David Páramo

Análisis superior

David Páramo

6 Ago, 2013

Satélites rusos

El sábado, 115 candidatos para ocupar uno de los siete puestos de comisionados en la Comisión Federal de Competencia Económica e igual número para el Instituto Federal de Telecomunicaciones (que por cierto son los puestos más solicitados) fueron cuestionados acerca de las características de un sistema de satélites rusos y algunas otras preguntas tan exóticas. Supongo que nadie la contestó bien y si alguien lo hizo demostró que es un compendio de sabiduría inútil.

Entre quienes presentaron el examen hubo un sentimiento entre el desconcierto y el estupor, puesto que no sólo estuvo concentrado en temas que tienen que ver con la ingeniería y la competencia sino que, además, sintieron que prácticamente no recibieron cuestionamientos sobre el sector o algunos otros temas.

Cuentan que muchos se sintieron frustrados e inseguros por el carácter de las preguntas, que en su mayoría apuntaban a lo exótico y lo ridículo, así como el hecho de que todos los que ganen deberán ser economistas, ingenieros y abogados, puesto que de lo contrario el proceso sería muy cuestionado.

Hay dos corrientes de pensamiento luego del examen.

Teorías

Primera. Que el Comité de Evaluación está cumpliendo únicamente con el requisito de una manera tan abierta y discrecional, que al final les dé la posibilidad de elegir a prácticamente al que quieran de entre los candidatos y el presidente Enrique Peña Nieto pueda integrar las ternas de la manera que mejor le parezca.

Quienes sostienen esta tesis están convencidos de que hay una suerte de dados cargados y que hay posiciones que ya fueron negociadas como hemos señalado en este espacio a miembros de la banda de los 700 como Mario Fromow, Luis Lucatero y Juan Ludlow desde el Pacto por México.

En contra de esta posición está el hecho de que durante todas sus trayectorias profesionales Agustín Carstens y Eduardo Sojo jamás han sido dóciles ante las presiones y saben que la reputación de Banco de México y el INEGI podrían verse dañados si se prestaran a un tongo como el hacer tantas vueltas para que los lugares ya estén ocupados o sirvan de base para una gran especulación.

De hecho, no olvide que legisladores como Javier Lozano Alarcón anticiparon que cuestionarían las ternas no desde el punto de vista de las personas, sino del procedimiento en el que los exámenes corrieron en gran medida a cargo del Instituto para la Evaluación de la Educación, encabezado por Sylvia Schmelkes.

Segunda. La otra vertiente es que se trató de un esquema planteado de una manera altamente tecnificada y segura para evitar que hubiera venta de exámenes, quienes copiaran o alguna cosa de este tipo.

La realidad es que el proceso ha sido excesivamente tortuoso para los aspirantes, puesto que ha partido de la desconfianza, de la acumulación de requisitos que en no pocos casos parecen hasta insulsos como pedir reporte de Buró de Crédito y, lo peor, no garantiza que lleguen las mejores personas para los cargos.

Las reglas de selección, que fueron diseñadas desde el Pacto por México arrancan desde la desconfianza y la cerrazón; pensadas por aquellos quienes creen que el país está sumido en una serie de conspiraciones diseñadas por los poderes fácticos, cualquiera que sean.

Adiós

De hecho, el sistema ha sido excluyente para algunos de los mejores elementos que hoy tiene el Estado en materia de telecomunicaciones y competencia.

Hombres como Alexis Milo, forjado en Banco de México y con una vocación clarísima para el servicio público, terminaron cansándose de las groserías hacia algunos candidatos y específicamente a quienes eran comisionados al momento de la nueva ley.

Este hombre decidió el fin de semana no seguir en la contienda y fue de los cuatro que no presentaron el examen del fin de semana.

Es lamentable que un hombre en el que el Estado mexicano realizó una gran inversión, sea expulsado del gobierno por caprichos y falta de consideración de quienes han brincado en la política nacional. Desde este momento le aseguró que en el sector privado capitalizarán la experiencia y honestidad de Milo.

Así, ya el único que queda en la contienda que es actualmente comisionado es Gonzalo Martínez Pous, un hombre que desde el juicio de amparo que ganó para ser comisionado de la Cofetel le hizo invulnerable a las grillas de los políticos.

Personajes

Entre lo que fueron a presentar el examen había una gran cantidad de personas vinculadas de un modo u otro con Telmex que de hecho son el grupo más numeroso; opinadores del sector de las telecomunicaciones y algunos verdaderos desconocidos.

A no ser por algunas excepciones, la realidad es que será difícil que los nuevos plenos sean superiores a los que sustituirán, incluso a pesar de gente como Eduardo Pérez Motta y Mony de Swaan. Quizá tendrían que crecer demasiado.

Sin embargo, dentro de las sorpresas llamaron la atención personas como Héctor Olavarría, Gerardo Sánchez Henkel y Gerardo González Abarca. En honor a la verdad estos tres hombres tienen una gran capacidad y conocimiento del sector de las telecomunicaciones.

De hecho, son personas que conocen con gran profundidad lo que sucede en el sector y que tienen capacidad para tomar decisiones. Adicionalmente, ninguno de ellos ha sido implicado con seriedad en acciones contrarias a la ética e independencia que deben tener como comisionados.

También se presentaron dos ex subsecretarios de Gobernación como Álvaro Lozano y José María Naveja, quienes ocuparon esas posiciones dentro de administraciones de Acción Nacional. Estos dos hombre también llaman la atención no sólo por su buen nivel, sino porque podrían ayudar a subir el nivel de comisiones que, a pesar de toda la reforma al sector de las telecomunicaciones, nacerán con una gran desventaja.

Sea como sea, se espera que antes del sábado estén las evaluaciones y que el presidente Peña Nieto comience a presentar ternas.

Seamos muy claros, es indispensable que los nuevos organismos comiencen a funcionar no sólo para cumplir con una muy apretada agenda, sino también para que terminen de extinguirse instituciones que siguen tomando decisiones polémicas, especialmente la CFC, que sólo dejarán más pesados expedientes a los nuevos comisionados.