Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

12 Jun, 2013

Un billón de pesos es creíble y sostenible

Se disipó uno de los “miedos” no revelados por analistas, intermediarios y economistas atentos al anuncio que realizaría el presidente Enrique Peña Nieto en relación al financiamiento que canalizarán las instituciones de banca de desarrollo en este 2013.

En primera, porque no se trata de un anuncio que pudiera implicar una locura política, ya que implica alcanzar un billón de pesos de crédito directo “y financiado mediante garantías” implicaría un aumento en 10.4%, porcentaje similar al que estiman se expandirá el crédito de la banca comercial en este año, esto es, poco más de tres veces el crecimiento esperado de la economía.

Ortodoxo diría la Asociación de Bancos de México, que preside Javier Arrigunaga. El Presidente lo denomina “abrir la llave del crédito de forma responsable”.

Sin embargo, para algunos de los empresarios, algunas de las cifras ofrecidas por los titulares de Banobras, Alfredo del Mazo; Financiera Rural, Carlos Treviño, Bancomext de Enrique de la Madrid y, Jacques Rogozinski de Nafin, no cuadran porque la diferencia entre crédito directo y crédito impulsado nunca ha sido muy clara, además de que algunas de las obras de infraestructura reseñadas pueden estar autorizadas, pero el inicio no ha implicado aún ministración de recursos.

Por ejemplo, en Banobras, el acumulado es de 21 mil millones de pesos más diez mil millones de Fonadin entre diciembre de 2012 y mayo de este año, que supone ha impulsado inversiones por 54 mil millones de pesos.

Los datos duros dibujan algo más. El boletín de banca de desarrollo que emitió la CNBV, que preside Jaime González Aguadé, a mediados de mayo, indica que a diciembre de 2012, la cartera de crédito en la banca de desarrollo se ubicaba en 460 mil millones de pesos y para el cierre de marzo de este año, el saldo era de 458 mil millones de pesos.

Eso implica que el crecimiento del crédito fue de 14 mil 700 millones de pesos en los primeros tres meses del año y, que la cartera vigente habría caído 0.4 por ciento.

Esos son datos de balance, pero no incluyen lo que “impulsa o detona”. De ahí la diferencia con la cifra que presentó el secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, al comentar que de diciembre de 2012 a mayo de 2013, se han otorgado más de 289 mil 300 millones de pesos en crédito directo y, se ha impulsado financiamiento por 219 mil 500 millones de pesos.

En la estructura, Banobras participa como con 50% del saldo del crédito que registra la banca de desarrollo, Nafin con 23.3%, Bacomext con 23.3% y Financiera Rural no computa en el boletín.

Ahora. En cuanto a garantías otorgadas: al cierre de sumaban –incluyendo Sociedad Hipotecaria Federal 79 mil 757 millones de pesos una expansión de 10.3% en la banca, pero que alcanzó 35.4% en el caso de Nafin en los primeros tres años, cayó en 2.2% en Banobras, Bancomext y la SHF.

Hecha la diferencia entre saldos y probablemente flujos, sí es creíble el compromiso impuesto ayer de alcanzar un millón de millones de pesos otorgados o inducidos.

Pero lo que yo destacaría es la política definida, más que la danza de cifras, que pueden cuadrar o no, cuando se define a la banca de desarrollo como banca del Estado mexicano que tiene la obligación de garantizar que sus préstamos tengan el mayor impacto posible en la economía.

No se trata de competir con la banca comercial por capacidad, pero sí con productos innovadores y de amplia aceptación, a fin de que usen su capital para inducir el crédito no sólo de bancos sino de intermediarios financieros no bancarios, para que el crédito alcance a quienes no pueden obtenerlo de la banca privada, que abra mercados, que propicie la baja del costo del crédito y que detonen infraestructura regional.

Un cambio sí debiera considerarse. Hay bancos comerciales grandes de pantalones grandes

De Fondos a Fondo

FIRA, que dirige Rafael Gamboa, estará invirtiendo 141 millones de pesos en este año en financiamiento al campo, y Financiera Rural, que encabeza Carlos Treviño, sumará otros 32 mil millones de pesos de financiera rural. Se puede imaginar si esos recursos de financiamiento hicieran link con el presupuesto anual destinado a actividades agropecuarias, que supera 60 mil millones de pesos y en una buena parte es subsidio. Entre financiamiento y presupuesto suman como 250 mil millones de pesos para este año.

El sector podría crecer a más del triple de lo que lo hace la economía, pues no hay productor del CNA, que encabeza Benjamín Grayeb, que no se queje de que el financiamiento es caro y escaso. Revisando los esquemas FIRA, en realidad el bajar hacia pequeños productores en sectores prioritarios, como el repoblamiento del hato lechero (30% es el faltante de cabezas de vacuno para carne y lechero), o el de la parvada avícola, tendría que apoyarse en aportación de capital (subsidio) engrapado con crédito porque mientras el ave crece y produce o el ganado crece y produce, pueden pasar en el primer caso un año y en el segundo seis años, para que el productor tenga flujo para repago. Es ahí donde la regulación para crédito agropecuario debiera seguir el ciclo de producción, no reglas de pago establecidas para créditos comerciales, ¿no cree?

El que tomó la decisión de desinvertirse de posiciones no estratégicas y hacer liquidez fue Assicurazioni Generali, que dirige Mario Greco, el principal grupo asegurador de Italia, pues al vender en 778 millones de dólares su participación en Seguros Banorte y Pensiones Banorte, pretende mejorar su índice de liquidez y capital en cuatro por ciento en su puntaje de Solvencia I. Mire de Brasil no salen, pero evidentemente la decisión tomada, permitirá a Banorte concentrar la propiedad de su negocio pensionario y asegurador, aunque apalancará al grupo comandado por Guillermo Ortiz, que se encuentra en proceso de digerir la asociación con el IMSS y el quebranto de las vivienderas.