David Páramo

Análisis superior

David Páramo

8 Mar, 2013

Por una Cofetel fuerte (II)

A pesar de que se trata de una verdadera barbaridad que irá en contra de los usuarios de las telecomunicaciones, hay quienes están aferrados a debilitar todavía más a la Cofetel, creando un instituto de telecomunicaciones que dizque será ciudadano cuando, en realidad, será botín de los partidos.

De hecho, hay quienes temen que el PRI acceda a esta barbaridad por un gravísimo error de cálculo, en el cual creen que mantendrán el control de ese instituto y que darán una muestra de buena voluntad hacia la izquierda y a Gustavo Madero que, a diferencia de su ancestro, pasará a la historia por traidor.

Quienes dentro de la administración de Enrique Peña Nieto y el PRI están dispuestos a dar estas migajas de poder consideran que podrían ganarse el favor para otras reformas como la hacendaria y energética cuando, en realidad, quienes están atrás de esto no sólo son desleales, sino que su mira no apunta más arriba.

A pesar de que los organismos internacionales de telecomunicaciones y la OCDE recomiendan que el regulador sea un organismo netamente técnico e independiente de presiones políticas, que los países más exitosos siguen este esquema, la politización de la Cofetel sería un freno para el sector.

El Presidente de la República no debe perder el control sobre un organismo del gobierno a favor de los usuarios de telecomunicaciones y del propio desarrollo del sector. De hecho, mantener la paciencia reportaría muchos mejores resultados.

Una parte de la lectura es que los funcionarios de la Cofetel y la Comisión Federal de Competencia, a la que también tratan de mutilar en su pleno, es que los comisionados fueron puestos por gobiernos de Acción Nacional.

De entrada, la simple presentación de esta mentalidad se convierte en un freno para la operación de estas dos comisiones. Es difícil que alguno de los comisionados tome una decisión importante (en el caso de la Cofetel la licitación de los canales de TV abierta, por ejemplo) cuando saben que se han convertido en poco menos que una ficha de cambio en el juego de la grilla.

Lentitud

En segundo término, cuando se presente la iniciativa (que ya no fue ayer) no correrá con gran rapidez en el Congreso de la Unión.

El presidente de la Comisión de Comunicación del Senado de la República, Javier Lozano, no sólo logró ya un acuerdo en el cual esta iniciativa sea vista como urgente y la mandarán a la cola, sino que realizarán foros en los cuales se valorarán las más de diez iniciativas que ya fueron enviadas al Congreso, incluida la de este legislador del PAN, quien está totalmente enfrentado al traidor de Madero.

No nos detendremos a realizar un análisis sobre las capacidades técnicas de todos los comisionados. Quizá una lectura más precisa es establecer que durante la actual administración el Presidente podrá renovar prácticamente la totalidad de los plenos de ambos organismos.

En año y medio podrá hacer el nombramiento de los presidentes de ambas comisiones. En su sexenio podrá nombrar a tres de los cinco comisionados de la Cofetel y cuatro de la CFC. En realidad es mucho mejor estrategia hacerlo así que tratar de inventar nuevamente el agua tibia para crear un instituto que no tendrá ninguna operatividad real.

Es necesario que se vea el panorama completo. Un instituto presuntamente ciudadano, pero que sus representantes serían propuestos por los partidos políticos sería una versión mucho más ineficiente que el IFE.

Necesariamente perdería sus condiciones técnicas, puesto que los comisionados no responderían a decisiones técnicas sino a la agenda de sus partidos políticos que no es, en modo alguno, la de la sociedad.

Usar a las telecomunicaciones como un arma de control político no sólo va en contra de su desarrollo, sino de la democracia.

Nombrar a supuestos representantes de la sociedad civil es otro absurdo. Es muy común ver cómo dizque expertos se venden por 15 mil pesitos mensuales y se ponen al servicio de grupos de presión. Hay muy pocos que valen la pena y han sido estigmatizados como Gerardo Soria, quien ha jugado un papel destacadísimo en buscar una Cofetel mucho más eficiente y transparente.

Resultados

Los simplones de siempre creen que la oposición a que Luis Téllez sea reelegido como presidente de la Bolsa Mexicana de Valores es un capricho sólo de una emisora. Que no pueden ni deben aceptar la molestia de Grupo Elektra en contra del presidente de este organismo.

Se harían un favor si investigaran un poco. Hay molestia en algunos por la forma en que Guillermo Ortiz y otro grupo impulsaron al ex funcionario público, pero eso se convierte en secundario si se consideran los pésimos resultados que ha tenido la BMV como negocio.

Mientras que los gastos han crecido a doble dígito, la utilidad para los accionistas ha menguado considerablemente. Quienes se oponen a que Téllez sea reelegido no lo hacen por un capricho absurdo o un tema de hígado. Están molestos porque el negocio simple y sencillamente no marcha bien.

Lectura

Hay quienes han leído verdaderamente mal el anuncio de la Sedatu y Sociedad Hipotecaria Nacional, en el sentido de ofrecer garantías a los bancos sobre primeras pérdidas para disminuir el riesgo de los constructores de vivienda como un programa de rescate.

El cambio de la política en vivienda no fue lo que afectó a las cinco constructoras que cotizan en la BMV, sino un profundo cambio en el modelo de negocios que se registró desde hace cinco años, por lo menos, donde las empresas comenzaron a depender excesivamente de los subsidios gubernamentales.

Bastaría que se viera el capital contable con respecto a su valor de mercado desde antes de que Enrique Peña Nieto tomara posesión como Presidente de la República.

Se trata de un programa muchísimo más amplio que tiene que ver con las más de 800 constructoras que operan en el país, muchas de ellas que se están beneficiando con el cambio de política gubernamental.