Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

2 Nov, 2013

Reacciones ante la miscelánea fiscal

Durante la semana se aprobaron las modificaciones a las leyes fiscales que entrarán en vigor el próximo mes de enero. Si bien se han hecho varios análisis de la propuesta original, ésta sufrió cambios. Hoy se puede afirmar que hay varias implicaciones conductuales de los principales cambios de la reforma.

El pago de impuestos es una redistribución de la riqueza de los particulares al gobierno para que este último pueda sufragar sus gastos. Por lo mismo, la conducta de los individuos se verá influida por las nuevas reglas tratando de optimizar su carga fiscal, o en su caso, modificar su patrón de gasto ante un cambio en su nivel de ingreso disponible.

Es decir, no se puede asumir que toda la economía se comportará igual que antes y simplemente que el gobierno recaudará más. Van a existir ajustes de comportamiento y debemos entender a donde nos pueden llevar.

Primero, tenemos que hablar de la formación de expectativas. Aunque la venta oficial de estos cambios habla de una reforma hacendaria que en la práctica es una miscelánea que le cobra más impuesto a los mismos.

En términos efectivos no se está ampliando la base fiscal ni se está moviendo a impuestos generalizados al consumo.

Esta reforma fue la posible y no la que se prometió, por lo que abre la discusión de si realmente se logrará la transformación del país o seguiremos la inercia. Esto puede influir en el ánimo de desencanto de los empresarios para invertir en México y de las personas con esta administración.

Segundo, tenemos una serie de medidas que afectan al impuesto de las personas físicas y que son el aumento en la tasa de impuesto y el tope a las deducciones.

Al segmento de la población de ingreso medio y medio alto, que son un motor importante del consumo interno, se le está aumentando la carga fiscal efectiva entre 20 y 30%. Una implicación directa de una caída relevante en el ingreso disponible será un menor consumo y esto puede afectar negativamente los escenarios de crecimiento.

Cuando se revisan los datos de consumo interno y de la ANTAD se aprecia que este 2013 no ha sido un buen año para la dinámica del mercado interno. Ahora resulta que cuando se necesita que fluya el consumo con la reforma fiscal se puede limitar.

Si las personas deciden no ajustar su consumo y lo hacen reduciendo su ahorro, el efecto también será negativo teniendo menos oferta interna de fondos prestables. Esto contrasta con el hecho de que el gobierno además está pidiendo deuda adicional.

Tercero, para las empresas la historia es similar acotando algunas deducciones y gravando más la utilidad. Esto también puede tener efectos adversos en la economía, pero la manera en que se manifestará es diferente.

Presento dos casos. Uno tiene que ver con el hecho de que hay empresas que operan en México y que pueden hacerlo en otras partes del mundo en función de los costos de operación. Al aumentar el costo fiscal efectivo se pueden estar dando las condiciones para que las nuevas inversiones no se hagan en México restando dinamismo a nuestra economía.

El otro tiene que ver con que el aumento en impuestos eleva el costo por operar en la formalidad para empresas pequeñas en México. Lo que se puede estar gestando es un mayor incentivo a migrar, al menos de manera parcial, su operación a la informalidad.

Cuarto, el pretender justificar los impuestos especiales al consumo de comida chatarra y bebidas endulzadas como un tema de salud pública no necesariamente va a llevar a un menor consumo y a disminuir los problemas como el de la obesidad, como lo han manifestado.

Desde el punto de vista del consumidor, no queda claro cómo esto modificará su consumo. Además, el consumo de estos alimentos no es la única fuente de calorías excesivas por 100 gramos de alimento y hay otras variables como la cantidad de comida que no se modifica.

Simplemente con un buen argumento que apela a la población se está gravando más cierto consumo. El problema es que sigue y con qué argumento.

En resumen, no es una buena reforma fiscal. Si logrará recaudar más, pero hay un costo implícito para la economía en términos de menor competitividad y menor ingreso disponible que pueden afectar el ritmo de crecimiento económico haciendo probable el escenario de que nos quedemos en el crecimiento inercial que hoy tenemos.

*Director general del Fundef
guillermozamarripa@itam.mx

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