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Un minúsculo ex territorio británico en el Caribe de sólo 15,000 habitantes, Anguilla, está entre los más pequeños de los 209 miembros de la FIFA, el organismo que rige al futbol soccer. Su equipo nacional se clasificó en el sitio 206 en el mundo, sólo por encima de los de Bután, San Marino y las Islas Turcos y Caicos. Desde su primer partido en 1997, ha jugado 28 partidos y ganado sólo dos.
Eso no es por falta de atención por parte de “la familia FIFA”, como el presidente de la organización, Sepp Blatter llama a su desacreditada organización.
Aparte de los 250,000 dólares anuales de inversión en futbol que la FIFA da a Anguilla, como a todos los otros miembros, en 2003 la federación local recibió subvenciones de 650,000 dólares para construir un centro de entrenamiento en The Valley, la capital de la isla. En 2010, Blatter fue a Anguilla para inaugurar el centro, el cual, según FIFA, comprendería un campo con cerca de seguridad, iluminación artificial y unas gradas con oficinas y vestidores.
Los visitantes esta vez encontraron unas gradas pequeñas con una cerca oxidada y rota. Gallinas picotean en el campo disparejo y plagado de maleza y las oficinas están vacías y aparentemente no son usadas, ya que sus computadoras siguen envueltas en plástico. No hay indicio alguno de los dormitorios, gimnasio, cafetería y aulas que supuestamente se construirían con 500,000 dólares adicionales concedidos en febrero de 2011.
Raymond Guishard, jefe de la Asociación de Futbol de Anguilla, no respondió a las preguntas sobre cómo se gastó el dinero. Un portavoz de FIFA dijo que “las obras de construcción se han retrasado debido a la fuerza laboral limitada en la isla”, e insistió en que “constantemente monitoreamos” las actividades de las federaciones de sus miembros.
Sin embargo, este monitoreo parece particularmente superficial en el Caribe. La asociación de fútbol de Guyana, dirigida por Colin Klass durante 22 años, recibió 800,000 dólares en subvenciones para un centro de entrenamiento entre 2002 y 2006, pero no ha iniciado ninguna obra de construcción. La federación de fútbol en Montserrat, un territorio caribeño británico incluso más pequeño que Anguilla y con sólo 5,800 habitantes, recibió 788,139 dólares de FIFA a principios de la década del 2000 para lo que se dijo sería un “complejo” con reflectores y cercas. Google Earth sugiere que no hay nada más que un claro en el bosque.
Vincent Cassell, que dirige la asociación de fútbol de Montserrat, asistió a una reunión en Trinidad y Tobago en 2011, junto con Guishard y Klass, en la cual Mohamed bin Hamman, ex jefe de la asociación en Qatar, según denunció FIFA, ofreció 40,000 dólares a cada uno de ellos si votaban por él para reemplazar a Blatter en la elección presidencial de la FIFA de ese año. Éstas y otras denuncias resultaron, el año pasado, en la proscripción de por vida de Bin Hamman en la FIFA. Seis funcionarios caribeños recibieron proscripciones mucho más breves, y Guishard, Klass y Cassell recibieron una suspensión de 26 meses y multas de 5,450 dólares o menos. Guishard y Cassell están ahora de vuelta al frente de sus asociaciones locales.
FIFA continúa enviando cantidades de dinero comparativamente grandes a las asociaciones caribeñas, no todo el cual parece ser invertido en el desarrollo del futbol. En 2010 y 2011, en Anguilla y Guyana, un total combinado de más de un millón de dólares fue asentado en los libros contables como “bonificaciones” no especificadas.
Una vez más, al parecer, FIFA se ha anotado un autogol.
*RA
