Pendientes en materia tributaria para el nuevo gobierno

Mucho se ha hablado del legado que deja Felipe Calderón en materia económica. En un sexenio afectado por la crisis económica mundial más grave desde la Gran Depresión, el país se queda con finanzas públicas sanas e indicadores macroeconómicos fuertes, pero en ámbitos como el incremento de precios, ingreso real de las familias y combate a la pobreza, el resultado no es alentador.

Uno de los grandes pendientes que deja la administración calderonista es la ausencia de una reforma fiscal integral que ayudara a reducir la dependencia de los ingresos petroleros y aumentara la base de contribuyentes, especialmente a quienes se encuentran en la economía informal.

Los ingresos petroleros pasaron de contribuir 38% del total de los ingresos presupuestarios en el 2006, a 33.7% en el 2011. Sin embargo, es importante notar varias cosas: los ingresos obtenidos de Pemex muestran pocos cambios, al iniciar el sexenio con una aportación de 14% al total y terminando en 12.4%, con datos hasta septiembre de este año. Mientras que los ingresos por derechos a los hidrocarburos prácticamente no cambiaron; en 2006 representaban 25.5% del total, y en 2011, 26 por ciento.

¿Entonces por qué notamos un descenso en la contribución de los impuestos petroleros al total? Los datos parecen sugerir que se debe a un aumento en lo que deja de ingresar por Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) de gasolinas y diesel. En el 2006 su contribución al total era de -1.87%, mientras que en 2011 alcanzó -4.5% y en lo que va de 2012 registra -5.9 por ciento.

En tanto, los ingresos no petroleros representaban 62% del total en el 2006 y terminarán el sexenio aportando alrededor del 67 por ciento. La carga sigue recayendo sobre los ingresos obtenidos por Impuesto Sobre la Renta (ISR), el cual se elevó de 19.8% en el 2006 a 22% en el 2011; la recaudación del IVA, que se ha mantenido alrededor del 16 y 17%; y los ingresos de organismos y empresas distintas de Pemex, contribuyendo con el 17% a lo largo del sexenio, aproximadamente.

Los dos nuevos impuestos introducidos por la administración de Calderón han ayudado a aumentar la recaudación hasta cierto punto. El Impuesto Empresarial a Tasa Única empezó a recaudarse en el 2008, contribuyendo con 1.63% al total de los ingresos presupuestarios, y ha decaído su participación, llegando a 1.44% el año pasado.

Por otro lado, el Impuesto a Depósitos en Efectivo (IDE), creado en el mismo año, que pretendía recaudar de parte de la economía informal, contribuyó con 0.62% del total en el 2006 y cayó hasta una participación de -0.26% en el 2011. En parte, porque el IDE es acreditable contra el ISR para las instituciones financieras que lo retienen.

A pesar de los avances macroeconómicos, la recaudación en México es uno de los grandes pendientes de los gobiernos panistas. Como bien dijo el FMI en su evaluación anual, el nuevo gobierno deberá enfocarse en reducir su dependencia de los ingresos petroleros y buscar otras fuentes de ingresos, especialmente por el lado del consumo y la economía informal. ¿Seguirá el gobierno peñista la recomendación de la OCDE de un impuesto al consumo general o continuará evadiendo este tema por motivos políticos?