David Páramo

Análisis superior

David Páramo

27 Jun, 2013

El verdadero fondo

En un mar de declaraciones, filtraciones y boletines de prensa es fácil perderse de cuál es el verdadero fondo de las acciones y reacciones que generan dichos equivocados en un mercado que tiene o tenía como lema mi palabra es un contrato.

Hace unos meses le informamos que el juez 6 de lo civil del DF había fallado en contra Luis Téllez ante las acusaciones que presentó Elektra culpándolo de daño moral y de otras violaciones que deberían impedir que este hombre se mantuviera al frente de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).

En los últimos días Téllez ha estado muy activo haciendo declaraciones muy desafortunadas. Dijo que el presidente del Sistema de la Reserva Federal era el culpable de una gran cantidad de recursos de la BMV por su comportamiento contradictorio. Unas semanas antes había declarado que era muy poco probable un escenario en el que, en el corto plazo se diera una fuga de capitales.

Parecería que el exceso de declaraciones del presidente de la BMV no tenía por objeto advertir sobre “el comportamiento animal” de los mercados de valores como los llamó la semana pasada sino tener una posición pública sobre las acciones que ha tomado para intentar defenderse de la sentencia firme que le impuso el impartidor de justicia.

Resulta que este hombre, quien cuando era titular de la SCT tuvo un escándalo jurídico con Purificación Carpinteyro a quien trató de encarcelar por espionaje, amplió una denuncia en contra del juez 6 de lo civil del DF bajo un argumento verdaderamente exótico.

De acuerdo con la información que ha salido desde la oficina de Téllez resultaría que acusan al juez de una comunicación indebida entre el impartidor de justicia y los abogados de Elektra porque “la reproducción de argumentos permite suponer una comunicación indebida del juez con una de las partes y una violación a los deberes de imparcialidad y confidencialidad que debe guardar un litigio y podría configurar un delito en contra de la administración de la justicia por dirigir o aconsejar a una de las partes que litigan en ella”.

Fondo

Molesta que utilice a los órganos de la BMV (incluido un boletín de prensa) para protegerse de una denuncia que se estableció en su contra por una acusación personal y, en segundo término, que no den informaciones oficiales sino declaraciones sobre lo que ha pasado en los últimos días con la volatilidad de los mercados.

Más allá de lo extraño del argumento y lo peligroso que puede ser que los abogados de la BMV se lancen en contra del Poder Judicial para intentar defender a su presidente y director general, no va hacia el fondo del problema.

Se trata, como se diría en la jerga jurídica, de una chicanada que pretende desviar la atención del fondo del asunto. No se trata, como por ahí dicen algunos, si la metodología con la cual se integra el Índice de Precios y Cotizaciones de la BMV.

La disputa no tiene como fondo último la metodología emitida por la BMV en abril del año pasado sino el daño que le causó el presidente de esta institución a uno de sus agremiados y al público inversionista las declaraciones que hizo Téllez.

La demanda de Elektra y por la cual ya fue sentenciado Téllez tiene que ver con informaciones falsas que propaló en entrevistas públicas y que causaron grave daño a los inversionistas minoritarios de esa firma que llegó a perder hasta 60% de su cotización en la BMV.

En la sentencia, ya firme, se establece que Téllez declaró públicamente que “los mercados se adelantaron…” al cambio de metodología al IPC. Así como la declaración sobre que Elektra tenía una mala situación financiera a pesar de que el reporte que se entregó a la BMV demostró lo falso de la afirmación.

En la sentencia del impartidor de justicia se establece que “las declaraciones referidas (de Téllez) impactaron en la imagen que los demás tienen de Elektra y su reputación, pues provocó que una emisora solvente, con excelente récord financiero y comportamiento bursátil fuera denigrada, lo que se corroboró además con el hecho notorio consistente en las pérdidas que sufrió el valor de las acciones de Elektra a partir de la descalificación moral y reputacional del responsable de su cuidado”.

El fondo de esta discusión va más allá de si Téllez logrará desviar la atención culpando al Poder Judicial de acciones indebidas o si se analizará debidamente que este hombre hace declaraciones imprudentes y peligrosas para un mercado que debería proteger y contribuir a su desarrollo.

Este tema debe resolverse en dos vías: la primera de ellas es el terreno de los tribunales donde parecería que la reacción del presidente de la BMV busca alargar el juicio de una manera bastante riesgosa, puesto que podría implicar mayores riesgos que beneficios.

El segundo de los ámbitos tiene que ver, necesariamente, con la confiabilidad del representante del mercado de valores quien ha demostrado que sus declaraciones carecen de sustento.

Declaraciones hechas humo

Una sombra la persigue. Alejandra Sota Mirafuentes, la poderosísima vocera del ex presidente Felipe Calderón, hoy próspera consultora de diversos gobiernos locales, no puede, sin embargo, vivir en paz. ¿Usted se preguntará por qué si últimamente parece que va encadenada al triunfo, al éxito? La razón es simple. Su pasado y su presente no cuadran. No sabe explicar, a detalle, con precisión, cómo le hizo para que en un lapso de apenas seis años pasara de la justa medianía, de la austeridad, a la ostentación, los lujos y el desenfreno. De acuerdo con la única declaración patrimonial que se dispone, que presentó en 2006, cuando empezaba a trabajar en el gobierno calderonista como coordinadora de Estrategia y Mensaje Gubernamental de la Presidencia de la República, reportó ser la dueña de un modesto departamento en la colonia Del Valle, con un menaje valorado en 200 mil pesos. 

Lo increíble. En ese entonces, entre sus joyas declaró un anillo de compromiso, un juego de aretes y anillo, un lote que estimó en 75 mil pesos. Además reportó que tenía un fondo de inversión de 316 mil pesos y dos cuentas bancarias. En la primera 159 mil pesos. En la segunda, 254 mil pesos. O sea, ahorros por 413 mil pesos. También declaró tener una Land Rover 2003 que le costó 341 mil pesos y que pagó en cómodas mensualidades. Hasta ahí todo parecería normal.

El misterio en esta historia, que nadie logra desentrañar, es saber ¿dónde quedó su declaración patrimonial correspondiente a 2012?, ¿por qué no aparece por ninguna parte?, ¿por qué se hizo humo?, ¿quién o quiénes la hicieron desaparecer? El ritmo de vida que hoy lleva Alejandra Sota, con su mansión, sus camionetas, sus guaruras, sus relojes y joyas, sus bolsas de marca y demás accesorios, su extensísimo y exclusivo guardarropa, sus viajes, su oficina, la plantilla que trabaja para ella, llevan a más de uno a la sospecha y a ella a preguntarse ¿por qué tanta envidia, por qué tanto rencor? Ésa, no otra, es la sombra que la persigue. La que no la deja vivir en paz.