David Páramo

Análisis superior

David Páramo

9 Oct, 2013

Es lo que hay

Enrique Peña Nieto ganó en las urnas, de una manera limpia y clara, el derecho y la obligación de gobernar al país. Para bien o para mal, la mayoría de los votantes decidió no sólo que quería el regreso del PRI a los Pinos sino que les confirió la autoridad de proponer, junto con el Congreso de la Unión, la conducción del país.

De una manera voluntaria, los electores decidieron que no querían por el momento más gobiernos de Acción Nacional y mantuvieron el tajante no a las políticas populistas representadas por Andrés Manuel López Obrador.

Sería muy importante que los líderes de iniciativa privada y todos los grupos que hoy se oponen a la iniciativa hacendaria no sólo tuvieran claro este hecho, que parece que se le ha olvidado a tipos como el orate AMLO o de iniciativa privada como Juan Pablo Castañón que, con la mano en la cintura, pide que se modifique 90% de la iniciativa hacendaria y sólo se quede lo que le gusta y le conviene, es decir, la desaparición del IETU y del IDE.

Vivimos en un país donde amamos el esfuerzo ajeno. Que corran los otros, que se sacrifiquen los demás, que otros sean los que tengan que cargar con el peso de la modernización del país. Esta manera de pedir el sacrificio en cabeza ajena pasa por todos los sectores.

En el fondo no es muy diferente la posición de los maestros del CNTE y de los líderes del CCE, pasando por una muy buena parte de la llamada clase media que hoy siente que tendrá que sufrir. Nadie, absolutamente nadie quiere salir de la zona en la que hoy se sienten cómodos… Podrían estar más, pero con eso se conforman.

Si se analiza la iniciativa hacendaria es claro que hay un cambio con respecto a cómo se manejó el tema durante los gobiernos de Ernesto Zedillo, el mariguanero Vicente Fox y Felipe Calderón. Durante aquellas administraciones se creía mucho más en el crecimiento de ciertos sectores de la economía, puesto que generarían riqueza y esta se distribuiría hacia los que menos tienen.

Ahora la visión es otra. Que el Estado debe exigir un mayor sacrificio a las clases más elevadas para liberar recursos que ellos distribuyan en programas de justicia social. No hay engaño, salvo la época de Zedillo, ésta siempre ha sido la visión económica del PRI. Algunas veces llevada al extremo del populismo como en las administraciones de Luis Echeverría y José López Portillo, quienes pusieron al país en una situación lamentable.

Sus postulados son retomados en buena manera por López Obrador y quienes le siguen, es decir, un populismo estatista y autoritario que no se cansa de mostrar sus pésimos resultados. En estos momentos ahí están los fracasos económicos y sociales de Argentina y Venezuela.

Popularidad

Hacer cambios fiscales jamás ha sido popular, puesto que siempre se afecta a algún sector que desea que sean otros los que tengan que sacrificarse por un país mejor.

Si se hacen políticas fiscales que parezcan muy populares se llega, tarde o temprano, al callejón del desastre económico como el que se produjo en México tras la docena trágica, hoy en buena parte de Sudamérica o incluso en Estados Unidos donde los legisladores del Partido Republicano han puesto un dique al populismo de Barack Obama.

Si se maneja la política fiscal como una herramienta de popularidad se cae en la tentación de crear huecos que se tratan de tapar con deuda o, si no hay un banco central autónomo y fuerte como el Banco de México, emitiendo moneda y aumentando la inflación. Todos estos caminos llevan a la tragedia económica que empobrece más a la población.

En el equipo de Luis Videgaray en la Secretaría de Hacienda hay claridad en que no se tomó una decisión que sea agradable para una gran cantidad de grupos de la iniciativa privada o las clases medias (que no son tan medias puesto que, con poco dinero, se llega a los deciles más altos de ingreso), pero están convencidos de que trata de un acto de justicia.

A la IP le hubiera gustado más IVA en alimentos y medicinas. Sin embargo, el gobierno consideró que eso hubiera afectado a quienes menos tienen, puesto que si bien paga más el que más consume este impuesto, también es un hecho que los más pobres gastan una mayor parte de su ingreso alimentos y medicinas.

Puntos

Gran parte de la discusión fiscal se ha concentrado en los efectos negativos de medidas como el IVA en las fronteras o ese mismo impuesto en operaciones hipotecarias y colegiaturas.

¿Cuál ha sido el efecto neto para la población del IVA en las fronteras? Los precios no son menores que en el resto del país, así que no se puede hablar de competitividad con las naciones fronterizas. Quienes han ganado son los intermediarios.

Sólo tres millones de los 27 millones de niños en el país acuden a la educación privada. Absolutamente nadie cree que vaya a ser fácil para un jefe de familia tener menor ingreso disponible por pagar esta contribución. Este impuesto es quizá uno de los muy pocos que no van a pasar.

Nadie esconde los efectos que tendrá en el sector hipotecario que tienen la propuesta fiscal. Sí, efectivamente puede disminuir aún más el ritmo de la construcción y seguir impactando negativamente el empleo; sin embargo, la Secretaría de Hacienda deja claro que quitar estas dos contribuciones implicaría una recaudación menor en 43 mil millones de pesos.

La pregunta, que nadie ha respondido, es de dónde podría salir este dinero. Quizá, por ahí, se han intentado respuestas como disminuir el gasto. Quizá tengan razón; sin embargo, lo que no queda claro es cómo y dónde.

Algunos priistas como el presidente del Senado de la República, Raúl Cervantes, siempre se han mostrado proclives a realizar revisiones profundas de la forma en que se gasta y su eficiencia. En este sentido, es positivo ver cómo se está revisando la forma en cómo se gasta en el sector educativo. Tradicionalmente se destinaba cada vez más dinero sin contar su impacto.

Es momento que se entienda fuerte y claro. El gobierno de Peña Nieto ganó en las urnas el derecho y la obligación de conducir económicamente al país. Con base en eso hay que construir y pagar la parte que corresponde a cada uno. Ya basta de quejas.

Sin derecho a ser escuchados

Algo pasa en la oficina principal de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la que ocupa  Francisco Rojas Gutiérrez, que la reiterada solicitud de audiencia por parte de Jaime de la Rosa, presidente de la Asociación Mexicana de Energía (AME), ha sido ignorada olímpicamente. A lo mejor Rojas Gutiérrez, o alguno de sus eficientísimos colaboradores, no sabe que De la Rosa representa a particulares que ostentan al menos 20% de la capacidad total instalada para generar electricidad.

De la Rosa, es evidente, busca entrevistarse con Rojas Gutiérrez para plantearle, entre otras cosas, que los integrantes de la AME están dispuestos a incrementar al doble su participación si se abren los mercados, pues la asignación sería más eficiente y podrían, incluso, competir en mejores condiciones.

Que conste, con la propuesta de reforma energética la iniciativa privada podría generar hasta 40% de la electricidad que se requiere en el país, toda vez que dichos cambios le permitirían mayor inclusión en diferentes proyectos.

No sólo eso, de aprobarse, la IP estaría interesada en aumentar los capitales de inversión y con ello el número de proyectos en todas las modalidades tecnológicas. Entre los socios de AME se encuentran firmas del nivel de GE, Gas Natural Fenosa, Acciona Energía, Alstom Mexicana, GDF Suez México, Siemens Mesoamérica, etc.

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