Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

3 Jun, 2013

Estrategias de política económica ratifican expectativas favorables para México en 2013 y 2014

Los acontecimientos de la semana pasada evidenciaron que continuará una serie de acciones de política económica en México, además de las ya tomadas y las en proceso, que deberán ejercer sus efectos benéficos en el corto plazo, y determinar los resultados económicos tanto en 2013 como en 2014 y en adelante.

Sobresale el Plan Nacional de Desarrollo (PND), anunciado por el Presidente de la República, que sin duda modificará las tendencias económicas —de lento crecimiento— incrustadas en la economía nacional durante las últimas tres décadas, con tasas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) muy inferiores a las vividas durante todo el medio siglo anterior.

A diferencia de las acciones a veces aconsejadas, los resultados ya no dependerán tanto del gasto gubernamental, que ha venido requiriendo déficit gubernamentales y la generación de deuda pública, sino de elementos nuevos en los procesos productivos del país.

Por ejemplo, se creó el Consejo Nacional de Productividad, compuesto de empresarios, académicos, servidores públicos y participantes del sector obrero, con la tarea de “democratizar la productividad” y recuperar el dinamismo perdido, que en el pasado siempre fue parte del prestigio económico de México, que registraba —año tras año—tasas de crecimiento del PIB de algo más de seis por ciento anual.

México perdió su sabiduría de cómo crecer y ahora la tenemos que volver a aprender y aplicar, como la han demostrado en estos años los países del sureste asiático así como Corea y Taiwán, en el Oriente y Chile y Perú en nuestro Continente.

Una evidente manifestación de esa sabiduría perdida es el inmenso segmento de trabajadores que conforman la fuerza laboral y que provienen de la informalidad; representan más de la mitad de los trabajadores, tienen bajos niveles de productividad y ganan sueldos muy inferiores a los del sector formal, los que además gozan de los beneficios de la seguridad social.

De manera que, de no corregirse esas prácticas, que adquirimos hace poco más de una generación, seguiremos con bajos ritmos de actividad industrial y baja generación de empleos remunerativos, y también con las masivas importaciones de alimentos, que nos hemos visto obligados a comprar en el exterior, por la ineficiencia del sector agropecuario, cuando antes teníamos un sector rural mucho más activo y productivo; donde hoy sólo generamos pobreza extrema.

Esa conciencia de que necesitamos elevar nuestra productividad ya está rindiendo efectos.

De la posición 37 en la competitividad mundial, México ya escaló cinco lugares para situarse en el 32 de una clasificación de 60 países, entre ellos, siete latinoamericanos. Ahora estamos muy cerca del que ha sostenido ese liderazgo en nuestra región, Chile, que se sitúa en la posición 30 de los países evaluados.

México también clasificó en un nivel muy bueno en “desarrollo económico”, en “eficiencia gubernamental” y en “eficiencia en los negocios”, en los que avanzó seis y nueve espacios, para quedar en 29 y 33, respectivamente.

En contraparte, en educación e infraestructura tecnológica estamos entre los últimos lugares, en los sitios 57 y 52.

México es el segundo país latinoamericano posicionado, después de Chile, Estados Unidos, Suiza y Hong Kong, que ocupan los tres primeros lugares.

Este artículo refleja la opinión del autor y no necesariamente del colegio.
*Integrante de la Comisión Representativa ante Organismos de Seguridad Social del Colegio de Contadores Públicos de México y de PwC México.
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