Colocación en Bolsa, principal preocupación con Basilea III

Después del dictamen preliminar que emitió la Cofemer el viernes pasado sobre las reglas de capitalización de los bancos, es casi un hecho que se retrasará la entrada en vigor de Basilea III, por las recomendaciones que hizo a la CNBV y que estarán listas antes de que termine el sexenio.

Jaime Ruiz Sacristán, presidente de la ABM, reconoció que esta semana y la próxima seguirán las reuniones con la SHCP y la CNBV sobre Basilea III, y señaló que aún se mantiene la posibilidad de que entraran en vigor a principios de enero próximo.

Ruiz Sacristán reconoce también que el tema central que preocupa a los banqueros en cuanto a Basilea III no son los requisitos de una mayor capitalización, que cumplen la gran mayoría de los bancos con contadas excepciones. El tema crucial de diferencia entre la ABM y la CNBV es la presión para que los grandes bancos se coloquen en Bolsa, para que puedan emitir notas subordinadas que se consideren como capital.

Lo que les preocupa a los bancos, afirma Ruiz Sacristán, es el impacto que estas reglas podrían tener en el crecimiento futuro del crédito y que se conviertan en un camisa de fuerza que se traduzca en menores créditos.

Ayer fue, por cierto, la última comida del Consejo de la ABM con las autoridades financieras y la despedida se realizó en un ambiente cordial, porque si algo reconocen los banqueros es la estabilidad financiera.

El negrito en el arroz en la relación entre banqueros y la CNBV, sin lugar a dudas, es la diferencia sobre Basilea III.

ABM, reconocimiento a SHCP

La ABM hizo ayer un reconocimiento a José Antonio Meade, secretario de Hacienda, y a José Antonio González, subsecretario de Ingresos por la firma del Foreign Account Tax Compliance Act (FACTA), de EU.

México es el tercer país que firma FACTA después de Reino Unido y Dinamarca, y la importancia de este acuerdo, explica José Antonio González, es que se incrementará el intercambio de información sobre los activos financieros, es decir, las cuentas que tengan mexicanos en bancos o intermediarios financieros en EU y desde luego sobre las cuentas que tengan estadunidenses en intermediarios financieros en México.

México se unió al Sistema Internacional de Marcas

El secretario de Economía, Bruno Ferrari, –a quien le deseo una pronta y exitosa recuperación– regresaba a México procedente de Ginebra, cuando en el vuelo de París al DF sufrió una trombosis cerebral.

Ferrari fue a Ginebra para protocolizar el jueves pasado la adhesión de México al Registro Internacional de Marcas ante Francis Gurry, director general de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual.

México se convirtió así en el país número 89, y el tercero de América Latina, en adherirse al sistema internacional de marcas, mejor conocido como Sistema o Protocolo de Madrid, que otorga protección internacional al registro de marcas, ya sea de empresas mexicanas que operan en el extranjero o de transnacionales extranjeras que se establecen en nuestro país.

Una de las ventajas del Protocolo de Madrid es que una marca queda protegida con un solo trámite en los 89 países que se han adherido, pero la meta de la OMPI es que se incremente gradualmente el número de países.

Deben ser marcas registradas previamente en el país de origen, pero una vez admitido el trámite por el Protocolo de Madrid la protección es internacional.

Lo que se busca el Protocolo de Madrid es evitar el viacrucis que viven muchas grandes empresas en defensa de sus marcas en el extranjero, donde llegan a enfrentar juicios muy costos, largos y complejos.

Dice INEGI que estamos satisfechos y felices

De acuerdo con el INEGI y las cifras del Bienestar Autorreportado (BIARE), sólo 4.8% de los mexicanos se considera insatisfecho con su vida; 47.3% está satisfecho, el resto está moderadamente y poco satisfecho.

Los más felices, con un calificación de 8.5 de diez son los jóvenes de 18 a 29 años, pero según el INEGI todos somos felices, porque independientemente del rango de edad estamos arriba de ocho. Dice también que los más felices, con 8.51.

Si son tan felices los casados, ¿por qué habrá tantos divorcios? ¿O será que nadie quiere confesar que está
triste e insatisfecho?