David Páramo

Análisis superior

David Páramo

30 Nov, 2012

¿Quién gana?

Quizá entre algunos funcionarios de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, así como del Banco de México hay una sensación de triunfo porque impusieron la aplicación de las normas de Basilea III en los términos y tiempos que a ellos les dieron la gana.

La pregunta de fondo es: ¿Realmente quién gana? ¿Disminuirán sustancialmente los riesgos sistémicos en el sector financiero?

Antes de responder, como marca la lógica, la primera pregunta es necesario enfocarnos al segundo cuestionamiento.

¿Banco de México o la CNBV ven un peligro potencial en el otorgamiento de crédito en México? Evidentemente sí existe, pero de acuerdo con las mediciones que se utilizan en el país, conocidas como Basilea 2.5 (porque son ligeramente superiores a las que se aplican en el mundo), es sumamente bajo.

Públicamente Agustín Carstens ha dicho que entre las ventajas de la aplicación de Basilea III está que algunos bancos que se encuentran entre pequeños y medianos sufrirán un poco. Lo cual, asegura, es bueno porque algunos de ellos se ven como un foco amarillo en el mediano y largo plazo.

Así, ha señalado en diversas ocasiones, tendrán que tomar decisiones que pasan por redefinir su nicho y sector de mercado, capitalizarse o simplemente cerrar de una manera ordenada.

La entrada en vigor de Basilea III en los hechos sí mejora la calidad de información, lo que debe tender, al menos desde el punto de vista teórico, a disminuir los riesgos de mercado que pueden generar una crisis sistémica en el sector bancario.

Ciertamente ofrece mejores condiciones para prever los riesgos en que pueden incurrir las instituciones en particular y el sistema en su conjunto. Sería una necedad, que no es compartida por nadie, decir que las reglas de Basilea III no sirven para México o no tienen ventajas reales.

La gran discusión, que fue omitida groseramente por la autoridad financiera, es la forma en que se aplica. Es necesario establecer que las decisiones que se toman en Basilea son de aplicación para todas las naciones que forman parte del acuerdo y en prácticamente todo el mundo se ha decidido por una vía de gradualidad, entre otras cosas por la crisis que azota a algunos de los sistemas financieros más desarrollados.

Los miembros de la Asociación de Bancos de México, presidida por Jaime Ruiz Sacristán, no se han opuesto a su aplicación, sino que han pedido una vía que dé más tiempo para cumplir con la norma, puesto que hasta el momento no les han demostrado que de no entrar en vigor se generaría un riesgo sistémico.

Por el contrario, implementar las medidas de la forma que ha impuesto la CNBV sí implica problemas para algunas instituciones y para el sistema, puesto que podría inhibirse el otorgamiento de crédito.

No debe olvidarse que si bien parecería no haber razones para el debate, Enrique Peña Nieto ha dicho que los bancos no están otorgando la cantidad de crédito que se requiere y de ahí que haya adelantado que piensa hacer reformas en la operación de la banca de desarrollo.

Si Banxico y la CNBV creen que hay un riesgo sistémico que no se está apreciando debidamente por el mercado y que se solucionaría con la aplicación de Basilea III , pues lo justo sería que lo dijeran.

No sería necesario que lo hicieran de una manera pública, sino sería suficiente que lo hicieran con los banqueros a quienes sorprendieron, puesto que mientras se hablaba con la autoridad y el equipo de transición se publicaron las reglas en el Diario Oficial de la Federación.

Es claro que no disminuirán ostensiblemente los riesgos al sector financiero. Que no mejorará la calificación de los bancos. Vamos, ni siquiera le darán una medalla a los reguladores mexicanos.

Segunda

Una vez aclarado el primer cuestionamiento en el sentido de que sólo disminuye marginalmente la posibilidad de un riesgo sistémico, que no implica ni mejor calificación para los bancos mexicanos entendida como la posibilidad de obtener líneas internacionales a menores precios o, en el extremo, que se valore mejor a la autoridad mexicana, habrá que preguntarse quién cree que gana con esta imposición que, de entrada, generó gran tensión entre los bancos y la autoridad.

En otras entregas le hemos informado que Carstens tiene una suerte de obsesión por evitar una crisis bancaria durante su administración. Durante su gestión ha ido tomando todas y cada una de las atribuciones que tiene el banco central para tener el mejor control posible.

Por momentos se le ha cuestionado si está tomando atribuciones que le corresponden a la CNBV, aun cuando él lo ha negado una y otra vez, puesto que jamás ha pasado más allá del marco de la ley.

Entonces, la pregunta es quién cree que gana con esta imposición. Entre los banqueros hay quienes aseguran que la imposición de Basilea III en México a espaldas de las negociaciones con el gremio tiene que ver directamente con Guillermo Babatz.

Unos dicen que se trata de una forma de seguir la moda de Felipe Calderón de hacer cambios a leyes y reglamentos que no serán operados por ellos. Otros más que se trata del cumplimiento de una meta personal. Algo así como su legado.

Sin embargo, los más perversos creen que sus fines son mucho menos elevados. Algunos dicen que está tratando de usarlo para buscar un lugar en la junta de gobierno del Banco de México, lo cual suena muy difícil puesto que si bien es cercano a Carstens, el gobernador no hace las postulaciones.

También apuntan a que podría estar buscando un cargo internacional. Dicen que en su mente le parece un gran dato en su hoja de vida poner que fue el primer regulador en el sistema financiero mundial en imponer las reglas de Basilea III.

Sea como sea, es muy difícil suponer que este hombre se mantenga dentro de la CNBV a partir del sexenio que comienza la próxima semana y será su sucesor quien tenga que operar el asunto.