Columnista invitado

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23 Oct, 2012

La crisis del sector energético en México

 Gerardo Gil Valdivia*

El sector energético en México vive una profunda crisis que exige soluciones de fondo, para que sea una de las palancas del dinámico desarrollo sustentable que requiere el país.

Las causas del deterioro del sector son múltiples, pero varias de ellas están vinculadas a la necesidad de resolver problemas de corto plazo.

La problemática del sector energético en general está directamente vinculada con el desarrollo y la explotación del petróleo, por lo que nos referiremos básicamente a este recurso.

Pemex ha ocupado un papel determinante en el financiamiento del gasto público del país en las últimas décadas.

En 2011 representó 37% de los ingresos federales. Ha sido también fundamental como generador de divisas. Esto ha ocasionado que las presiones y restricciones administrativas sobre Pemex para cumplir con estos objetivos le impidan desarrollar su enorme potencial. Las reservas probadas ascienden a 13 mil 800 millones de barriles de petróleo crudo equivalente. Esto significa que se tienen reservas para poco más de diez años, horizonte reducido cuando otros países petroleros cuentan con reservas para 25 años o más. Incluyendo las reservas probables y posibles, éstas ascienden a 44 mil millones de barriles.

La producción de petróleo es de 2.5 millones de barriles diarios. Las perspectivas de incorporar como reservas probadas los recursos de yacimientos marinos en aguas someras, así como en campos maduros permiten la posibilidad de aumentar la producción en 1.7 millones de barriles diarios adicionales.

Asimismo está la prospectiva de los yacimientos en aguas profundas, en el Golfo de México, si bien este esfuerzo conlleva la necesidad de invertir cerca de 70 mil millones de dólares para su desarrollo y la producción se vería hasta después de 2018.

Desde la perspectiva de las reservas probadas México ocupa el lugar número 17 en el mundo. Es también el número siete como productor de crudo y Pemex ocupa el cuarto lugar a escala internacional como empresa productora de petróleo.

Sin embargo, recientes descubrimientos del gas shale y oil shale, recurso no convencional, representan un enorme potencial.

México tendría la cuarta reserva mundial en la materia, sólo después de China, Estados Unidos y Argentina, con 60 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente, de los cuales 32 mil millones serían del llamado oil shale, en yacimientos localizados en Tamaulipas, Coahuila, Chihuahua y Veracruz.

Si bien existe una amplia discusión sobre los riesgos ambientales y la complejidad técnica, de ser explotables, el desarrollo de estos recursos tendría enormes consecuencias en la geopolítica mundial.

En materia de refinación el país también enfrenta una severa crisis, ya que es necesario importar 51% de las gasolinas que se consumen en México y la infraestructura del transporte y el almacenamiento es claramente insuficiente.

En el ámbito del gas también existe un importante atraso en materia de infraestructura. El rezago en petroquímica es aún mayor. En materia de generación de electricidad menos de 1% es de origen sustentable, eólico y solar.

Se continúa dependiendo en buena medida de la generación de electricidad derivada de los hidrocarburos. De igual forma, cabe señalar que la integración nacional de la industria al sector petrolero es de 22%, mucho menor de la que existe en Brasil y Noruega.

En el pasado fue claramente mayor la participación de la industria y la ingeniería mexicanas en la industria petrolera del país. A esta situación hay que añadir que las empresas del sector, Pemex y CFE tienen estructuras financieras en grave crisis.

Pero una de las perspectivas básicas es la ambiental. El mundo vive sometido a una intensa presión en esta materia por el cambio climático y el daño a la naturaleza, que en muchas áreas es ya irreversible.

La solución de la problemática pasa por la visión del sector energético en forma integral y coordinada con el resto de las políticas públicas tanto de carácter económico, fiscal e industrial pero muy particularmente con el aspecto ambiental.

Esto exige tener claridad de una visión del país que queremos construir en el mediano y largo plazos. La rectoría del Estado del desarrollo nacional conlleva a la planeación del sector energético como un elemento fundamental para la consecución de un dinámico desarrollo sustentable, que nos permita lograr un acelerado crecimiento económico en el marco de la promoción de la equidad distributiva y del cuidado y restauración del ambiente.

La propiedad del recurso no está a discusión, sino la forma de utilizarlo mejor en beneficio de todos los mexicanos, no sólo para financiar el gasto público sino como una palanca fundamental para el desarrollo del país, garantizando la sustentabilidad de la vida de las futuras generaciones en México y cumpliendo con nuestras responsabilidades internacionales en esta materia. Es necesaria la adecuación de la arquitectura institucional del sector.

*Ex Presidente de Latinequip y director de Mexpetrol