David Páramo

Análisis superior

David Páramo

24 Sep, 2012

Reforma laboral ¡ya!

La mejor transición presidencial de la alternancia estará esta semana sujeta a una prueba que marcará en buena medida el destino del gobierno de Enrique Peña Nieto.

La reforma laboral se presenta en condiciones únicas. En los últimos años se han presentado prácticamente 500 iniciativas de todos los partidos políticos, las cuales tienen una gran cantidad de coincidencias, no únicamente en diagnóstico, sino de las acciones que deben ser tomadas.

Existe una comunión de incentivos entre el gobierno saliente y el entrante. Independientemente de la responsabilidad que debe ser la guía de los servidores públicos y la urgente necesidad para los mexicanos, para Felipe Calderón significa el cumplimiento de una de sus promesas torales de campaña.

Esta alineación de intereses entre las necesidades reales de trabajadores y patrones, así como los dos principales partidos de México ha hecho que el mitómano Andrés Manuel López Obrador diga que se la ordenaron los que verdaderamente mandan quién sabe por qué perverso fin.

El grupo de iluminados que sólo conoce el demente tabasqueño quiere la reforma, según su imaginación, con el único fin de causar malestar a los mexicanos, como si con ello consiguieran esparcimiento o les provocara alguna satisfacción sexual.

Para la primera administración priista de este siglo es la posibilidad de tener un país con una capacidad de crecimiento de por lo menos dos puntos. De acuerdo con el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, el país tiene potencial de crecer a tasas superiores a 6% con las reformas estructurales, principalmente la laboral.

Coincidencias

El mandatario saliente y el Presidente electo coinciden, por separado, no sólo en la necesidad de la reforma sino que, además, la han defendido con gran fuerza.

Peña Nieto ha reiterado en varias ocasiones durante su gira por América del Sur sobre la necesidad de una reforma laboral que flexibilice la contratación, que sin lugar a dudas es la principal causa de las formas perversas de empleo que generan que haya una gran cantidad de figuras absurdas que coinciden en conculcar derechos a los trabajadores.

Si se observan los números de personal contratado en la industria manufacturera, parecería que se ha ido perdiendo; sin embargo, ha crecido el número de personas que trabajan por honorarios o por algunas otras formas que, en el menos malo de los casos, no tienen paquete de seguridad social.

Los patrones toman esta medida porque contratar a un trabajador se convierte en un proceso tan poco flexible que no sólo implica costos exorbitantes, sino hasta la posibilidad de la quiebra.

Como le hemos informado puntualmente en este espacio, gran parte de las supuestas quejas de los sindicatos son producto de una gravísima campaña de desinformación que ha sido pésimamente enfrentada por la Secretaría del Trabajo, encabezada por Rosalinda Vélez; han hecho que mentiras sean vistas como asuntos torales o que se hagan estudios supuestamente sobre la inconstitucionalidad de la reforma preferente que envió Calderón el primer día de este mes.

Humo

Uno de los puntos que más ha generado ruido y que, en el fondo, es un falso debate, son las empresas de outsourcing.

Abogados laborales que durante años han medrado con los recursos de los trabajadores y patrones alargando conflictos laborales en contra del mejor interés de los que realmente son sus representados, se han apresurado a publicar estudios sobre la presunta inconstitucionalidad de “legalizar” las outsourcing.

De entrada, es necesario establecer que estas empresas son legales, existen y son indispensables. Se trata de prestadores de servicios a un tercero, lo cual hace más eficiente la operación de las compañías. Lo que debe atacarse es el abuso que se ha dado a esta figura en detrimento de los trabajadores. Se ha convertido en una forma de robarle prestaciones a la gente y lo que se plantea en la reforma de Calderón es justamente que si la outsourcing no cumple, la empresa que los contrató sea obligado solidario.

Se ha tratado de concentrar la discusión en ésa y otras bolas de humo, con la esperanza de los líderes sindicales de evitar lo que es fundamental de la reforma.

Limitar el poder abusivo y canalla de los dirigentes de los sindicatos en contra de los gremios, así como quitarle el negocio a abogados y coyotes que también exprimen a trabajadores y empresas.

Vacuna

En esta columna hemos señalado que es posible una reforma laboral si no se toca el poder económico de los sindicatos, lo que sería un gravísimo error si se considera que generaría una suerte de basura y no se atendería el corazón de lo que debe ser el interés de los trabajadores. También determinaría el poder real de Peña Nieto.

La iniciativa del presidente Calderón y también la del PRD no piden nada absurdo ni que limite la vida de los sindicatos. Se pide, por ejemplo, que aquellas organizaciones con más de 150 miembros tengan estados financieros dictaminados. Es una regla que se aplica a las empresas y que ningún patrón ha visto como interferencia en la libertad empresarial.

Se propone que las elecciones en los sindicatos se den bajo principios democráticos como lo que se utilizan para las elecciones federales y locales. Abogados y coyotes que se han enriquecido hasta el escándalo están preocupados por perder su fuente de negocios. Proponer que sólo se paguen salarios caídos completos durante los primeros 12 meses de la huelga y después una parte, genera un incentivo para que se mantenga activa la fuente de trabajo. Sin embargo, le quita el incentivo a abogados y coyotes a alargar los conflictos, de modo que ellos se queden con 30 o 40% de los salarios caídos.

Una de las prácticas más comunes es estallar la huelga y no pedir el interventor, lo que hace necesariamente alargar el conflicto. Ahora se daría al patrón la posibilidad de pedirlo si el sindicato no lo ha hecho en largos 120 días.