David Páramo

Análisis superior

David Páramo

15 Feb, 2013

Un banco, un voto

Independientemente de quién sea el presidente de la Asociación de Bancos de México, que deberá ser elegido el 5 de marzo, el simple método de elección es una revolución al interior de este gremio.

Por primera vez en esta asociación, que fue fundada en 1928, se realizará una votación en la cual se determinará quién de los candidatos es el que tiene mayores simpatías. Tradicionalmente se hacían consultas que, al final del día, tenían que ver con el estado de ánimo de los bancos más grandes; así se llegaba a lo que llamaban un candidato de unidad, que en los últimos tiempos se veía como una imposición.

Este esquema estaba fundamentado en que había acuerdos no escritos que datan incluso de los tiempos antes de la estatización bancaria, los cuales podían manejarse cuando este gremio tenía 18 participantes y eran muy claras no sólo las participaciones de mercado, sino que tenían preocupaciones comunes.

Después de la privatización bancaria se ha dado una expansión del número de instituciones. Hoy hay 43 miembros y en un plazo verdaderamente corto se llegará a media centena. Hay bancos de todo tipo. Especializados, ya sea por nicho o cobertura geográfica, por productos o por experiencia. Bancos que buscan sólo operaciones específicas y otros que tienen su corazón en la banca masiva.

Evidentemente los intereses son diametralmente diferentes. Hace cuatro años se tomó la decisión de hacer una agenda de temas comunes a todos y vicepresidencias para cada uno de los segmentos basados en el esquema de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.

Esta dispersión, aunada a los acuerdos no escritos, generó que grandes grupos de instituciones se sintieran no sólo desplazadas, sino ignoradas por los grandes de la ABM (que aportan la mayoría de los recursos de la asociación) a los que acusan de pretender usar la fuerza del grupo sólo para sus intereses.

Desde hace ya algún tiempo se pretendía llegar al esquema que fue aprobado ayer: Un banco representa un voto, independientemente del tamaño de la institución. En otras agrupaciones gremiales del mundo este esquema ha demostrado ser uno de los más eficientes, puesto que otorga una representación real.

Campañas

Como es público y sabido, el único candidato que se encuentra abiertamente en campaña es Luis Peña y en su contra está la posición encabezada por Guillermo Ortiz (y sin hacerlo público por algunos otros bancos), que está preocupado por un eventual riesgo reputacional por las denuncias legales suspendidas en Estados Unidos, toda vez que la matriz de HSBC llegó a un acuerdo extrajudicial por las acusaciones de lavado de dinero.

Hay quienes aseguran que no se trata de un asunto personal en contra del director de HSBC de México, puesto que él no sólo no participó en estas operaciones, ya que no trabajaba en el banco, sino que fue un factor fundamental para el reordenamiento.

Dicen que lo que preocupa es el riesgo reputacional; sin embargo, hay que recordar que hace dos años Banorte se opuso abiertamente a que Peña fuera presidente de los banqueros, en un movimiento que amenazó con ser un cisma al interior de la organización gremial.

Niño

Ayer le informábamos que el presidente de BBVA Bancomer, Luis Robles Miaja, no tiene ninguna intención de participar en la contienda y ni siquiera mantenerse como miembro del comité directivo de la ABM.

Su intención es concentrarse en las muchas actividades que tiene como presidente del consejo de administración del banco más grande del país.

Javier Arrigunaga no se encuentra en campaña y no se ha reunido con nadie, puesto que la decisión es concentrarse en la operación del grupo financiero Banamex, que incluye la operación de Aeroméxico, donde son el inversionista de mayor tamaño. Este hombre prefiere ocupar la presidencia dentro de un par de años, es decir, en el periodo siguiente.

Otro de los que se han llegado a mencionar es Luis Niño de Rivera. Sin embargo, el vicepresidente del consejo de administración de Banco Azteca debe ser totalmente descalificado, puesto que no tiene ningún interés de ocupar la presidencia.

Así las cosas, es claro que la contienda está entre Peña y Arrigunaga. No obstante, quizá más importante de quién presida el gremio los siguientes dos años es encontrar un esquema mucho más eficiente.

Indolente

Lo menos que puede decirse de Héctor Osuna como presidente de la Cofetel es que fue profundamente indolente. Trabajaba, si todo iba bien, de martes a jueves, puesto que el resto de los días se la pasaba entre San Diego y Tijuana. Tristemente ese no fue el peor rasgo de su gestión, puesto que en varias ocasiones mostró que le gustaba cargar los dados a favor de algunos de sus regulados.

Ahí están las omisiones que tuvo ante la solicitud de Telmex de dar servicios de video, lo cual ya derivó en la inhabilitación para desempeñar cargos públicos de algunos que eran sus más cercanos colaboradores. No olvide que el presidente de Cofetel también es el único responsable de la administración de este organismo.

Cuando dejó el cargo, muchos rumores corrieron en contra de que había negociado con el lamentable Juan Molinar Horcasitas (en aquel tiempo titular de la SCT) para, a cambio de su renuncia, esconder en el clóset los pecados de quien era el presidente de Cofetel. Bueno, pues ahora resulta que este hombre está de regreso. Es precandidato de la aberrante alianza PAN-PRD para contender por el gobierno de Baja California, en lo que cree sería la cumbre de su carrera profesional. Ojalá los electores no olviden su paso por la Cofetel.

Alianza

A finales del año pasado le informamos sobre la posibilidad, que parecía remota, de que Aeroméxico se hiciera de los activos de Mexicana de Aviación como una forma de rescate y el primer pero que se veía era la CFC.

Ayer se anunció una alianza entre US Airways y American Airlines para rescatar a la primera del Capítulo 11 de la ley de quiebras, que es muy parecida a la Ley de Concursos Mercantiles de México.