David Páramo

Análisis superior

David Páramo

18 Oct, 2013

El clásico de octubre

Como era de esperarse, los legisladores inventaron una gran cantidad de impuestos de último minuto para tratar de compensar los huecos que fueron abriéndose en la legislación presupuestal que ronda entre 40 mil y 60 mil millones de pesos.

Se trata de ocurrencias más que de impuestos bien pensados. Se trata de cosas que en el último momento les parecieron correctas sin importar que en la realidad se trata de medidas simplemente recaudatorias que tienen poco impacto en la salud de los mexicanos.

En el caso del impuesto a las bebidas azucaradas sí había un estudio previo. México es el máximo consumidor de refrescos, líder mundial en obesidad que, a pesar de las quejas de los productores, mucho tiene que ver con este producto.

Durante años se consideró que era un producto de primera necesidad porque las refresqueras desarrollaron capacidad logística para cubrir incluso las zonas más remotas del país, donde el agua potable era prácticamente desconocida. Además, como un importante aporte de calorías que, hoy se sabe, son vacías, es decir, de mala calidad.

En el caso de las bebidas azucaradas hay sucedáneos. El óptimo, sin lugar a dudas, es el agua. Curiosamente México es el máximo consumidor de agua embotellada y por una razón difícil de justificar este producto es más caro que las bebidas azucaradas.

Así las cosas, el aumento en el impuesto tiene la ventaja de que desplazará el consumo hacia bebidas no azucaradas, que serán más baratas al no tener el gravamen, al tiempo que mejora la salud de los mexicanos y disminuye la presión hacia las finanzas públicas en programas de cobertura médica a las enfermedades derivadas de la obesidad.

En esta misma tónica los legisladores decidieron ampliar la visión e ir en contra de otros productos que también son factores de obesidad por su elevado contenido calórico en contra del contenido nutricional real.

Evidentemente se trata de una medida recaudatoria que, además, busca fortalecer las finanzas públicas en cuanto al combate a la obesidad y las enfermedades que genera.

Sin embargo, también es necesario ir más allá y garantizar que los recursos efectivamente sirvan para incentivar una mejor nutrición de los mexicanos, puesto que el país enfrenta un verdadero problema de salud.

Molestia

Ayer mismo informamos en este espacio que Gerardo Gutiérrez Candiani y los miembros del Consejo Coordinador Empresarial, exceptuando la Coparmex, habían tomado una posición verdaderamente constructiva de cara a la reforma hacendaria, comprendiendo cuáles eran las bases de la negociación.

Sin embargo, ayer mismo hizo pública su molestia por las bolas rápidas que, en materia fiscal, son un clásico de otoño. Les molestó verse sorprendidos en algunos temas como la supuesta progresividad del ISR con barreras muy pequeñas y, en general, en todo lo que no fue parte de la negociación.

Era de esperarse que los legisladores tomaran medidas así. No hacerlo hubiera ido en contra de su naturaleza, pero también es un hecho que se trata de actos de simple populismo legislativo que no van hacia ningún lado, puesto que son insuficientes para cubrir los boquetes que se abrieron a la iniciativa al no cobrar IVA en las operaciones hipotecarias, colegiaturas, eventos deportivos; así como en los mayores compromisos presupuestales al comprometer fondos para el Distrito Federal.

Así, los legisladores aplican otra del clásico de otoño. Ya anunciaron que van a incrementar la estimación del precio del petróleo, puesto que más allá de las exóticas fórmulas que han ido inventando a lo largo de los años para supuestamente estimar bien el precio del petróleo, la realidad es que se pone el número que le conviene a los legisladores, es una suerte de amortiguador fiscal.

Entre los valores entendidos de la negociación presupuestal está que la Secretaría de Hacienda manda una estimación baja del precio del petróleo para irla aumentando… Vamos, regateo legislativo.

También que van a cambiar la estimación del tipo de cambio del precio frente al dólar con el único elemento técnico de que la realidad termine ajustándose a sus necesidades fiscales.

Otro de los clásicos, es decir que se hará un recorte al gasto, que se tomarán medidas para calcular la eficiencia de los planes y programas. Tradicionalmente esto jamás ocurre.

Chantajitos

Los panistas nuevamente están demostrando que no son capaces de sostener las bravatas de su muy pequeño líder Gustavito Madero, puesto que en las votaciones dentro del Congreso de la Unión se está demostrando que una cosa es lo que dicen y otra la que votan.

Sin embargo, haciendo efectivo el refrán de perro que ladra no muerde, acusan a los perredistas de mercenarios, vendidos y demás ridiculeces porque están apoyando abiertamente la iniciativa fiscal de Enrique Peña Nieto que, es necesario recordar ante los dichos, podría haber sido firmada directamente por los perredistas, ya que tiene muchos puntos que han defendido en los últimos años.

Los panistas son los únicos que abiertamente han pedido monedas de cambio. Maderito se cansó de decir que la única manera de que hubiera reforma energética sería si se aprobaba una reforma política.

Los priistas anunciaron que ellos no mandarán ninguna iniciativa para que se analicen las que ya están en el Congreso; los del PVEM, que están dispuestos a ceder ante el chantaje del PAN si eso significa la aprobación de la iniciativa energética. Los perredistas dicen que sólo hay que hacer ahora algunos cambios considerados dentro de la llamada reforma política y terminar esa discusión en otro momento.

Los panistas, hoy en el peor momento de su historia, tienen una actitud peor que los miembros de la Selección Mexicana de Futbol, así que parece que se tendrán que tragar las palabras de su presidente o ir en contra de sus principios.

En el fondo, será verdaderamente interesante ver cómo le hace el gobierno de Peña Nieto para sacar una iniciativa fiscal con el apoyo del PRD y con la oposición ladradora del PAN y, una vez terminada, pasar a una reforma energética que tendría que salir con el apoyo del PAN y la oposición del PRD.

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