David Páramo

Análisis superior

David Páramo

7 Feb, 2013

La difícil verdad

La mentalidad promedio de los mexicanos nos lleva a creer que somos expertos en todo, que al mismo tiempo podemos ser entrenadores de la Selección Nacional que peritos en explosiones o que, por obligación, debemos dudar de cualquier versión que no se ajuste a nuestras ideas preconcebidas.

Asumimos, siempre citando experiencias del pasado en las que creemos que fuimos engañados, que quienes gobiernan el país (sin importar partido o situación) son mentirosos compulsivos dedicados a trabajar para una conspiración superior de entes que no existen pero que odian al país.

Andrés Manuel López Obrador, como una gran cantidad de líderes populistas en la historia, ha obtenido una gran rentabilidad al usar políticamente este tipo de referencias comunes.

Adolfo Hitler no inventó los mitos de la supremacía aria o las demás mentiras que se tragó una buena parte del pueblo alemán antes de la Segunda Guerra Mundial, sólo las sistematizó y utilizó a favor de su proyecto.

El líder de Morena habla siempre de la mafia en el poder, de los de arriba, de los de siempre. Jamás explica a quiénes se refiere, pero hace creer que todos los que se oponen a él lo hacen con intención.

En otros ámbitos, la inmensa mayoría de quienes pierden un proceso judicial suponen que el Poder Judicial actúa por consigna de un poder superior. Que todas las actuaciones de las policías en contra de ciertas personas tienen que ver con una consigna o una venganza política.

Esta forma de vivir, creer que el país es rehén de una serie de conspiradores, impide que las investigaciones sean creídas por la autoridad.

El gobierno de Enrique Peña Nieto ha tomado una actitud particular luego de la explosión en uno de los edificios del complejo corporativo de Pemex. No sólo han abierto la investigación sino que, además, invitan a cualquiera que dude de los peritajes a que lleve a sus propios peritos.

La Procuraduría General de la República, encabezada por Jesús Murillo Karam, tiene claro que su misión es mostrar la verdad histórica y jurídica de lo que sucedió el jueves de la semana pasada y que causó la muerte de 37 personas; sin embargo, no esperan que esta versión sea popular.

Hasta donde van las averiguaciones parecería que se trató, como todos los accidentes, de una suma de errores y descuidos. Por un lado, un edificio construido en 1969 que no recibía el debido mantenimiento y que los encargados de dárselo no seguían las normas mínimas de seguridad y de sentido común.

Hablar de cualquier otra cosa es francamente absurdo e irresponsable. Es mantener esta cultura que tanto daño le ha hecho al país de creer en conspiraciones y secretos que son, en la inmensa mayoría de los casos, absurdas y ridículas mentiras.

Tristemente, el quedarse con las teorías de la conspiración impide ver la realidad. Hay legisladores buscando obtener una tajada política de la situación y de ahí que exijan comparecencias. Más allá, no faltan los que quieren cobrar venganzas personales como pedir la comparecencia del ex secretario del Trabajo, Javier Lozano, con argumentos francamente idiotas.

Otros más pretenden descubrir al estilo CSI o como si fueran Julia Roberts en El Informe Pelícano fallas en la investigación.

Para que las muertes y el dolor no sean inútiles luego de esta tragedia, se deberán aprender
lecciones mínimas de sentido común y operación.

En lugar de pensar en conspiraciones pregúntese:

¿En mi empresa todos los procedimientos se hacen dando prioridad a la seguridad?

¿Los trabajadores de mi empresa están debidamente capacitados o prefiero ahorros mal entendidos con outsourcing de dudosa capacidad?

¿Existen planes de contingencia en su empresa en caso de una tragedia?

El sismo que azotó a la Ciudad de México en 1985 no sólo cambió las reglas de construcción en la capital, sino que también creó la cultura de la prevención de riesgos y la necesidad de tener procedimientos de protección civil.

La crisis bancaria de mediados de la década de los noventa generó una banca más sólida y responsable en el otorgamiento del crédito, así como instituciones como la Condusef y las áreas de atención especializadas en los bancos.

¿Qué se aprenderá de la tragedia de Pemex?

Pretexto

El terremoto y tsunami que afectó a Islas Salomón, a no dudar, será utilizado por Fides para tratar de justificar que no tienen (nunca los han tenido) los recursos suficientes para capitalizar a Mexicana de Aviación.

No debe olvidar que este grupo de fantoches alguna vez dijo que tenían los recursos para capitalizar y más a la fallida línea aérea con recursos denominados en la moneda de aquella isla.

Sin embargo, no son los únicos. Med Atlántica ya inventó un nuevo drama, según el cual la juez les debe aceptar la documentación que entregaron en forma extemporánea para capitalizar a la empresa, puesto que tuvieron dudas de cómo contó los días la juez Edith Alarcón.

No se necesita ser muy inteligente para darse cuenta de lo que realmente está pasando. Se trata de dos grupos sin recursos que sólo quieren dilatar el proceso a favor de Gastón Azcárraga y los marranos que siguen cobrando sin trabajar.

Ridículo

Luis Walton trató de muchísimas maneras de convertirse en presidente municipal de Acapulco. Quienes finalmente le dieron la mayoría suponían que se trataba de un empresario bien intencionado que, además, tendría capacidad para relanzar al principal puerto del país.

Hoy es evidente que este hombre no tiene capacidad como presidente municipal. No comprende su responsabilidad financiera como mandatario ni tampoco como garante de la seguridad de habitantes y vecinos.

Calificadoras

Ayer le informamos sobre la necesidad de revisar la forma en que operan las calificadoras de valores. Algunos opinan que el problema es que se trata de una regulación internacional y que, por lo tanto, la CNBV tiene realmente pocas herramientas.

Sin embargo, esa sólo es una posición para evadir el problema, puesto que sí podrían realizarse cambios a las leyes por parte de la CNBV o del Banco de México.