Industria de vivienda teme por su futuro

Inmersas en su crisis económica, las constructoras temen que la nueva política en este rubro afecte sus reservas territoriales
Economía -

CIUDAD DE MÉXICO.- Estamos a cuatro días de que se den a conocer las reglas de operación sobre la política de vivienda, y de que el futuro de las grandes compañías constructoras se decida.

Hace tres meses el gobierno de Enrique Peña Nieto dio a conocer en lo general la nueva Política Nacional de Vivienda, orientada al crecimiento ordenado de las ciudades y a la edificación intraurbana vertical, situación que hizo eco en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), provocando un descenso constante en la cotización de las desarrolladoras que conforman el índice Habita.

La razón es que las cinco vivienderas en bolsa (Geo, Urbi, Sare, ARA y Homex) se hicieron hace una década de grandes extensiones de tierra, que en conjunto serían aptas para la edificación de más de millón y medio de viviendas que ahora están en stand by, ya que de acuerdo con los especialistas, gran parte de esos terrenos están alejados de la ciudad y no cumplirían con los lineamientos de la nueva política, cuya característica principal es que las edificaciones se den dentro de las zonas urbanas.

“Aún no se sabe con exactitud qué proporción de las reservas territoriales de cada constructora será apta para la construcción en cumplimiento con la nueva política de vivienda. Sin embargo, prevemos que un buen porcentaje no podrá ser utilizado por estar en zonas agrarias, ya que se trata de terrenos que fueron comprados hace varios años en línea con las normas anteriores de edificación”, explicó a Excélsior Marco Medina, analista del Banco Ve por Más.

Ejes a seguir

De acuerdo con el discurso del presidente Enrique Peña Nieto, la política estará centrada en cuatro ejes: lograr una coordinación interinstitucional, impulsar el desarrollo sustentable, revertir el rezago en adquisición de inmuebles, y procurar vivienda digna.

Sin embargo, la falta de claridad sobre cómo se llevará a cabo este crecimiento en las ciudades, sumado a las políticas de la administración anterior sobre verticalidad y sustentabilidad en las edificaciones, así como a la caída en la demanda de compra luego de la crisis financiera de 2008, provocó una ola de incertidumbre en el sector, ocasionando a las vivienderas que cotizan en la BMV, además de una caída sobre sus acciones, bajas en sus calificaciones y un estancamiento en sus construcciones.

“Como consecuencia del plan de densificación y el menor ritmo de crecimiento esperado de la mancha urbana, los desarrolladores de vivienda tendrán que vender una parte de sus bancos de tierras existentes que no estén aptos para futuros proyectos”, dijo la calificadora Fitch una semana después de que se diera a conocer el plan de vivienda.

En ese entonces la agencia calificadora colocó bajo perspectiva negativa las calificaciones de Geo, Urbi y Homex, y aunque reconoció que el nivel exacto de la tierra que no sería apta para edificación era incierto, previó un menor flujo de caja para las desarrolladoras y presión ante el vencimiento de sus bonos de deuda.

Registros

Ante la incertidumbre generada por la utilidad de las reservas territoriales, la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi) anunció ante inversionistas reunidos en el Mexican Housing Day, que se llevó a cabo en Nueva York, Estados Unidos a principios de marzo, que se realizaría un Registro Nacional de Reservas Territoriales (Renaret) a fin de conocer que terrenos serían aptos para la edificación.

En este registro la cercanía con las ciudades y equipamiento urbano con que cuentan las reservas sería clasificados en cuatro polígonos, a fin de determinar las zonas aptas para la construcción habitacional y dar certeza sobre la asignación de los cinco mil 700 millones de pesos dispuestos para subsidios.

Hundidas en una deuda por 111 mil 992 millones  por la baja compra de casas, así como por la poca edificación ante la incertudumbre de las nuevas políticas a presentarse, las vivienderas han tomado oxígeno luego de que el pasado 6 de marzo el gobierno federal anunciara el programa de garantías al crédito para la construcción, a través de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).

Durante la presentación de este programa Garantía SHF, operado a través de la Sociedad Hipotecaria Federal, el titular de la Sedatu, Jorge Carlos Ramírez, afirmó que no es un rescate para las empresas que tienen problemas financieros.

 “No tiene ninguna característica de rescate, es un instrumento bueno que puede servirle a cualquier empresa del sector, pequeña, mediana o grande”, expresó.

Apoyo

Sin embargo, el programa de garantías al crédito, que cubre hasta 30 por ciento de las primeras pérdidas de portafolio que manifiesten las empresas, ha ayudado a que se mantenga el préstamo para continuar la edificación, a pesar de no pagar pasivos a los acreedores, principalmente bancarios.

Se espera que este 30 de mayo sean dadas a conocer las reglas de operación sobre la política de vivienda, que entrarán en operación en 2014, sobre las que se espera “primero que sean congruentes con los cuatro ejes delineados por el primer mandatario y segundo claridad para que las desarrolladoras realicen su reestructura lo más pronto posible y puedan continuar con su flujo de trabajo”, dijo Gene Towle, socio fundador y director general de Softec.

Sin embargo, parte de lo adelantado es que si habrá afectaciones en reservas territoriales.

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