David Páramo

Análisis superior

David Páramo

1 Ago, 2013

Inició el carnaval

El Comité de Evaluación encargado de seleccionar a quienes serán los comisionados de la Comisión Federal de Competencia Económica (CFCE) y del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) se ha convertido en un verdadero carnaval y promete repetir las mismas prácticas que marcaron gran parte de la ineficiencia de la Cofetel, agravada por la profunda incapacidad de sus últimos dos presidentes.

Este comité, que encabeza el presidente del INEGI, Eduardo Sojo, ha comenzado a enviar señales que verdaderamente preocupan, pues a pesar de que supuestamente están en una parte netamente técnica y no subjetiva, han hecho eliminaciones que son difíciles de explicar.

¿Cómo podría justificar que hayan descalificado a un ex presidente de la Cofetel como Carlos Casasús? Realmente este hombre, quien podría tener como desventaja la edad (que no es un requisito planteado en las bases), es un experto en telecomunicaciones con reconocido prestigio y experiencia. Aun cuando no coincidieron los evaluadores.

Si un ex presidente de la Cofetel es descalificado en esta fase se vuelve a mandar un mensaje verdaderamente preocupante hacia los que por muy exóticas razones han decidido mantenerse en este proceso que, por momentos, raya en lo denigrante.

También fueron hechos a un lado dos funcionarios que deben estar cerca de los 15 años de experiencia dentro de la Cofetel y que son expertos en sus áreas. Se trata del ingeniero Javier Juárez, quien es parte del equipo cercano de José Luis Peralta, así como de Fernando Carrillo, quien es el funcionario de esa comisión que tiene mayores conocimientos en materia de satélites.

Lo peor de todo es que recién llegados y de reputaciones bastante dudosas siguen en la contienda, al parecer porque tienen padrinos mágicos. Específicamente se trata de Luis Lucatero, Mario Fromow y Juan Ludlow, quienes en sus expedientes dentro de la comisión han dejado mucho más dudas que claridades en torno a decisiones que han tomado y, como hemos documentado en este espacio, han sido parte de los malos resultados de la comisión a punto de desaparecer.

Bajo estos exóticos criterios, pues entonces no sería difícil calcular que podrían ser eliminados los actuales comisionados que siguen en el proceso a cambio de que llegaran opinadores que están a favor de las empresas.

Parecería que los raros criterios del Comité de Evaluación (que emite comunicados únicamente cuantitativos al estilo INEGI) darían la razón a personajes como Miguel Flores Bernés o Peralta, quienes poco más o menos mandaron el mensaje: quédense con su carnaval.

Minions

Santiago Creel, pésimo secretario de Gobernación durante el sexenio del promotor de las drogas Vicente Fox, anda activo tratando de colocar a sus cuates dentro de la CFCE y mucho más específicamente en el IFT.

Obvio, no lo hace de una manera abierta y pública sino que manda a sus voceros a tratar de descalificar a ciertos candidatos acusándolos de cercanos a Felipe Calderón como si eso fuera una vergüenza o una mancha.

Mancha es haber sido parte de uno de los peores gobiernos de los tiempos recientes del país, donde crecieron las bandas de delincuentes organizados, en el que se iba de ocurrencia en ocurrencia sin ningún respeto a las instituciones y ni al lenguaje. ¿Recuerda cuando Creel inventó la palabra sospechosismo?

Triste es haber sido un secretario de Gobernación más preocupado por frivolidades como sancionar a Luis Miguel por uso indebido de los símbolos patrios cuando su jefe inventó el “águila mocha”.

Vergüenza debería haber sido el secretario de Gobernación que permitió barbaridades como la de San Salvador Atenco o de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes durante esa administración que no pudo resolver el problema de la saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Lamentable que la peor parte de Acción Nacional sea capaz de traicionar una y otra vez a los gobiernos emanados de su propio partido acusándolos de haber servido al gobierno pasado.

Curiosamente los ataques se enfilan hacia dos hombres que han sido servidores públicos de carrera. Alexis Milo realizó prácticamente toda su carrera dentro de un organismo autónomo como es el Banco de México y de ahí fue coordinador de asesores y del presidente Calderón.

Se convirtió en un experto en telecomunicaciones porque simplemente no se tragaba los cuentos de otro de los amigos y cercanos a Creel, Juan Molinar Horcasitas y sus empleados a quienes hoy los voceros del lamentable panista quieren hacer ver como luminarias que rescatarán las telecomunicaciones del país.

A otro que tratan de descalificar es a Gonzalo Martínez Pous. Otro egresado de las filas de Banxico, trabajó en el gobierno de Ernesto Zedillo, y con el lamentable Fox.

Así las cosas, valdría la pena que Creel mandara a callar a sus voceros porque sólo muestran sus pequeños rencores.

Brasil

Uno de los deportes nacionales es copiar ejemplos de otras naciones sólo viéndolos de una manera parcial y sin mayores análisis. Dentro de la reforma financiera se asegura que debemos tener una banca como la de Brasil con una penetración de 40% del PIB. Hasta el propio presidente de la Asociación de Bancos de México, Javier Arrigunaga, promete que se llegará a ese nivel en ocho años.

Lo menos que puede hacerse es un análisis serio. De entrada, en esta penetración del país sudamericano se suman banca de desarrollo, fondos de fomento gubernamental y los bancos comerciales que opera directamente el gobierno de Brasil. Es como si en el país se sumaran también organismos como el Infonavit, Fovissste, Infonacot.

Si en México se hace un ejercicio similar, la penetración superaría 32 o 33% del PIB, es decir, con un simple cambio en la metodología se estaría muy cerca.

Sin embargo, algo que no se ve son las tasas de interés que cobra la banca brasileña, las cuales se ubican en el rango de entre 80 y 120 por ciento.

En México la inmensa mayoría de las tasas se encuentran en el rango de 35%. En casos especiales se está en la franja de 20% y en ningún caso supera 50 por ciento.

Rangos de 80% sólo pueden verse en algunas tiendas departamentales y, dicho sea de paso, son las menos.