Fallas de mercado y de gobierno: Paradigmas

Una economía mixta es aquella en la que algunas actividades económicas son realizadas por empresas privadas y otras por el gobierno. México es un ejemplo de este tipo de economías, pues si bien algunas industrias son operadas por el sector público, como el petróleo y la electricidad, otras son llevadas a cabo por particulares.

En la actualidad, los países con mayor libertad económica (entendiéndose ésta como la autonomía material del individuo en relación con el Estado u otros grupos organizados) son Hong Kong, Singapur y Australia; en tanto que Corea del Norte, Cuba y Zimbabue se ubican en las últimas posiciones de la tabla. Por su parte, México se ubica en la posición 50 de 177 países. (Para consultar el índice completo, siga este link)

Actualmente existen diversas posturas sobre cuál debe ser el nivel de injerencia del gobierno en las actividades económicas. Sin embargo, esta discusión tiene orígenes más antiguos. En el siglo XVIII, los mercantilistas promovían la intervención del gobierno para que éste motivara el comercio, pues para este grupo de pensadores la actividad comercial era el medio por excelencia a para lograr aumentar la riqueza. Cabe aclarar que para ellos la riqueza consistía en la cantidad de oro dentro de la economía, por lo que buscaban mantener una balanza comercial positiva, es decir, que se exportara más de lo que se importaba y que se disminuyera el consumo de bienes extranjeros para consumir los nacionales.

Dada la actitud proteccionista de los mercantilistas, Adam Smith escribió en 1776 “La Riqueza de las Naciones”, libro en el cual argumentaba la postura opuesta, él optaba por un rol limitado del gobierno en las actividades económicas. Para entender su posición, es necesario comprender la visión que Smith tenía de la economía y la manera en que ésta funciona. El hombre necesita de sus semejantes para subsistir, sin embargo, no es la benevolencia la que motiva la cooperación, sino el egoísmo. El interés privado causa que cada uno de ellos se dedique a aquella actividad para la cual es más hábil e intercambie sus productos por los que él  requiere. “Dame lo que necesitas y tendrás lo que deseas, es el sentido de cualquier clase de oferta”, dice Smith.

En otras palabras, cuando cada miembro de la sociedad hace aquello que es lo mejor para sí, simultáneamente está procurando los medios que les permitirán a los demás miembros de la sociedad estar mejor. Es claro entonces que la intromisión del gobierno solo distorsionaría las decisiones de los individuos.

Sin embargo, existen condiciones bajo las cuales “el mercado falla”, es decir, no distribuye los bienes de la manera más eficiente. A continuación ejemplificaré una serie de situaciones en las cuales el mercado no puede resolver de manera exitosa el problema económico:

Bienes públicos: en el retorno donde vivo hay un guardia que vigila la calle, la mayoría de los vecinos pagamos una cuota para que continúe el servicio de seguridad, pero hay algunos free-riders (gorrones) que no cooperan, pues saben que si un ladrón entra a la colonia, el guardia lo detendrá (o debería hacerlo), no va a preguntarle: “disculpe señor ratero, le pido que no robe las casas 1,3 y 6 porque ellos sí pagaron su mantenimiento, con las demás haga lo que desee”.

Externalidades: supongamos que una empresa contaminante se instala junto a una lavandería, como el humo de la empresa ensucia la ropa, ésta tiene que cerrar su negocio. De esta manera, se está produciendo más del bien que produce la empresa contaminante y menos ropa limpia de lo que sería socialmente óptimo.

Fallas de información: consideremos una situación en la cual una persona chocó su carro y lo quiere vender. Para poder venderlo al mejor precio posible, lo manda pintar y repara algunos desperfectos. Evidentemente, no le dirá al comprador el verdadero estado del vehículo. Así, el consumidor pagará un precio más alto por el bien, desviando recursos que le podrían dar mayor satisfacción en alguna otra actividad.

Podría seguir con la lista, pero creo que estos ejemplos ilustran las limitantes del mercado, la mano invisible no puede manejar todas las situaciones adecuadamente. Dado que el mercado ha fallado, ¿eso implica que debemos estar a favor de un completo control del gobierno en la economía? No, ya que el gobierno también falla. Joseph Stiglitz cita 4 causas de las “fallas del gobierno”

Información limitada: algunas consecuencias de ciertas políticas son difícil de predecir, por ejemplo, cuánto disminuirá la obesidad si se gravan los refrescos o cuánto aumentará la productividad en México dentro de 20 años si se implementa la reforma educativa.

Control limitado sobre las respuestas en mercados privados: el gobierno puede poner un impuesto a los refrescos, pero no así controlar lo que vayan a hacer las refresqueras.

Control limitado sobre la burocracia: el Congreso diseña las leyes, pero no así su implementación, la cual es realizada por otros órganos. El conflicto surge cuando los burócratas no tienen los mismos incentivos que los legisladores.

Limitaciones impuestas por procesos políticos: en una empresa, cuando un directivo genera mayores ganancias se queda en el puesto; pero si un servidor público hace bien su trabajo ello no implica que permanecerá ahí.

Así como el mercado tiene sus puntos débiles, el gobierno también tiene los suyos. Ninguno es un ente capaz, por sí solo, de asignar recursos eficientemente. Ambos deben trabajar conjuntamente para aliviar los problemas cuando el otro se halle en dificultades. Actualmente, el consenso radica en que los agentes privados deben estar en el centro de la actividad económica y cuando el mercado no pueda resolver algún conflicto de manera satisfactoria, entonces el gobierno debe intervenir solo si existe evidencia suficiente de que ello mejorará el bienestar de los individuos.

Si la pregunta es ¿mercado o gobierno?, yo respondería mercado y gobierno.