David Páramo

Análisis superior

David Páramo

5 Ago, 2013

¿Sólo con eso?

Hay quienes están convencidos de que los cambios a las leyes financieras que se están trabajando en el Congreso de la Unión, que algunos llaman reforma financiera, provocarán prácticamente por sí mismos una disminución en los créditos y que los bancos aumenten la oferta.

Sin entrar al fondo de las iniciativas, al menos por el momento, no se cumplirá con los objetivos que fueron planteados no sólo desde el Pacto por México sino por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.

En la imaginación de algunos, que no está de ninguna manera respaldada por la realidad, la banca en México otorga no sólo pocos créditos sino que son verdaderamente caras las tasas de interés que se cobran por ellos.

En los últimos cinco años todos los rubros de crédito han crecido a tasas de dos dígitos en un país que, ciertamente, tiene una baja penetración de los servicios financieros, por lo que existe un largo tramo por recorrer en este camino.

No pueden extrapolarse experiencias de naciones como Brasil o Chile sin comprender no sólo cómo se desarrollaron los sistemas financieros de los tres países. En México no debe olvidarse que en un acto desesperado y ridículo, José López Portillo expropió la banca antes de dejar su gobierno.

Esto significó que el sistema financiero mexicano perdiera mucho más de una década. Después se dio una pésima privatización y en 1995 la peor crisis de la historia financiera de la nación de la cual la banca mexicana se recuperó hasta finales de la década pasada.

Hoy los bancos mexicanos no sólo son de los más capitalizados y sólidos del mundo sino que cumplen sobradamente con las condiciones fijadas por Basilea III, las cuales son un sueño para muchos bancos no sólo de Sudamérica sino de naciones a las que algunos insisten en llamar del primer mundo.

Razones

Ahora bien, es importante preguntarse sobre las razones por las cuales el país tiene una baja bancarización, las cuales no sólo no dependen de los bancos sino que van en contra de sus intereses. Entre más clientes tengan y mantengan relaciones más sanas de largo plazo obtendrán mayor rentabilidad.

En un país donde más de 45% de la población se encuentra en la pobreza y seis de cada diez mexicanos trabajan en la economía informal, que 95% de las empresas del país son pequeñas y medianas con vidas promedio que no superan los dos años, pues entonces de entrada se hace muy difícil llevar servicios financieros a más mexicanos.

Es un hecho que, al menos hasta el momento, la reforma laboral no sólo no ha servido para aumentar el empleo ni tampoco para formalizarlo. Mientras no haya más gente que tenga trabajo estable y con prestaciones se complica de sobremanera la posibilidad de darles créditos de una manera sana.

Más todavía, la mayoría de los financiamientos sanos para las pequeñas empresas tienen un horizonte de cinco años, lo que implica que en promedio tendrían tres años de haber quebrado cuando se llega al promedio de vida de un financiamiento.

Para dar crédito a las empresas de una manera sana no sólo deben darse buenas prácticas contables sino que deben estar al corriente en el pago de sus contribuciones fiscales, lo cual, desgraciadamente, no es común en este sector de la economía.

Adicionalmente se deben considerar otros factores como son el pésimo marco jurídico para la recuperación de garantías que va desde las fórmulas para cobrar en créditos de consumo y hasta aquellos que supuestamente si tienen garantías. En los financiamientos empresariales la mala operación del Ifecom ha impedido que disminuyan los riesgos para los otorgantes de crédito.

Por otro lado hay una realidad. Prácticamente todas las instituciones crediticias tienen programas destinados para financiar a micro y pequeñas empresas que no tienen demanda suficiente.

Disminuir los requisitos que se piden para un crédito es verdaderamente peligroso. El gobierno podría ofrecer programas de garantías, pero de cualquier manera generarían una fuerte presión para las finanzas públicas y el esquema sólo haría que los bancos recuperaran dinero a costa del erario.

Básicos

Los del PRD, tan aficionados a los símbolos, tienen como vocero de la reforma energética a Cuauhtémoc Cárdenas porque creen que tiene una autoridad moral para hablar sobre un decreto de su papá, Lázaro Cárdenas, algo que puede equipararse a creer que está en su ADN o que, como si fuera monarquía, es el heredero natural. Supongamos por un momento que sí es el intérprete de los designios de su padre y sólo él sabe qué pensaba su progenitor al momento de decretar la expropiación petrolera y modificar la Constitución.

Haría muy bien el heredero en leer la Ley de Expropiación de 1936 y cómo quedó redactado en aquel momento el artículo 27 de la Constitución en el cual sí se permitía expresamente lo que Cuauhtémoc cree que es privatización. Si realmente la decisión estuvo tan bien tomada y él es su fiel intérprete, pues entonces tendría que respetar lo que pensó su papá. Bueno, la otra opción sería que le enmendara la plana y reconociera que se equivocó.

Desde prácticamente cualquier punto de vista es muy difícil comprender la posición del PRD y en general de la izquierda en torno a impedir la modernización de Pemex y de contar con un sector energético adecuado a las necesidades del país.

La manera, irracional, del Partido del Trabajo que no quiere que el Estado venda petróleo o las locuras de Andrés Manuel López Obrador, quien, aseguran sus cercanos, está preparando una gran radicalización que incluiría hasta tomas de instalaciones federales como el AICM, parecería que son producto del convencimiento de que Pemex, su sindicato y el sector energético funcionan perfectamente y que el resto del mundo está equivocado.

Mitos

Hace unos meses los fanáticos del escándalo se rasgaban las vestiduras porque la gasolina era más cara en México que en el sur de Estados Unidos, en una comparación verdaderamente equivocada. No es lo mismo un precio controlado que uno libre. De hecho, ya desde la semana pasada la gasolina es más cara en el sur de Estados Unidos que en México.