Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

29 Abr, 2013

ABM: ¡cierre con corrección de expectativas!

Tres temas puntuales fueron suficientes para “recordar” a los integrantes de la Asociación de Bancos de México, que preside Javier Arrigunaga, de  Banamex, para que todos los asistentes a la ceremonia de clausura corrigieran expectativas sobre la aparente distancia entre banqueros y el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.

Luis Videgaray, secretario de Hacienda y Crédito Público, le cambió  la película a quienes —y eran la mayoría— expresaban su desencanto porque las formas cambiaron de tal manera que extrañaron que no hubiese sonado el Himno Nacional cuando el Presidente subió al estrado, el que no hubiese cenado con ellos, el que no hubiese hablado “en privado” lo que antes dicen en público durante la “tradicional Cena de Banqueros”.

¿Qué les recordó como muestra de cercanía? Que desde el primer día de la administración asumieron el revisar con objetividad y cuidado las objeciones planteadas por los representantes de la ABM al calendario y contenido de la aplicación de Basilea III en materia de obligaciones subordinadas, lo mismo que la circular de prácticas de venta de la CNBV, y ambos casos se ajustaron y resolvieron con base a argumentos sólidos.

La tercera fue algo que llama la atención. Dijo Videgaray que Arrigunaga, aún presidente electo, le puso a consideración algunos riesgos que puede tener el mercado mexicano y la formación de papel gubernamental y bonos, con la implementación de la Ley Volker (separación total) y dijo que la semana anterior, cuando fue a la reunión del FMI, se organizó un encuentro con autoridades del Tesoro y de la Fed, con las que se está tratando el asunto.

Lo que no se comentó es un tema que cada día preocupa a una parte del sector financiero y es el que, pese a cumplir plenamente con las reglas de lavado de dinero y conocer a tu cliente, además de respetar los límites que en materia de captación de dólares por cliente puede realizar la banca, no pueden exportar a Estados Unidos los dólares porque Bank of América, que aquí lleva Tito Vidaurri, sólo le toma el dinero a los grandes bancos como Bancomer, pero a los intermediarios de menor escala no.

El asunto es que la Secretaría revisó también el caso con lupa y el subsecretario de Hacienda, Fernando Aportella, ha organizado una serie de encuentros de la representación de ese grupo de bancos (que hoy lleva Daniel Becker, de Mifel, en lugar de Luis Niño, de Azteca), para que expusieran directamente el caso ante la Fed y el Departamento del Tesoro.

Hoy la sensibilidad está a todo y hay disposición de encontrar los mecanismos formales para que el translado de efectivo legalmente captado por esos bancos se conduzca por el canal institucional.

Yo sólo le puedo comentar algo más. Desde que se pusieron límites, ha crecido el mercado callejero de dólares, es un mercado muy grande que compra dólares y los vende con un diferencial enorme frente al mercado formal. Está muy ligado a centros cambiarios y, por su dispersión, es difícil de supervisar por la CNBV, de Jaime González Aguadé, e inclusive el SAT de Aristóteles Núñez.

En fin. El asunto es que Luis Videgaray tocó temas tan específicos que, cuando platicó la reforma financiera, disipó miedos. Nada por decreto, todo por argumento.

Al final, su clausura incluso fue simpática, aunque sí se extrañará el convivio del Presidente y el secretario.

De Fondos a Fondo

La decisión de la juez Edith Alarcón, que lleva el concurso mercantil de Mexicana de Aviación, parece enfilarse hacia la liquidación de la empresa aérea, pues evidentemente el administrador y el conciliador, Gerardo Badín, fue incapaz de demostrar que sus inversionistas fantasma, los pacman, existen.

Lo que parece raro es que los tres sindicatos —o al menos los trabajadores agremiados— no sabían de la merma que registra la masa de recursos para liquidarlos porque la prolongación del concurso y el sostenimiento de la administración de Badín costó mucho, sino que incluso desconocen que en la mesa del concurso no estaba incluida la marca Mexicana, cuando se lo escribí en diciembre comentándole que parecía algo premeditado que debería indagar la juez.

Lo cierto es que los cerca de nueve mil trabajadores que han esperado resolución están preocupados porque los dejaron sin la marca y ahora el abogado Jorge Gastélum les quiere chicanear el MRO, uno de los más importantes para la aviación comercial en América Latina, porque hasta ahora es el único con licencia internacional en el país, y lo peor es que fue el activo más “custodiado” por los trabajadores consentidos de don Miguel Ángel Yúdico. Está raro, ¿no?

Movistar México, que dirige Juan Abellán, lanzó una agresiva estrategia comercial con el objetivo de democratizar las telecomunicaciones en México, pues la oferta a la base de prepago para que por 100 pesos a la quincena o 200 al mes, es que puedan hablar y enviar mensajes ilimitados a toda la comunidad Movistar, tengan conexión ilimitada en Facebook, Twitter, WhatsApp, correo electrónico y minutos para hablar y mensajes a cualquier compañía en México, EU y Canadá sin costo de larga distancia. En realidad el plan es muy agresivo.

Tras la crisis que traen Geo, de Luis Orvañanos; Homex, de Eustaquio de Nicolás, y Urbi, que lleva Cuauhtémoc Pérez, se ha generado una especie de “bloqueo financiero” contra el sector de la construcción de vivienda. El tema es que la crisis que enfrentan las empresas que cotizan en Bolsa no se replica en el sector, pues al menos de 800 desarrolladoras inscritas en la Canadevi, 90% están sanas y, de pilón, construyen 80-85% de las viviendas del país, como Sadasi, Ruba, y otras.

Muchas de ellas incluso se fondean en el mercado de dinero y sus rangos de cumplimiento han y siguen siendo extraordinarios. Estos desarrolladores medios y grandes tienen una situación distinta a la de las empresas públicas, tanto en reservas, deuda, capital de trabajo, solvencia, bonos y calificación de deuda, pero ni la Sedatu, de Jorge Carlos Ramírez, menos la Conavi, de Alejandro Nieto, o la SHF, de Jesús Alberto Cano, logran articular una estrategia con la ABM y los bancos “atorados” para que lo que traen en la panza de GEO, Homex, Sare o Urbi no arrastre al resto del sector.