David Páramo

Análisis superior

David Páramo

29 Oct, 2012

Memoria histórica

La reforma laboral, como el éxito, se está llenando de padres.

Algunos de ellos han surgido en los últimos días colgándose medallas por algunos temas a los que ellos, directa o indirectamente a través de sus partidos, se opusieron abiertamente.

La inmediatez y el hábil manejo de la opinión pública pueden generar una pantalla que impida ver la realidad sobre cómo se construyó este acuerdo histórico, porque hace un cambio fundamental sobre una ley que no sólo tenía más de 40 décadas sin modificaciones sino que, además, se había convertido en uno de esos tabúes que anclan un verdadero despegue del país.

De entrada, la reforma laboral muestra que se pueden hacer cambios de fondo a las regulaciones sin que el país pierda equilibrio o perspectiva. Sin los temidos estallidos sociales que parecerían existir sólo en el imaginario popular o pequeños grupos de ocasión como #YoSoy132, que siguen las trasnochadas consignas de Andrés Manuel López
Obrador
y los dogmas de una izquierda rebasada desde la década de los setenta. Esta reforma laboral abre espacio para tocar otros temas que son sagrados en la política mexicana como el sector energético. Anatemas que hacen que México tenga el sector petrolero más cerrado del mundo y que, gracias al movimiento que generan estas reformas, se vea como una posibilidad real abrirlo reconociendo no sólo la realidad mundial, sino las necesidades nacionales.

De hecho, Enrique Peña Nieto ha establecido una y otra vez la necesidad de abrir el sector energético sin privatizar con modelos como los que tan bien han funcionado a naciones como Brasil e incluso Cuba.

Héroes

Así las cosas, es necesario hacer un recuento de cómo se construyó esta reforma laboral y quiénes fueron sus impulsores.

Todos los partidos, incluso algunos desaparecidos ya, presentaron más de 500 iniciativas en diferentes momentos, las cuales eran pasmosamente parecidas y que fracasaban continuamente contra las zonas de confort, los intereses políticos y personales del momento, así como la simple abulia.

Desde que Felipe Calderón era candidato a la Presidencia de la República no sólo usó como lema de campaña ser el Presidente del empleo sino que, además, se comprometió con una reforma laboral.

La gestión de Javier Lozano al frente de la Secretaría del Trabajo será recordada, porque la melodía dominante siempre fue “reforma laboral ya”. Las mantas afuera de la dependencia y el discurso continuo y machacón. En por lo menos dos ocasiones antes de las elecciones que ganó Enrique Peña Nieto la reforma laboral estuvo a punto de salir; sin embargo, los intereses del PRI la frenaron con pretextos francamente absurdos.

No debe olvidarse que cuando Josefina Vázquez Mota era coordinadora de los diputados del PAN este partido firmó sin cambiar un punto ni una coma una iniciativa de reforma laboral que habían diseñado los senadores del PRI, encabezados por el ahora diputado Manlio Fabio Beltrones, pero que otra vez fue parada por los priistas bajo el supuesto de que no querían dar impulso político a los del PAN.

Alternancia

Y la reforma laboral tampoco hubiera visto la luz si la alternancia no fuera una realidad en México.

 Evidentemente si el PAN hubiera retenido Los Pinos la iniciativa de reforma laboral no hubiera transitado y mucho menos como se habría aprobado.

Quien gobierna es el que necesitaba la reforma laboral, puesto que permite un mayor crecimiento de la economía y, por tanto, que los números del gobernante y su partido se vean mejores.

Así las cosas, se dio una extraña confluencia de intereses. Por un lado, el Presidente saliente quería cumplir con su promesa de campaña, dejar una suerte de legado en los registros puesto que él envió una iniciativa que fue aprobada.

De acuerdo con las estimaciones de la Secretaría del Trabajo, se aprobó 95% de los puntos propuestos por el jefe del Ejecutivo o, si se quiere ver así, 28 de los 29 ejes temáticos.

Por el otro, un Presidente entrante que sabe la importancia de tener un marco laboral mucho más acorde a la realidad. El país se encontraba empantanado con una ley que no puede cumplirse por anacrónica en detrimento de los trabajadores.

Ahí están las cifras del crecimiento de la economía informal y de los empleados sin prestaciones.

Bandazos

Durante la negociación el PRI mantuvo en todo momento que no tocarían temas como la democracia sindical y la rendición de cuentas. Bastaría ver las declaraciones que hicieron legisladores y líderes sindicales, quienes estaban dispuestos a reventar la iniciativa si se tocaban estos temas.

De ahí que la iniciativa privada a través del Consejo Coordinador Empresarial, liderado por Gerardo Gutiérrez Candiani, hiciera una gran cantidad de llamados públicos.

Algunos de los dirigentes empresariales niegan que se hayan metido en un falso debate o que no hayan interpretado las señales priistas.

No lo hacen público porque saben que sería un error histórico enfrentarse con el partido de un Presidente que aún no toma posesión en el cargo.

Vamos, en las comisiones unidas se mantuvo que no habría cambio y, de pronto, los priistas modificaron su posición bajo argumento de que siempre han estado a favor de la transparencia y la rendición de cuentas. En el mejor de los casos, en otros temas.

Los priistas cambiaron de posición porque leyeron bien las señales. Desde el punto de vista político, el principal beneficiado será el nuevo gobierno y seguir apoyando la opacidad sindical es una de las posiciones menos adecuadas.

En la opinión pública es francamente insostenible defender posiciones que sólo benefician a líderes sindicales, quienes han usado los recursos de sus agremiados para enriquecerse de forma particular.

La reforma laboral, como cualquier éxito, tratará de ser puesta en las vitrinas de muchos políticos. Lo que se requiere es que sea puesta en el bolsillo de la inmensa mayoría de los trabajadores.

Grupo Financiero Multiva

Entre los bancos de nicho destacan algunas estrategias que dan resultado, como la de Banco Multiva, lo que se refleja en los resultados trimestrales al término de septiembre que reportó Grupo Financiero Multiva. Los números de la entidad que pertenece a Grupo Empresarial Ángeles, que dirige Olegario Vázquez Aldir, dan cuenta de una cartera sana con Índice de Morosidad de 0.81 por ciento, lo que significó un descenso del ya de por si bajo 1.09 por ciento que se había registrado a finales de junio. También destaca el éxito que ha tenido Banco Multiva en captación tradicional con un avance anualizado de 12 por ciento.