David Páramo

Análisis superior

David Páramo

8 Jul, 2013

¿Sirve la Condusef?

La Condusef fue concebida como un dulce para que la opinión pública aceptara de menos mala manera las medidas, necesarias, que se tuvieron que tomar como parte del rescate bancario. Eso que muchos simplificaron como el canje de pagarés Fobaproa por IPAB.

Si hace un ejercicio de memoria recordará que a finales de la década de los noventa la banca mexicana difícilmente podía tener una peor imagen pública. Gobierno y partidos políticos, para diluir su responsabilidad, culparon a las instituciones de crédito de una crisis que tenía raíces mucho más profundas como la mala privatización, los laxos controles de crédito y, en general, una mala regulación financiera.

Diputados y senadores culpaban prácticamente de todos los males del país a los miembros de la Asociación de Bancos de México cuando, en realidad, los problemas tenían otras raíces y la crisis bancaria sólo era un síntoma.

La crisis bancaria no sólo se dio por la participación de banqueros defraudadores (que si bien los hubo, fueron los menos), sino porque durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari se fue gestando una grave crisis que se escondió de maravilla por un excelente manejo de medios de comunicación por parte de su secretario de Hacienda, Pedro Aspe Armella.

El gobierno de Salinas de Gortari optó por ocultar males económicos para disminuir la presión que en su momento se ejercía sobre el país por la oleada de secuestros a empresarios, el EZLN, asesinatos de políticos, destacadamente Luis Donaldo Colosio.

Condusef

En el programa de rescate bancario (que funcionó tan bien, que hoy México tiene una de las bancas más sólidas del mundo) no sólo consistió en el canje a pagarés IPAB, sino la creación de algunas leyes que han funcionado de maravilla, como la creación de sociedades de información crediticia.

Buró de Crédito y Círculo de Crédito, que ya comparten bases de información, son uno de los pilares no sólo en la baja cartera vencida, sino además en la buena originación del crédito.

En aquella época se sentaron las bases de las Unidades Especializadas de los bancos, así como las bases para la creación del CAT (que ya requiere una actualización):

Así las cosas, se decidió crear la Comisión Nacional de Protección y Defensa de los Usuarios Financieros. Que, en la realidad, ha tenido una aportación verdaderamente pobre para los usuarios financieros, puesto que en muchos sentidos sólo se dedica a cuestiones que tienen que ver con los bancos.

Ha sido al mismo tiempo un cementerio de políticos, que un barril sin fondo en la pérdida de recursos de los contribuyentes. Con un costo muy superior al que tiene una vicepresidencia de la CNBV (de donde se originó Condusef) tradicionalmente ha tenido resultados muy pobres, a pesar de que algunos engañabobos han tratado de justificar su trabajo con diarrea de números que no van a ningún lado.

Es un hecho que en las relaciones entre los usuarios de servicios financieros y sus clientes hay diferencias y que deben ser atendidas. Es en el mejor interés de las instituciones no romper las relaciones con sus clientes.

En materia de seguros se creó la figura del defensor de los usuarios. Quizá el caso más acabado es el de Axa, presidida por Xavier de Bellefon, que tiene a un defensor de sus clientes pagado por la organización, pero que no depende jerárquicamente de nadie.

En los bancos las UNE han tenido un éxito muy importante que ha venido aparejado de acciones de educación financiera. En este último rubro es importante destacar que Banamex, encabezado por Javier Arrigunaga, creó un área especializada en educación financiera desde la década de los noventa.

Algunos otros bancos como Bancomer, presidido por Luis Robles, tienen programas de educación financiera destinados a cualquier persona, es decir, no se requiere ser cliente. Este modelo fue seguido por Infonavit, que ha puesto como requisito a sus derechohabientes que tomen un curso de educación financiera antes de tomar un crédito del organismo tripartito que dirige Alejandro Murat.

Justificación

Mario di Costanzo, que en algún momento fue el cerebro económico de Andrés Manuel López Obrador, llegó a la Condusef como parte de la convicción de Enrique Peña Nieto de que debía sumar y, además, mandar mensajes de unidad al inicio de su gobierno.

Sin embargo, este hombre se ha sumado a la cadena de presidentes de la Condusef que tienen resultados entre malos y pésimos.

Quizá, a su favor, una de las cosas buenas que se pueden decir es que se trata de un hombre bien intencionado, pero que ni ha sido cobijado por los otros presidentes de comisiones ni que haya tenido actuaciones adecuadas.

Cada que hace alguna observación, casi siempre sobre los bancos, es desmentido.

En por lo menos dos ocasiones Jaime González Aguadé, presidente de la CNBV, ha corregido los informes del presidente de la Condusef sobre temas que tienen que ver con créditos de nómina, sanciones a los bancos y en general de cartera vencida.

La semana pasada, la ABM tuvo que salir a desmentir, o precisar si se quiere, las cifras que dio Di Costanzo sobre las reclamaciones de la gente que llegan porque, como ya se volvió tradición, el presidente de Condusef hizo una mala interpretación sobre las cifras.

Destino

El camino más fácil es creer que el presidente del organismo es el problema; sin embargo, habría que cuestionar a fondo no sólo el diseño institucional, sino la utilidad de mantener a esta comisión.

Sería mucho mejor desaparecerla y convertirla nuevamente en una vicepresidencia de la CNBV o reconvertirla totalmente para que sea una comisión dedicada a la educación financiera.

Perdedores

Parecería que Ricardo del Valle odia a los sobrecargos afiliados a ASSA de una manera irracional. Que les desea todas las tragedias en su vida y que por lo menos pierdan el trabajo.

El no llegar a un acuerdo con Aeroméxico sobre las contrataciones de los nuevos sobrecargos reactivó el conflicto de naturaleza económica, que pone en riesgo a la fuente de trabajo y/o las condiciones contractuales que hoy tienen.

Amenaza con una huelga, porque en su cabeza cree que el gobierno haría una requisa. Más bien lo que pasaría es que permitiría un mayor crecimiento de Interjet, Volaris y VivaAerobus o, mucho peor, que se abriera el cielo para que empresas extranjeras hicieran cabotaje.

¿Qué le habrán hecho los sobrecargos a este hombre que los odia tanto?