El arte de diseñar equipos de alto rendimiento

Un buen equipo de trabajo se diferencia por el valor agregado que aporta a la suma de las capacidades individualidades. Un todo armónico donde cada pieza complementa y refuerza a las demás. El desafío es saber, ¿cómo se crean estos equipos? ¿cómo se ejerce el liderazgo en ellos?

Las empresas saben que los grandes logros sólo se consiguen a través de equipos bien definidos y consolidados, por lo que buscan integran a estos profesionales de alto rendimiento y líderes, que sean capaces de conducirlos y hacerlos prosperar. Dichas cualidades están presentes en los actuales procesos de selección de profesionales calificados donde además de los conocimientos específicos de cada caso, se busca en los candidatos capacidad de liderazgo, trabajar en equipo y experiencia.

Hasta hace poco, las empresas solían enfocarse en potenciar valores individuales, dejando a un lado los de grupo. Esta visión está cambiando y las organizaciones más innovadoras se han orientado a la integración de equipos especializados y altamente organizados capaces de operar conjuntamente para alcanzar objetivos concretos. Equipos que plantean como finalidad, el éxito común.

Son muchos los elementos, objetivos y subjetivos, que participan en la formación de equipos de trabajo, pero existe uno que es fundamental: el líder. Un profesional capaz de dirigir cada tarea individual y multiplicar su valor en el grupo, creando un todo armónico que es mucho más que las suma de las partes.

Un buen líder se mide por la capacidad de potencializar lo mejor de cada integrante del grupo, haciendo que todos participen en sintonía, y su vez creando los espacios y momentos donde cada uno de ellos pueda destacar lo mejor de sí, a manera de reconocimiento y desarrollo profesional. Dejando claro lo relevante de su aportación al equipo, educándoles a compartir, colaborar y delegar, contemplando su propia actividad como parte de un todo interrelacionado al servicio de un objetivo común.

Sin duda, un líder debe generar credibilidad y confianza, ser congruente con los objetivos y capaz de diseñar estrategias y acciones tácticas a partir de su capacidad de análisis, facilitando el trabajo en equipo. Un buen líder obtiene lo mejor de cada uno y suma todos los valores en favor de un bien común.

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