Sin techo nadie se casa en China

Al elegir un marido, tres cuartas partes de las mujeres consideran su capacidad para proveer un hogar
Economía -
Los hombres, y sus familias, derrochan en bienes raíces para mejorar su posición en la competencia para casarse. Foto: Photos.com
Los hombres, y sus familias, derrochan en bienes raíces para mejorar su posición en la competencia para casarse. Foto: Photos.com
LONDRES.- Los comunistas de China atacaron a muchas instituciones burguesas después de que asumieron el poder en 1949, pero el matrimonio no fue una de ellas. Por el contrario, promulgaron una ley de matrimonios en 1950, cuatro años antes de presentar una constitución.
 
La presión para casarse sigue siendo fuerte en la China de hoy, donde casi 80% de los adultos han adoptado el lazo nupcial en algún momento, comparado con sólo 68% en Estados Unidos. En la actualidad, sin embargo, en comparación con 1950, el matrimonio está atado a otra institución burguesa: la propiedad inmobiliaria.
 
En China, las hipotecas a menudo preceden a los matrimonios. 
 
Según una creencia popular, si un hombre y su familia no pueden comprar una propiedad, él pasará apuros para encontrar esposa. 
 
Al elegir un marido, tres cuartas partes de las mujeres consideran su capacidad para proveer un hogar, según un sondeo reciente entre jóvenes en las ciudades costeras de China realizado por Horizon China, una firma de investigación de mercado basada en Beijing. Aun cuando una mujer desdeñe este criterio, su familia y amigos, por no mencionar los agentes inmobiliarios del país, no le permitirán olvidarlo.
 
Los “matrimonios desnudos”, como se conoce a los que carecen de una propiedad, son apoyados por crecientes cantidades de jóvenes. Conforme envejecen, sin embargo, sus actitudes podrían revertirse más rápidamente que el progreso de la sociedad.
 
Una mujer de Pekín de 28 años de edad se casó con su marido después de enamorarse de él en la universidad. Hoy, su perspectiva ha cambiado.
 
“Si me presentaran a un hombre ahora, y él no pudiera permitirse pagar una casa, no me casaría con él”, dice. “Necesito ser más realista. No soy una chica de 20 años”.
 
Algunos economistas argumentan que la competencia por esposas en el “mercado matrimonial” de China ayuda a explicar los altos precios en su mercado inmobiliario. Las casas son menos asequibles en aquellas partes de China donde los hombres superan por mucho al número de mujeres, argumentan Shang-jin Wei de la Universidad de Columbia en Nueva York, Xiaobo Zhang del Instituto de Investigación de la Política Alimentaria Internacional en Washington y Yin Liu de la Universidad Tsinghua en Beijing.
 
Los hombres, y sus familias, derrochan en bienes raíces para mejorar su posición en la competencia para casarse, pero eso meramente obliga a otros hombres a gastar más en respuesta
 
Los hombres solteros están inmersos en una lucha darwiniana, argumentan los economistas. Las casas sobrevaluadas son como el plumaje extravagante de un pavo real, un atributo atractivo que sólo los varones con más recursos pueden desplegar.
 
La carga de comprar casa por tanto recae fuertemente en los hombres solteros. Sin embargo, ya no se limita a ellos. 
 
Las mujeres y sus familias ahora contribuyen a las compras inmobiliarias de la pareja en 70% de los casos, según la investigación de Horizon China. 
 
Ayudan ambos porque deben – las parejas tienen que reunir recursos para permitirse las costosas casas de la zona costera de China – y porque pueden. Las jóvenes están ganando más y recibiendo más ayuda de sus padres, para quienes a menudo son hijas únicas.
 
Aunque la mayoría de las mujeres ahora contribuye a la compra de la casa, sólo 30% de las mujeres casadas añaden su nombre al título de propiedad, según la investigación de Horizon China. A Leta Hong Fincher, socióloga de la Universidad Tsinghua, le preocupa que “muchas mujeres chinas sean excluidas de lo que pudiera ser la mayor acumulación de riqueza residencial en la historia”.
 
Más mujeres están tratando de añadir su nombre a esta riqueza. 
 
De las casadas después de 2006, 37% tiene éxito. Sus esfuerzos cobraron nueva urgencia en 2011 cuando la Suprema Corte aclaró las reglas de divorcio: Cada parte, indicó, debe conservar la propiedad registrada a su nombre, después de que cada una fuera compensada por cualquier contribución a la hipoteca.
 
Sin embargo, el registro conjunto de la propiedad enfrenta obstáculos burocráticos y sociales. Una mujer entrevistada por Hong Fincher contribuyó fuertemente al enganche de una casa e insistió en que fuera registrada a nombre de los dos. La madre de su novio le rogó que abandonara su demanda, sin embargo, señalando que la futura esposa ganaba más que él y era más probable que ella lo abandonara a él que viceversa. La propiedad conjunta sería un golpe adicional al orgullo del novio.
 
En principio, la ley da derecho a una esposa divorciada a la compensación por sus contribuciones a la hipoteca, aun cuando la casa familiar no esté registrada a su nombre. Las mujeres no siempre documentan sus pagos a la casa, sin embargo, y, aun cuando no paguen nada de la hipoteca, siguen pagando muchos de otros gastos del hogar, señala Hong Fincher. 
 
En muchos casos, el hombre puede permitirse pagar la hipoteca sólo porque la mujer se hace cargo de amueblar la casa y muchos otros gastos.
 
“La propiedad de una casa define la masculinidad”, dice Hong Fincher.
 
A menudo las finanzas de la pareja se organizar de manera que el esposo pueda enorgullecerse de poseer la casa, dice, aun cuando, en realidad, su esposa esté contribuyendo conjuntamente a los gastos del hogar. Una esposa sumisa podría sentirse obligada a fortalecer su pretensión.
 
En China, la postura machista es otra burbuja que aún no ha estallado. 
 
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