Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

5 Ago, 2013

Paranoia exprés

Esta es una situación de emergencia que le puede ocurrir a cualquiera: un extraño entra a casa y justo en ese momento el teléfono se quedó sin pila y no puede llamar a la policía. No hay por qué preocuparse: sólo hay que entrar a Google, escribir pressure cooker y backpack y oprimir el botón de búsqueda. En minutos acudirá a domicilio un piquete de agentes fuertemente armados... aunque no precisamente en su auxilio.

Por increíble que parezca esta “solución”, está basada en una anécdota real a la que alude, en forma de cómic, la sección de humor del sitio All Things D (“nunca habíamos estado más a salvo” es la irónica conclusión de la viñeta). La historia fue relatada en el sitio de blogs medium.com por Michele Catalano, periodista especializada en música y colaboradora de Forbes, entre otras publicaciones.

Avecindada en Long Island, Nueva York, Catalano recibió la visita de un grupo de policías a quienes identificó como integrantes de la Fuerza de Tarea Conjunta contra el Terrorismo, después de que ella y su marido buscaron en internet, por separado, información sobre ollas exprés y mochilas, respectivamente. Y si a eso se añade que su hijo de 20 años había estado leyendo noticias desde la misma PC, la paranoia es más que explicable.

Desde luego, la familia no pretendía emular la estrategia presuntamente utilizada por los hermanos chechenos Tamerlan y Dzhokhar Tsarnaev, a quienes se culpa de perpetrar el atentado en la Maratón de Boston del 15 de abril por medio de bombas fabricadas con ese tipo de recipientes caseros y ocultas en bolsas de lona.

Según Catalano, un día sin precisar, cerca de las nueve de la mañana, seis tipos vestidos con ropa casual llegaron a su casa en tres camionetas negras, una de ellas estacionada enfrente del vehículo familiar, como si pretendiera bloquearlo para impedir un probable escape.

Ella había salido a trabajar, por lo que fueron recibidos por su marido, al que bombardearon durante 45 minutos con todo tipo de preguntas —desde “¿Dónde viven sus padres?” hasta “¿Posee usted bombas?”— mientras inspeccionaban superficialmente la vivienda. Le inquirieron si era dueño de una olla exprés. Él dijo que no, pero que su esposa sí, y que la utilizaba para guisar quinua, una semilla popular en Sudamérica, muy semejante a las lentejas. Los hombres, azorados, sólo atinaron a decir: “¿Y qué diablos es la quinua?”. Una pregunta similar fue la que había hecho semanas antes en internet la propia Catalano para comprar la cazuela.

Ella misma retomó la historia en un artículo bajo su firma el jueves pasado en el diario británico The Guardian, que un día antes había informado cómo funciona una poderosa herramienta con que cuenta Washington para conocer en su totalidad lo que prácticamente cualquer persona puede hacer en la web.

Se trata de XKeyscore, programa utilizado por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) para obtener historiales de navegación, contenidos de correos y chats en Facebook, entre otros datos que pueden cruzarse con diversas variables (idioma, dirección IP, número de teléfono) para construir una especie de “biografía en línea” de cada cibernauta, detectando incluso actividades inusuales.

Como secuela de las revelaciones de Edward Snowden, recién asilado por Rusia, The Guardian publicó una presentación de 2008 en PowerPoint con material de entrenamiento para el uso de XKeyscore, en el que se revela que éste cuenta con 150 sitios y más de 700 servidores instalados en todo el mundo (según el mapa adjunto, uno de ellos estaría en México). La NSA posteriormente refutó que su personal tuviera acceso ilimitado al historial de sus usuarios, aunque no precisó cuál es el alcance real de ese instrumento.

Quizá para disipar sospechas sobre alguna relación de XKeyscore con el caso de las ollas, la policía del condado de Suffolk emitió una nota de prensa en la que explicó por qué agentes suyos visitaron la casa de Catalano. Según su versión, la búsqueda de las palabras sospechosas se realizó desde la computadora de una empresa en la que trabajó el marido, la cual dio aviso de ello a la corporación policiaca.

Como fuera, la aclaración tal vez sirva sólo como válvula que deje escapar un poco de presión a la menguada credibilidad de Obama.

                marco.gonsen@gimm.com.mx