Los bits del arte sinfónico

La música se ha convertido en un importante distintivo en videojuegos.
Economía -
Zelda con sinfónica. The Greek Theater reunió hace unos días a fanáticos del juego y su música. Fotos: Cortesía
Zelda con sinfónica. The Greek Theater reunió hace unos días a fanáticos del juego y su música. Fotos: Cortesía

CIUDAD DE MÉXICO, 9 de septiembre.- Desde épicas batallas hasta historias de héroes, la música que se utiliza en el desarrollo de un videojuego cobra cada vez más importancia dentro de la industria y su composición – que conlleva varias disciplinas artísticas para su creación– ha generado un culto importante para la comunidad gamer.

El área de videojuegos en el terreno del entretenimiento no es ningún juego: según Price Waterhouse Cooper este sector tiene un valor de casi 30,000 millones de dólares y se espera que en 2016 llegue a 86,000 millones de dólares, superando a la industria de Hollywood.

Las desarrolladoras destinan hasta 40% del presupuesto de un proyecto para la musicalización, aunque en México la cifra es menor porque la industria aún no se encuentra consolidada, indicó el compositor e investigador de música para videojuegos Anwar Sánchez en entrevista con Excélsior.

Y es que las piezas musicales que se incluyen en un videojuego no sólo son un acompañamiento, son piezas de creación especializada que en nuestro país comienzan a tomar vuelo en materia de comercialización.

Con un crecimiento en el gasto en videojuegos de 11% en la región latinoamericana, según datos de NewZoo, y más de 16 millones de gamers en México, el elemento musical para el nicho da indicios de un fuerte crecimiento.

Un ejemplo de ello es el concierto realizado el martes pasado en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México, donde 10 mil aficionados presenciaron la interpretación de la Orquesta Sinfónica Nacional de The Legend of Zelda: Symphony of the Goddesses.

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Esta franquicia ha generado jugosas ganancias para la empresa japonesa Nintendo, con 76 millones de copias vendidas hasta junio de 2013 según cifras dadas a conocer por la compañía.

Musicalidad, la clave

Según Anwar Sánchez, quien actualmente labora en México para la empresa japonesa Effy Ickx, la composición musical tiene una relevancia de 40% según datos de la empresa, pues “la música es un sentimiento que percibes a través de las armonías y de cómo se capta en el jugador” al momento de crear situaciones de tensión o de ganancia en la trama.

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Para Estuardo Rendón, responsable de difusión del Colectivo Chipotle, sociedad mexicana de música de 8Bits que agrupa a artistas y desarrolladores profesionales en el campo, la razón de que el elemento musical haya adquirido importancia es que la comunidad consumidora de videojuegos creció “escuchando consolas como el NES, SNES o Atari y ahora son adultos consumidores de música y entretenimiento, donde la edad promedio del gamer es de 30 años” dijo en entrevista.

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Para algunos jugadores, la música es clave al momento de contar una historia en la consola, ya que crea momentos de aventura o calma, pero en mercados donde la cultura de videojuegos está más desarrollada, como en Estados Unidos o Japón, la música creada para estos desarrollos ya es un género en sí mismo.

Bajo esta premisa, existen compositores altamente consolidados en la creación de piezas exclusivas para videojuegos que ya se han vuelto clásicos en el continente asiático como Uebatsu Nobuo y Kanno Yoko, quienes tienen una trayectoria amplia en el sector de más de veinte años de desarrollo.

¿Se puede vivir de ello?

Sin embargo, en una industria como la mexicana, que aún no logra comercializar sus desarrollos para consolas en el mercado internacional, surgen interrogantes en torno a la ganancia que genera la composición musical especializada para videojuegos.

Para Anwar Sánchez la inversión para un proyecto es definitiva, pues dependiendo de ésta es como se podrá pagar a los compositores.

Aunque existen proyectos que destinan hasta 40% de su presupuesto al desarrollo musical “la media es de 30% para financiar el costo de la grabación y la interpretación de los músicos”, indicó.

Las ganancias para los compositores mexicanos son mínimas en la actualidad. Brian Cubría, egresado de la Escuela Superior de Música que empezó componiendo arreglos para piano como un proyecto profesional sin fines de lucro, ha logrado en fechas recientes comercializar su trabajo con piezas y arreglos musicales para uno de los videojuegos más logrados gráficamente, Final Fantasy, así como para Mega Man X –entre otros– a través de su página en bandcamp.

Tras dos meses de comercializar su proyecto, éste le ha generado ganancias por 3,000 pesos, vendiendo cada descarga de diez canciones en 50 pesos. “No es lo más redituable en este momento porque apenas se está creando un movimiento donde se está dando a conocer los proyectos que hacen algo al respecto” indicó en entrevista.

Pese a ello, el compositor señala que este sector tiene futuro siguiendo las tendencias de otros países pues “cada vez es más redituable y va para adelante”, señaló.

Una muestra es el Music and Gaming Festival que se realiza en National Harbor en Maryland, Estados Unidos y que va por su doceava edición, donde la comunidad de jugadores de Norteamérica se reúne por cuatro días consecutivos únicamente para mostrar y debatir el desarrollo de la música en los videojuegos, según indicó Nick Marinelli, encargado de la promoción de este evento a Excélsior.

Piratería, el obstáculo

Un segmento tan especializado como la música para los videojuegos vive el estigma de la piratería de la industria musical completa en nuestro país, fenómeno que se ha expandido en parte gracias a la tecnología.

En su más reciente estudio  al respecto, la Asociación Mexicana de Productores de Fonogramas (Amprofon) indica que hay 8,317 contenidos musicales que se descargan de modo ilegal en nuestro país, cuyas ventas generan ganancias para el sector informal por alrededor de 200 millones de pesos.

Para Anwar Sánchez, que se genere una cultura en torno al desarrollo musical y de videojuegos en nuestro país debe “hacer que los jugadores dimensionen la importancia y el valor económico de los materiales originales, que le dan de comer al músico”.

Y es que según este investigador, después de la comercialización, la música es la segunda entrada de recursos para los desarrollos en videojuegos; un área de incipiente desarrollo para los compositores en nuestro país que va montado en la ola de consumo creciente de videojuegos en México, aunque en el mundo es toda una industria.

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