David Páramo

Análisis superior

David Páramo

28 Feb, 2013

El gran elector

Guillermo Ortiz Martínez se ha convertido en el gran elector dentro del sistema financiero: Impuso a Luis Téllez como presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, con penosos resultados, e impidió que Luis Peña lograra el consenso, lo que abre la puerta para que Javier Arrigunaga asuma la presidencia de la Asociación de Bancos de México.

Hay quienes ya dan por un hecho este nombramiento; sin embargo, parecería que todavía falta camino por recorrer. El director del Grupo Financiero Banamex no está dispuesto a pasar por un proceso de elección. Su condición es que sólo encabezará el gremio si es por consenso.

Debe recordarse que como parte del proceso para oponerse a Luis Peña se dijo que debería haber una elección, lo cual tranquilizó de gran manera a los bancos del sector A, es decir, los de menor tamaño y que son el núcleo de los que consideran que no hay una democracia real en este gremio, que siempre era la imposición de los tres más grandes y ahora es sólo de Banorte.

Ortiz Martínez asegura que no tenía nada personal contra Peña Kegel, sino que le preocupaba el riesgo reputacional para el gremio, pues hay acciones penales suspendidas en Estados Unidos en contra de HSBC. Es importantísimo tener claro que en los hechos no tuvo nada que ver el director de ese banco en México y es un asunto internacional.

Llevó esta preocupación hasta los más altos niveles mundiales de HSBC aprovechado su condición de ex gobernador del Banco de México. Es claro que no le hicieron caso porque Peña Kegel no retiró su candidatura.

De ser cierta esta versión, valdría la pena preguntarse qué sabe Ortiz Martínez que tanto le preocupa y que pueda poner en riesgo al sistema financiero mexicano. En este sentido, algunas fuentes señalan que existe algo más que incomodidad en Banco de México no sólo por este ruido innecesario, sino por la imposición por parte del antecesor de Agustín Carstens.

Hay quienes, tratando de justificarlo, dicen que se trata de una posición digna de tomarse en cuenta. Que no se trata de un pleito personal ni único, puesto que hay otros que están preocupados por ese riesgo reputacional; sin embargo, a nadie se le olvida que hace dos años también se opusieron y todo apuntaría a un pleito heredado en contra de quien fuera director de Banorte.

Entre los bancos grandes, que siempre han tomado la decisión, se trabaja en encontrar un consenso y que los pequeños se convenzan de la importancia de la unión gremial o se aguanten.

El riesgo es que muchos de los miembros de la ABM, que han buscado una organización más democrática, quieren la elección. Dicen que sería una farsa digna de un sindicato de mala fama no cumplir
con lo que se había acordado.

Los grandes pretenden evitar esta votación, puesto que tendrían que justificar cómo el único de los que se inscribió ya se retiró oficialmente. Saben que si hacen la elección corren el riesgo de que Peña pudiera ganar o estar cerca de la mitad, lo que sería un mensaje fuerte y claro en contra de la falta de representación.

Para agravar la situación dentro de la ABM como un organismo poco democrático, dos de los hombres que han sido fundamentales para mantener la unidad del gremio, Luis Robles Miaja y Luis Niño de Rivera, dejarán sus cargos de la ABM y existen prácticamente nulas posibilidades de que se mantengan.

El presidente del consejo de administración de BBVA Bancomer considera que cuatro años como los que ha tenido en el comité directivo son demasiados y que es tiempo de que llegue otra persona. Además, considera que debe concentrarse mucho más en sus labores al frente del banco más grande del país.

El reciente nombramiento de Niño de Rivera como director general de Banco Azteca le exige estar mucho más pegado al día a día de esta institución. Entre los bancos de su sector se dice que obtuvo lo que nunca para ellos y que su espacio será difícil de llenar.

Confirmación

Desde la semana pasada cuando publicamos que dentro de las iniciativas, no elaboradas por los iluminados por el rencor, había la intención de tomar medidas en materia telefónica similares a las que usó el gobierno de Estados Unidos en la década de los setenta con ATT, es decir, dividirla para promover una mayor y mejor competencia.

De hecho, ayer mismo publicamos que entre las iniciativas que se están ventilando para el sector de las telecomunicaciones hay una que plantea que ninguna empresa del sector pueda tener una concentración superior a 35 o 40% del mercado.

Ante estas informaciones no faltaron los que viven inventando conspiraciones que no son más que mentiras y rollos, quienes dijeron que era una estrategia del monstruo de dos cabezas; sin embargo, ayer uno de los comisionados de la Cofetel, José Luis Peralta, habló de que en la Ley Federal de Telecomunicaciones debe considerarse la desincorporación de activos, lo que consideró un proceso complejo pero que debe ser analizado.

Traidor

Gustavo Madero, líder nacional del PAN, es tan pequeño que en sus declaraciones sobre la detención de Elba Ester Gordillo no perdió la oportunidad de lanzar tierra a la administración de su compañero de partido, Felipe Calderón.

Este hombre, en lugar de andar dejándose guiar por los iluminados del rencor y estar obsesionado por la reforma a las telecomunicaciones, debería saber que gran parte de quienes votaron por su partido en las dos elecciones presidenciales que ganaron se alejan irremediablemente por la manera absurda que se han acercado al PRD y la mezquindad que tienen con su historia.

Madero, a quien el cargo le está quedando gigante, poco o nada puede ya prometer en el Pacto por México, puesto que cada vez son más grandes los sectores de su bancada que no lo están siguiendo por su actitud miserable.

Él no puede garantizar que los senadores del PAN voten como piensa, especialmente en temas como las telecomunicaciones.