David Páramo

Análisis superior

David Páramo

22 Ago, 2013

Último filtro

Hoy los miembros del Senado de la República deberían evaluar a los 14 candidatos a ocupar cargos de comisionados dentro de la Comisión Federal de Competencia Económica y del Instituto Federal de Telecomunicaciones. Sin embargo, los violentos y el capricho político siguen frenando a un país que no sólo se desacelera, sino que ya corre riesgo de recesión.

Este podría ser el último filtro, puesto que, eventualmente, los legisladores podrían rechazar a algunos de los propuestos por el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, e incluso a todos.

Lo deseable es que los legisladores hagan un trabajo serio que esté de acuerdo con las expectativas que se han levantado sobre la reforma constitucional a las telecomunicaciones, hasta el momento el único logro del Pacto por México (que, dicho sea de paso, parece que se muere de olvido). Que analicen con todo cuidado los perfiles y estén seguros de que son lo mejor de los 35 que obtuvieron las mejores calificaciones de acuerdo con el examen del Comité de Evaluación.

Habría que recordar que en 2006, cuando se renovó a todos los comisionados de la Cofetel, se hicieron análisis mucho más que profundos y rigurosos sobre los candidatos en los que destacó el profesionalismo de los legisladores.

Si bien es cierto que ambas comisiones son fundamentales para el desarrollo del país, también es un hecho que la curva de aprendizaje en el caso de la CFCE puede ser mayor.

Titánica

Los plazos de 180 días a partir de su constitución para que tomen decisiones fundamentales en el caso del IFT obligarían prácticamente a una misión imposible, más si se trata de funcionarios bisoños que tienen un muy bajo conocimiento de los temas. Además, tienen que resolver sobre más de 80 conflictos de interconexión que representan miles de millones de dólares.

Sin embargo, al cuarto para la hora se decide que no hay prisa, que la gran urgencia de México puede esperar porque, según Ernesto Cordero y Alejandra Barrales, tres días no son suficientes.

De hecho, resulta particularmente grave si se considera que una vez que hayan sido ratificados tendrán 180 días para tomar decisiones sin el soporte de leyes secundarias.

Quizá el primero de los retos será ganarse el respeto del sector, puesto que la inmensa mayoría de los análisis señalan que se trata de candidatos débiles, con poco prestigio personal y que integrarán un órgano débil. Quizá esto sólo beneficiaría al operador dominante en materia telefónica.

Así, los legisladores tienen la obligación de elegir a los mejores y bien les haría tener algunos antecedentes de los candidatos del IFT y cuál fue su gestión. Ahora tendrán más tiempo.

Mario Fromow tiene dos problemas verdaderamente graves. El primero de ellos fue su gestión como funcionario de la Cofetel, donde se vio implicado en errores y omisiones que generan problemas en el sector.

Sin embargo, el otro no tiene ninguna salvación. De acuerdo con su propio currículum, trabajó hasta 2011 para Comertel Argos, que es una empresa que contrata al personal de confianza de Teléfonos de México, por lo que no cumpliría el requisito de tener tres años sin vínculos con una empresa privada.

Una interpretación muy laxa diría que no hay un vínculo jurídico directo y alguna otra chicanada; sin embargo, los legisladores deberían cuestionarle qué hacía en Comertel Argos y se confirmará que trabajaba para la telefónica dominante.

Algo similar sucede con María Elena Estavillo. Sería bueno que los legisladores averiguaran en qué casos de telecomunicaciones trabajó esta mujer como perito independiente y si no hay casos en los cuales pudiera generar conflicto de interés entre la nueva autoridad y alguno de sus regulados.

Inflados

En el caso de Adolfo Cuevas es muy difícil señalar que tiene un currículum destacado en el sector de las telecomunicaciones a pesar de que trabajó en el equipo de Ernesto Gil Elorduy cuando era comisionado de la Cofetel, y antes en RTC de la Secretaría de Gobernación.

Si bien no se puede responsabilizar a Cuevas por su jefe, la realidad es que Gil Elorduy siempre fue reacio a sancionar a Telmex y abiertamente se opuso a las licitaciones del espectro.

Ni Cuevas ni Fromow tuvieron participación activa en temas de licitaciones de espectro o interconexión, es decir, no conocen el tema.

En las hojas de vida de Gabriel Contreras y Ernesto Estrada no se encuentra ningún elemento que pueda hablar de experiencia en materia de telecomunicaciones. El primero trabajó como asesor de Felipe Calderón en Los Pinos dentro de la consejería jurídica del Ejecutivo Federal y el segundo ciertamente viene de la Comisión Federal de Competencia, lo que sólo le da cierto conocimiento en materia de competencia.

A Adriana Sofía Labardini se le recuerda más como una dura defensora de los derechos de los consumidores; sin embargo, sería bueno que los legisladores revisaran cuál fue su actuación como secretaria técnica de la Cofetel durante el periodo en el que Jorge Nicolín fue presidente de la comisión que está a punto de desaparecer.

Pasadero

A Luis Fernando Borjón, quien parecería ser el de menos problemas, se le debería cuestionar directamente sobre sus acciones y decisiones como funcionario de la Cofetel. Este hombre es considerado, por algunos dentro de la Cofetel, un tipo con poca determinación y compromiso, y quizá en ese sentido deberían funcionar los señalamientos.

Es necesario que los senadores hagan una buena evaluación, que cuestionen y estén seguros de que se está eligiendo a los correctos para realizar una labor que parece titánica: reformar el sector de las telecomunicaciones para que esté a la altura de las necesidades del país; que se dé una competencia mucho más justa y equitativa a favor de los usuarios de servicios de telecomunicaciones.

Por omisión o cualquier otro capricho político —como estar cediendo a los violentos de la CNTE— podrían ser los primeros en destruir las elevadísimas expectativas que despertaron entre algunos con la reforma a las telecomunicaciones y que, hasta el momento, se ha convertido en un tortuoso proceso de selección en el que destacan más los que no fueron considerados que quienes hoy deberán convencer a los representantes populares para que los contraten; sólo se les pide que sea con calmita. El país los va a esperar.

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