David Páramo

Análisis superior

David Páramo

5 Sep, 2013

¿Ahora sí?

Si los miembros de la CNTE no deciden otra cosa, hoy se realizará la comparecencia de los siete candidatos a ser comisionados del Instituto Federal de Telecomunicaciones en un proceso que, según parece, poco influirá en la ruta que ya se ha tomado entre los diferentes partidos políticos y el gobierno de Enrique Peña Nieto.

La intención original era que los siete candidatos propuestos por el gobierno pasaran prácticamente sin ninguna objeción, puesto que los perfiles parecían muy neutros.

De hecho, legisladores como Alejandra Barrales y Javier Lozano, que tienen una posición que les permite ser el fiel de la balanza, de entrada habían enviado señales de que estaban conformes y que no habría mayores problemas.

Sin embargo, el paso del tiempo se convirtió en el peor enemigo de estos candidatos que, es importante reiterarlo, están entre los 35 más capaces para ejercer el cargo. No sólo se hicieron muy notorias sus hojas de vida, sino que las presiones de las empresas y partidos políticos han arreciado y hoy parecería muy difícil que esta lista pueda mantenerse tal cual.

Se han visto actos vergonzosos, como los de Mony de Swaan, quien sigue tratando de que se le vea como una posibilidad, aun cuando realmente no lo es, puesto que difícilmente pasaría el filtro del Senado de la República.

Algunos otros quienes tendrían muy buenas posibilidades de entrar en segundas o terceras listas como Mónica Aspe, Héctor Olavarría y Gonzalo Martínez Pous han optado por una vía mucho más institucional. Simple y sencillamente han seguido con sus vidas y trabajos sin buscar cómo se aferran al hueso.

Hay algunos quienes creen que la diferencia está dada en función de que estos últimos tienen trabajo y lo mantendrán o serán muy cotizados en empresas privadas. De hecho, podemos adelantarle que algunos de quienes hoy son comisionados de la Cofetel tienen una gran baraja para analizar.

Quizá, quien será el último presidente de la Cofetel, está temiendo que va a terminar de socio en una consultoría que bien podría llamarse de los Hobbits o algo similar.

Caída

La clara decisión de Luis Videgaray de evitar una crisis sistémica en el sector de la vivienda por la vía de la conciliación entre bancos, acreedores y las tres principales vivienderas (GEO, Homex y Urbi) no puede seguir extendiéndose mucho más.

El secretario de Hacienda logró que los bancos le dieran un lapso a estas tres empresas para que presentaran programas de reestructuración y que mostraran su verdadera viabilidad financiera.

En los casos de Homex y Urbi parecería que si bien la situación es complicada desde el punto de vista financiero, hay elementos que permiten mantener una esperanza fundamentada en que estas empresas y sus acreedores podrán encontrar caminos de solución.

Seamos claros. En las empresas encabezadas respectivamente por Eustaquio de Nicolás y Cuauhtémoc Pérez Román existe una clara determinación de pagar sin darle vueltas al asunto. El éxito de estas negociaciones dependerá de las garantías que puedan ofrecer y los programas de viabilidad financiera que, eventualmente, garanticen la mayor recuperación de los créditos a los bancos.

No es así en el caso de GEO. Luis Orvañanos y sus directivos han optado por un camino diferente. Creer que los bancos acreedores son una suerte de mal nacidos que sólo tienen como misión en la vida destruir lo que construyeron. Por lo tanto, justifican moralmente acciones como esconder activos y estar desviando recursos que garantizaban el pago de los papeles que ellos emitieron voluntariamente.

Ninguno de los bancos o quienes tomaron sus bonos obligaron al pobrecito-inocente de Orvañanos a recibir los fondos. Los directivos de GEO fueron a pedirlos, hicieron presentaciones públicas y compromisos para emitir los bonos.

Hoy se encuentran muy enojados porque los bancos y tenedores de bonos están, dentro de la ley, protegiendo el interés de sus depositantes y clientes. ¿Les parecería bien que, por no molestarlos, se causaran quebrantos a los depositantes e inversionistas?

Se trata de un principio grave de irresponsabilidad en la cual no se acepta que ellos no están cumpliendo los compromisos que asumieron y deben hacerles frente como si fueran gente decente.

A pesar del interés del secretario de Hacienda de evitar una crisis mayor. No puede pretender Orvañanos que sus errores empresariales sean arreglados por papá gobierno o quienes cometieron el error de confiar en él y su compañía.

Apuestas

Así las cosas, habrá que seguir haciéndole al fantasy draft y calcular quiénes podrían quedarse y quiénes no.

Mario Fromow no se quedaría. Es muy difícil justificar cómo trabajó hasta 2011 en una empresa que sólo se dedica a contratar personal de confianza para Telmex. Habrá quien diga que es una outsourcing y que legalmente no es justamente lo mismo; sin embargo, si de lo que se trata es de hacer un organismo técnico fuera de presiones, pues la realidad es que este hombre no es conveniente.

María Elena Estavillo también sería rechazada. Si bien trabajó oficialmente como perito independiente en controversias dentro del sector de las telecomunicaciones, la realidad es que es una mujer muy cercana a los intereses de Movistar.

Quizá se podrían emplear retruécanos como los que emplean los defensores de Fromow, pero la realidad es que también parecería que su independencia está contaminada de origen.

Luis Fernando Borjón tiene algunos puntos en contra verdaderamente graves, entre ellos el que algunos lo ven como un leal del todavía presidente de la Cofetel y, por lo tanto, sería una suerte de incrustado. En contra de esta posición está el hecho de que siempre ha sido dócil a los jefes en turno y por lo tanto podría quedarse.

Tal vez los otros cuatro tienen muchas mayores posibilidades, puesto que se trata de personas que tienen buenas calificaciones técnicas y que lo deseable sería que dieran un paso más y se pusieran a la altura de la nueva responsabilidad.

Dentro de ellos quizá su principal obstáculo será el convertirse en moneda de cambio, es decir, que si sale alguno de los empujados por un grupo, pues la pagarían candidatos que son mucho más cercanos al gobierno y, en específico, a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

Habrá que estar muy pendiente sobre el futuro profesional de Sofía Labardini, Gabriel Contreras, Ernesto Estrada y Adolfo Cuevas.

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