David Páramo

Análisis superior

David Páramo

17 Jun, 2013

Feria de nombres

Es muy posible que en octubre quede integrado el Instituto Federal de Telecomunicaciones y, por lo tanto, se ha desatado cualquier cantidad de especulaciones sobre quiénes serían los siete comisionados.

Así que, con ánimo netamente especulativo, habrá que hacer lista de las diferentes “tribus” que han sido nombradas.

Primero. Los imposibles. Los que sería bueno que estuvieran, pero que es casi imposible. Entre ellos están Eduardo Ruiz Vega, quien está impedido porque trabaja en Grupo Salinas, o Jorge Arreola, que trabaja para Telefónica.

En esta categoría también está Rafael del Villar, quien no se mantuvo como comisionado y regresó al comité de evolución del Banco de México, quien es reconocido como una suerte de genio de las telecomunicaciones, pero que tiene muy bajas habilidades sociales.

En esta misma categoría podría incluirse al senador Javier Lozano, quien es una de las personas que mejor conocen no sólo al sector de las telecomunicaciones sino sus necesidades reales.

Redentores

Segundo. Los redentores. Los que han sido sacados del sarcófago y ahora se ven como redentores cuando, como funcionarios de la Cofetel, dejaron muchísimo qué desear. Todos ellos coinciden con más o menos énfasis en decir que lo que no salió bien fue porque no tenían atribuciones suficientes o por una mala conjunción de cosas, pero que con el IFT ahora sí podrán hacer bien su trabajo.

En este grupo se encuentran Carlos Casaus, Enrique Melrose, Clara Luz Álvarez, Salma Jalife y Gerardo Soria.

En un subgrupo de esta categoría debe ponerse a Gerardo Soria, quien si bien no fue un funcionario especialmente destacado, desde la iniciativa privada ha hecho un buen trabajo. Al grado que los iluminados del rencor han relanzado “tierrita” en contra de este hombre inventándole una oposición (obviamente anónima) dentro del IDET que según le acusaría de ser vocero de Televisa, como si esa empresa necesitara más voces que las oficiales. Ya ve cómo son pequeños.

Lo cierto es que este hombre sí representa a la sociedad civil. Ni cuando estuvo en el consejo consultivo de la Cofetel perdió esa característica, puesto que él jamás aceptó los 15 mil pesitos mensuales con los cuales se paga a la sociedad civil y se genera una relación laboral donde el presidente del organismo es el jefe.

Quizá en esta categoría se deberían analizar cuáles fueron sus resultados concretos como funcionarios mediante una evaluación profesional y no por la imagen pública que unos y otros pueden tener.

Iluminados

Tercero. El tercer grupo es el de Los iluminados. En esta categoría están todos los opinadores quienes se sienten no sólo dueños de la verdad, sino químicamente puros. Entre ellos están Irene Levy, Fernando Butler, Adriana Labardini y Lester García, quienes en su paso por el sector público lo más que pudieron obtener fue expedientes entre grises y francamente negros.

Cuarto. Esta categoría la integran Los indeseables. En este conjunto están todos aquellos quienes han fracasado en la industria o políticos sin oficio ni beneficio. Entre ellos estarían individuos como Javier Corral, Mony de Swaan, Purificación Carpinteyro y algunos otros que tampoco cumplen con los requisitos.

Actuales

Quinto. Este grupo lo conforman Los actuales. De Swaan, quien muere de ganas, ha dicho a sus amigos que él se mantendrá como presidente de la Cofetel y que unas semanas antes decidirá si se postula o no, como si de eso dependiera ser electo.

José Luis Peralta, quien es un caso extraño, puesto que ha sido un funcionario de carrera de la Cofetel, abiertamente ha dicho que se quiere quedar. Quizá su valor es que él sí garantizaría la memoria histórica en el paso de la Cofetel al IFT.

En cuanto a Gonzalo Martínez Pous y Alexis Milo es necesario establecer que se trata de funcionarios públicos de carrera formados en el Banco de México, por lo que están mucho más allá de las posiciones de los partidos políticos y que, en ambos casos, son personas con buenas hojas profesionales.

Sin embargo, es mucho más posible que se den muchos nombres nuevos como una forma no sólo de dar aire a un sector que requiere ser ventilado sino, además, porque hay una gran cantidad de mexicanos con capacidad de hacer mejor las cosas.

Lo cierto es que la reforma a las telecomunicaciones señala que harán examen a quienes cumplan con los requisitos que, a decir verdad, son muy subjetivos.

La fracción quinta del artículo 28 dice que para ocupar el cargo debes tener experiencia destacada, sobresaliente o notable (como si lo hubiera redactado el gran narrador deportivo Cristian Martinoli, refiriéndose a la atajada de algún arquero) en actividades del servicio público, académicas o profesionales relacionadas sustancialmente con materias de competencia económica, telecomunicaciones o radiodifusión.

Si lo hacen de una manera tan ambigua debe ser claro que podrían tener miles de candidatos para ocupar uno de estos lugares que, al menos en lo salarial, se parecen al de un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Más

La Asociación de Bancos de México, presidida por Javier Arrigunaga, está iniciando una campaña de cabildeo entre el gobierno y legisladores para hacerles ver que más crédito no es necesariamente mejor para el país.

Esto ha generado un falso debate. Todas las instituciones de crédito tienen como una de sus prioridades colocar créditos, pero que cumplan con la regla fundamental de que se trata de operaciones sanas, es decir, que no afecten ni el dinero de sus depositantes ni el capital del banco.

En el extremo, es preferible no prestar que prestar mal. Si no hay crédito se frena el crecimiento del país. Si se presta mal se genera una crisis financiera que no sólo frena el crecimiento del país sino que, además, causa una caída en la economía que genera mayor pobreza. La antípoda de lo que se pretende, o sea, generar mayor progreso.

En este sentido, es necesario que en la administración de Enrique Peña Nieto haya quienes les recuerden las historias profundamente negras de la banca de desarrollo. Ahí están los desastres causados por Banrural, Banco de Crédito Ejidal, Banco Nacional de Comercio Interior, más las veces que se han tenido que rescatar Nacional Financiera, Banobras y hasta Bancomext.