David Páramo

Análisis superior

David Páramo

2 Ago, 2013

La banda de los 700

Hay un grupo muy oscuro dentro de Acción Nacional que bien puede denominarse la banda de los 700, puesto que una de las banderas que más han promovido es la recuperación de la banda de los 700 Mghz, cuando ni tiene la importancia que le asignan para el Estado ni 80% de las conspiraciones que han inventado son ciertas.

Este grupo actúa como pandilla, puesto que ni siquiera están viendo por los intereses de su partido y, mucho menos, el de los mexicanos. Operan como cártel y se han venido repartiendo lugares.

Las dos figuras más visibles de esta banda son Santiago Creel y Juan Molinar Horcasitas. Dos tipos que tuvieron un paso verdaderamente vergonzoso dentro del sector público. El primero fue secretario de Gobernación durante el sexenio del promotor de las drogas, Vicente Fox. Acumuló una riqueza difícil de explicar en la que muchos sospechan que están las autorizaciones para la operación de casinos que, entre otras cosas, han sido focos para que la delincuencia organizada tenga mayores facilidades para lavar los recursos que obtienen de sus operaciones ilícitas.

El segundo, sin lugar a dudas, fue uno de los más grandes lastres en la administración del presidente Felipe Calderón. Ahí están sus acciones dentro del IMSS, donde será recordado por la tragedia de la guardería ABC, y operaciones difíciles de explicar. Su paso por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes no fue mejor. Usó recursos públicos y a sus empleados incondicionales para defenderse de acusaciones personales, aun cuando luego les dio premios de consolación.

Gran parte del desorden que existe en este sector se agravó muchísimo durante el lapso que este hombre estuvo en la SCT y colocó a sus fieles seguidores.

Dentro del Pacto por México esta banda operó en la reforma a las telecomunicaciones a través del iluminado de Javier Corral para tratar de seguir expandiendo sus operaciones dentro del sector de las telecomunicaciones.

Enanos

A raíz de la descalificación de Carlos Casassús en su intento de ser comisionado del Instituto Federal de las Telecomunicaciones se está despertando la sospecha en el sentido de que en la mesa del Pacto por México se negoció que la banda de los 700 podría colocar a sus comisionados.

Es increíble que Mario Fromow, Luis Lucatero y Juan Ludlow sean considerados como mejores que el ex presidente de la Cofetel, puesto que hay quienes incluso dudan que tengan más de tres años vinculados a empresas del sector. Algunos de ellos, de hecho, trabajaron para lo que califican como uno de los monopolios que se pretende dividir.

Estos tres personajes que sólo con demasiada manga ancha podrían cumplir con un servicio destacado dentro del sector, son miembros de la banda de los 700.

Esta versión ha hecho que legisladores de Acción Nacional como Javier Lozano, además presidente de la comisión de comunicaciones del Senado de la República, adviertan que no sólo usarán su poder para cuestionar las ternas que les envíe el presidente Enrique Peña Nieto escuchando al Comité de Evaluación, sino que se podría revisar absolutamente todo el proceso de selección que, contrario a lo que marca la Constitución, se ha manejado con gran opacidad en la aplicación de los criterios que deberían ser como una lista de revisión.

Dentro del muy dividido PAN, encabezado por Gustavito Madero, quien es cercano a los de la banda de los 700, hay una verdadera oposición a que el grupo de Creel-Molinar traten de colocar sus peones en el IFT.

Cuando se creó la Cofetel mucho se dijo que tenía dos problemas de origen. El de la doble ventanilla y que la selección de comisionados era una suerte de repartición entre los partidos políticos.

Quizá el que algunos podrían tomar como el ejemplo máximo a Ernesto Gil Elorduy. Este hombre jamás negó su militancia priista, pero durante toda su gestión como comisionado de la Cofetel actuó de una manera institucional y a favor del sector, lo que no puede decirse de los peones de Molinar, incluidos a quienes, por su negro historial, sólo les queda rentarse como voceritos de quien los rescató.

De salirse con la suya, la banda de los 700 estaría en una situación muchísimo peor, puesto que no serían comisionados de los partidos como se acusó, sino de tribus que sólo buscan intereses personales y ni siquiera los del partido en el que militan.

¿Abandonados?

Hay quienes se preguntan dónde está Ricardo del Valle. Algunos aseguran que el secretario general de ASSA está haciendo uso de sus conquistas laborales irrenunciables como es el derecho a las vacaciones.

Otros más creen que está preparando sus siguientes acciones. Que al más puro estilo de Martín Esparza o de los líderes de la CNTE estaría trabajando en una serie de acciones para enfrentarse al gobierno y las empresas de aviación por los casos de Mexicana de Aviación y, ahora, de Aeroméxico.

Se sabe ya el dictamen de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje en el cual se establece que la administración de Andrés Conesa tenía razón en el sentido de que se tiene que disminuir el costo laboral.

Es necesario estar mucho más pendientes en torno a las acciones que tomará ASSA cuando reaparezca su líder sindical. No descarte que tratarán de realizar marchas, movilizaciones, plantones y acciones de este tipo.

Corre una versión en el sentido de que los radicales de este sindicato pretenderían entorpecer y en el extremo detener las operaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México como una forma de obligar al gobierno a que ceda a sus caprichos y pretensiones verdaderamente absurdos.

En toda esta historia hay dos personajes que están a la sombra y podrían tomar papeles protagónicos. El primero de ellos es Francisco Hernández Juárez, a quien le encanta hacer problemas sindicales cuando no tienen que ver con los intereses de la empresa de la que su sindicato es titular del contrato colectivo.

El segundo es Carlos Morineau. Al secretario general de los pilotos le encanta quedar bien con Dios y con el diablo. Es difícil saber qué pretende ganar este hombre tensando la situación con Aeroméxico, cuando su sindicato firmó un contrato colectivo similar al que se propone desde 2010.