronunció un discurso ante el Instituto Iberoamericano de Derecho Concursal, en el cual habló sobre la necesidad de hacer cambios a ley para evitar prácticas como “minimizar las deudas reales a través de crear deudas ficticias entre empresas subsidiarias”. Justo de eso se ha acusado a Vitro.

Algunos analistas consideran que la LFCM no va en la misma línea de las regulaciones internacionales y en especial de las de EU, en donde las empresas mexicanas solicitan la mayor parte de su deuda internacional.

Es evidente que como toda regulación es perfectible y, de hecho, se sostiene que podrían ser más los problemas derivados de mala implementación de las acciones.

Si Vitro, que acusa de buitres a quienes tratan de cobrar, pretende negar su responsabilidad en las dudas que se tienen sobre esta ley, sólo muestran la misma irresponsabilidad que les ha caracterizado.

El caso de Vitro, junto con el de Mexicana de Aviación son dos concursos que hacen dudar severamente de la LFCM.