David Páramo

Análisis superior

David Páramo

10 Abr, 2013

Aeropuerto en Hidalgo

Uno de los temas que están pendientes en la agenda del gobierno de Enrique Peña Nieto es la reestructuración del transporte aéreo en la zona del Valle de México y sus alrededores.

Si algo han dejado claro desde el equipo de transición es que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México es insuficiente y que se tienen que tomar
medidas de largo alcance.

Hasta el momento, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes ha ordenado una serie de acciones logísticas que tienen como objetivo hacer más eficiente la operación de la terminal, especialmente en horas pico.

Se están disminuyendo los tiempos entre operaciones y despegues, así como la distancia entre las aeronaves, sin que esto implique riesgos en la seguridad. De hecho, los márgenes todavía son bastante holgados.

También se están poniendo algunos incentivos para que las aerolíneas aumenten sus operaciones en el aeropuerto de Toluca, el cual tiene una gran infraestructura y vías de comunicación; sin embargo, está terminal tiene limitaciones serias de operaciones, entre otras por la
elevación sobre el nivel del mar.

Así las cosas, la actual administración tiene claro que es necesario construir una nueva terminal aérea. Desde hace muchísimo tiempo se sabe que hay dos posibilidades viables.

La primera es ampliar la terminal de Texcoco, pero esta alternativa no únicamente implica un elevado costo, grandes problemas técnicos y al mismo tiempo no garantiza los resultados que se estarían buscando.

La otra alternativa es la de Tizayuca, en Hidalgo. Quienes se oponen a esta alternativa aseguran que tiene problemas con el espacio aéreo, puesto que interferiría con la operación de la base aérea de Santa Lucía. Evidentemente no existe ninguna posibilidad de mover esta base militar, puesto que es fundamental para la seguridad nacional; sin embargo, también es un hecho que no plantea problemas de uso del espacio aéreo y que perfectamente podría coexistir con un
aeropuerto en Tizayuca.

Es importante recordar que cuando el frívolo gobierno de Vicente Fox trató de hacer un aeropuerto consultando a los patos, el gobierno de Hidalgo compró los terrenos para evitar especulaciones de precios y otros problemas como los que se registraron en San Salvador Atenco, cuando el incapaz Santiago Creel terminó negociando la ley con las consecuencias que ya se conocen.

Lamentablemente, este tipo no sólo sigue dentro de Acción Nacional, sino que es de los iluminados que están tratando de imponerse a sus propios legisladores en temas como la reforma a las telecomunicaciones.

Desde aquellos tiempos el gobierno de Hidalgo ya tenía un plan de desarrollo urbano que hoy hace muchísimo más sentido. De no existir la barrera natural del aeropuerto de Tizayuca hay una gran posibilidad de que la zona conurbada del Estado de México y Distrito Federal llegue a Hidalgo con grandes problemas.

De hecho, la construcción del aeropuerto podría ser una parte fundamental para la aplicación de ideas de desarrollo urbano como en las que ha venido trabajando la Sedatu, bajo el mando de José Carlos Ramírez Marín.

Mucho más allá de filtraciones o actos fallidos, pues la realidad es que la posibilidad de un aeropuerto en Hidalgo debe ser vista como uno de los hechos que se perfilan para ocurrir en el
futuro muy cercano.

Descarados

Excélsior dio a conocer que los partidos políticos tienen adeudos con el Estado por más de 200 millones de pesos por diferentes conceptos, entre los que destacan impuestos, prestaciones sociales a sus trabajadores como Infonavit, Fonacot, Seguro Social.

Es realmente inaceptable que todos los partidos políticos (señaladamente el PRD y Movimiento Ciudadano) no sólo se financien con los recursos del erario, pero que no cumplan con sus obligaciones ante diferentes dependencias.

Estas omisiones, francamente indebidas, hablan de una forma de actuar incorrecta, considerando que se encuentran por encima de las obligaciones que deben tener el resto de los mexicanos. Con qué cara pueden ver a la ciudadanía, cuando no cumplen ni con sus propios trabajadores y con el erario.

Estos mismos partidos son los que, a través de sus legisladores, levantan el dedo flamígero en contra de los evasores fiscales y la informalidad. Hace no mucho tiempo el PRD fustigaba a las empresas que, según ellos, pagan muy pocos impuestos a pesar de que lo hacen en el marco de la ley, cuando ha quedado demostrado que ellos no cumplen con sus obligaciones frente al Estado.

Competencia

Sólo los muy profundamente desinformados pueden creer que no hay competencia bancaria, que las instituciones de crédito son una suerte de gran cártel (con más de 43 miembros) que se ponen de acuerdo para tener altísimas ganancias.

Quienes creen que hace falta competencia bancaria deberían informarse bien y darse cuenta de que se trata de uno de los sectores más dinámicos y competidos de la economía, no sólo por el número de participantes, sino por el
tamaño de los mismos.

Hay quienes tratando de desvirtuar este argumento dicen que 80% de la banca está concentrada en los primeros seis bancos del país. Sin embargo, no pueden responder cuando se les pregunta qué otro sector de la economía tiene tantos participantes peleando por un porcentaje similar.

La competencia en la banca es despiadada y en la cual los primeros lugares tienen que ser defendidos con todo. Hace unos días le informamos del anuncio de BBVA Bancomer, encabezado por Luis Robles Miaja, que realizarán la inversión más grande en infraestructura de la historia mexicana durante los próximos tres años.

HSBC, que vivió una profunda transformación desde la llegada de Luis Peña, también anunció oficialmente que remodelarán todas sus sucursales con parte de los 500 millones de dólares del aumento de capital que, en su momento, le dimos a conocer en exclusiva.

Adicionalmente lanzaron una oferta hipotecaria que, a no dudar, ya está moviendo al mercado. Se trata de un crédito hipotecario con una tasa fija a 20 años de 8.7%, un CAT de 10.4%. No sólo se quedan ahí, puesto que además están ofreciendo comprar cartera hipotecaria que se tenga con
otros bancos.