David Páramo

Análisis superior

David Páramo

18 Sep, 2013

Corrigiendo deformidades

Los recién nombrados comisionados de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) y del Instituto Federal de Telecomunicaciones difícilmente van a poder construir sobre bases nuevas, sino que tendrán que trabajar con “herencias” equivocadas que serán muy difíciles de corregir y que bien podrían marcar un camino en el que se hizo un gran movimiento, incluida lo que algunos llaman reforma constitucional, para seguir igual.

Durante las últimas semanas de la Comisión Federal de Competencia, su presidente Eduardo Pérez Motta tuvo una suerte de diarrea de resoluciones. El pleno tomó decisiones polémicas, que eso es predecible, pero a sabiendas de que los asuntos no serían ni concluidos por el pleno que los determinó sino que también se encontraban en una zona gris desde el punto de vista jurídico.

En temas como Sab Miller, Cinemark-Cinemex, Comex-Sherwin Williams se negaron las concentraciones. Más allá de lo equivocadas que puedan resultar estas decisiones, Pérez Motta les invitaba a pedir recursos de reconsideración y les garantizaba que los desahogaría en algo que, como advertimos en este espacio, era un error jurídico y algunos de los afectados lo interpretaron como un acto de mala fe.

El artículo transitorio que crea la Cofece señala que los asuntos que fueran resueltos en el periodo entre la decisión y que el pleno quedara integrado se resolverían con base en la ley, la cual establece que las empresas no podrán solicitar recursos de reconsideración sino que tendrán que ir al amparo directo.

Pérez Motta logró confundir a sus seguidores y voceros oficiales que no se tomaron la molestia de leer la nueva ley o, por lo menos, asesorarse con alguien que conociera de temas jurídicos. Hoy esos mismos se llaman a sorpresa porque la presidenta de la Cofece, Alejandra Palacios, no sólo dice que no se aceptarán recursos de reconsideración, sino que se anularán los que se presentaron. En el extremo, podría haber empresas que hubieran perdido los plazos jurídicos.

Licitación

En junio y agosto de 2012, en medio de una gran polémica y disputa entre los entonces comisionados de la Cofetel, se acordaron las bases de licitación de dos cadenas de televisión abierta.

Las formas y errores procesales que se cometieron hace más de un año hicieron que comisionados como Gonzalo Martínez Pous establecieran que desde el punto de vista jurídico estas bases resultarían altamente impugnables por cualquier grupo que consideraba que no se había cumplido con sus derechos.

Errores jurídicos básicos, como la violación de los plazos fijados por el propio pleno, podrían hacer que alguien pudiera exigir la nulidad de todo el proceso.

Mony Sacha de Swaan, en lugar de tomar medidas adecuadas, hizo un campaña entre diversos grupos (por lo menos tres) asegurándoles que “les ayudaría” a ganar la licitación y que eran sus “favoritos”.

El engaño de Mony Sacha llegó a tal nivel que Felipe Calderón y una buena parte de sus colaboradores en Los Pinos daban como un hecho que se realizaría la licitación antes de que terminara su gobierno. Como anticipamos desde aquel momento, era impensable que pudieran cumplir con esta licitación incluso antes de que Enrique Peña Nieto ganara las elecciones presidenciales.

De todo lo que quedó de ese trabajo fueron unas bases de licitación altamente cuestionables desde puntos de vista técnicos y jurídicos que, al menos en la opinión del comisionado Luis Fernando Borjón, son las que se deben utilizar. De hecho, en su comparecencia señaló que se había hecho un muy buen trabajo y que, por lo tanto, estaría listo.

Bemoles

La licitación de las dos cadenas de televisión parecería una gran medalla para la llamada reforma a las telecomunicaciones que, al menos hasta el momento, parece mucho más sólo un cambio de comisionados.

Sin embargo, la forma en que fue diseñada plantea un serio problema para el IFT, presidido por Oswaldo Contreras.

Primero, se parte de una serie de bases que son dudosas en un plazo verdaderamente corto de sólo 180 días que ya están corriendo y, quizá lo más grave, que el apetito pudiera no ser el que se han imaginado muchos.

En la mente de algunos de los integrantes del Pacto por México, especialmente los más radicales, se cree que una “reforma” a las telecomunicaciones debería tener como único y principal foco acabar con el “monstruo de dos cabezas”, “el duopolio”, “los poderes fácticos” y demás exageraciones verbales que sólo confunden. Curiosamente son mucho menos duros para cuestionar a la poca competencia en la telefonía.

La realidad es que, en el extremo, la licitación de canales de televisión abierta podría quedar desierta o los ofrecimientos que se hagan por ellos ser muy inferiores con respecto a lo que se han imaginado algunos.

México, por aquello de las obsesiones políticas, es uno de los pocos países que siguen viendo como prioritario el establecimiento de canales abiertos bajo el principio de que es la manera de llevar televisión a quienes menos tienen. La práctica internacional es el profundo desarrollo de los canales de paga y que lleguen cada vez a mayores sectores de la población.

Adicionalmente, las medidas para tratar de obligar a quienes tienen cadenas de televisión de paga a subir programación de quienes producen contenidos en televisión abierta va en contra de la intención de una licitación como la que se está planeando.

Así las cosas, no sería nada difícil que la licitación de canales de televisión abierta pudiera quedar desierta o despertar un interés verdaderamente ínfimo. Al tiempo.

GEO

Luis Orvañanos y los principales accionistas de GEO siguen pensando en que van a poder convencer a todos de que sí les van a pagar y que sólo se trata de una redefinición del negocio al modo de que puedan hacerlo a través de un concurso mercantil preconcertado.

La idea, ingenua por lo demás, se topa con la molestia creciente de algunos acreedores, quienes siguen recolectando evidencias de que esta empresa ha hecho malabares contables para no cumplir debidamente con sus obligaciones y, en una de esas, no pagar lo que quedó. Tristemente en el país años van y vienen y los paladines del no pago se mantienen.

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