David Páramo

Análisis superior

David Páramo

26 Abr, 2013

Mala suerte

El desayuno de prensa con el que dio inicio la Convención Bancaria tuvo un momento que parecía simplemente de color, una anécdota que hoy se ha convertido en una profecía cumplida.

Mientras se revisaba una gotera en el hotel Princess, esto hizo que los miembros del presídium tuvieran que separarse. Luis Niño de Rivera bromeó diciendo que ojalá la lluvia no separara a los banqueros.

Sin embargo, no fue la lluvia sino la forma en que eligen a sus directivos. La agenda del Presidente de la República y los caprichos de la exótica figura denominada Pacto por México.

Esta convención que se retrasó prácticamente un mes porque el Presidente de la República tenía ocupada su agenda, muestra ya claramente lo desunido que se encuentra este gremio. Directivos de bancos que tradicionalmente eran muy participativos han hecho lo mínimo posible. Luis Peña organizó su agenda de tal modo que llegara casi directamente a la inauguración y que tuviera el menor contacto posible para evitar momentos incómodos.

Sin embargo, no fue el único que por estrategia disminuyó su presencia. Banorte era famoso por su actividad entre los banqueros y hacia los medios de comunicación. De hecho, era común ver a Roberto González Barrera departir en el lobby del hotel sede con sus funcionarios. En esta ocasión Alejandro Valenzuela y Guillermo Ortiz Martínez parecería que diseñaron tener un perfil sumamente bajo en lo público. Habrá que ver cómo se desenvuelven los funcionarios de Banorte hoy.

Más allá de esta desunión y el tema del cambio de agenda que ha servido para explicar cualquier cantidad de cosas, hasta que no estuvieron las esposas de los banqueros promoviendo a sus fundaciones como tradicionalmente lo hacen en el desayuno de prensa, también los tiempos les jugaron una muy mala pasada.

Independientemente de lo que sí tenga la iniciativa de “reforma” financiera que, supuestamente se iba a presentar el martes pasado y se canceló por los caprichos de los miembros del Pacto por México.

Una y otra vez los directivos de la Asociación de Bancos de México son cuestionados sobre el contenido de esta iniciativa. Quizá la respuesta más clara ha sido la de Luis Robles Miaja, quien sigue siendo la figura más grande entre los miembros de este gremio, quien ha respondido que no se puede hablar de algo que no ha sido presentado ante los legisladores.

Incluso, es importante destacarlo, difícilmente se presentará pronto, puesto que el periodo de sesiones terminará en unos días más y dependiendo del humor de los partidos políticos parecería que sólo les alcanzaría el empuje para corregir la minuta a la ley de telecomunicaciones.

Así las cosas, se habla de algo total y absolutamente inexistente, que ha generado cualquier cantidad de suspicacias y movimientos extraños. Por algún momento corrió el rumor en este puerto que el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, cancelaría su participación para no hablar de la reforma financiera.

Esta versión, dicho sea de paso, tiene muy poco sentido, puesto que si asiste el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, es imposible pensar que no acuda su secretario de Hacienda.

Por si fuera poca la mala suerte, existe un clima de tensión en Acapulco derivado de posibles acciones de los miembros de la CETEG que, dicho sea de paso, parecerían estar bastante bien constreñidos por las fuerza federales.

Contagiado

Que Ricardo del Valle, líder de lo sobrecargos, diga mentiras es total y absolutamente normal. No se sabe bien a bien si esta inclinación es parte de lo que deben hacer los secretarios generales de ASSA (imagine, el último que se salvaba fue Alejandra Barrales, lo que demuestra que en el país de ciegos el tuerto es rey) o si se trata de un acto de desesperación.

Lo que resulta extraño es que Carlos Morineau, secretario general de ASPA, ya le esté jugando al perfecto y se una a la cadena de mentiras que tanto daño han hecho al sector de la aviación.

En la imaginación de estos dos líderes sindicales resulta que el nombre Mexicana de Aviación y la base de mantenimiento, conocida como MRO, son propiedad de los trabajadores o de la masa del Concurso Mercantil de una empresa que tiene las horas contadas antes de caer en la quiebra.

Peor aún, han propalado la idea, también falsa, que si se decreta la quiebra, como es lógico, y lo menos malo para los acreedores, se perderían también las mil 500 fuentes de trabajo que hay en MRO.

Se trata de una sarta de mentiras de muy baja estofa. Primero, es claro que la marca Mexicana de Aviación no forma parte de la masa del Concurso Mercantil porque el vividor de Gastón Azcárraga se la reservó. La base de mantenimiento tampoco, puesto que está fuera porque se trata de un negocio que no tenía problemas financieros y, de hecho, sigue manteniendo un buen nivel de operación.

Morineau y Del Valle propalan estas mentiras mientras que su compinche Miguel Ángel Yúdico dice que el gobierno tiene que pagarles los salarios caídos y quien sabe cuántas falsedades más. Uno de los grandes problemas de la aviación es, justamente, que sus líderes sindicales mienten a sus agremiados sin tocarse el corazón. Allá ellos que los eligieron.

Hueso

Sus amigos están repitiendo lo mismo. Que el presidente y director general de la BMV recurrirá el fallo en su contra del juez y que eso no le impide ejercer su cargo.

El presidente de la BMV ha sido señalado por un problema con una emisora.