Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

9 Nov, 2013

La confianza sí importa

En muchos aspectos de la vida y de los negocios el nivel de confianza es muy relevante. Uno de éstos es el desempeño de la actividad económica. El factor confianza es un intangible que puede hacer que personas decidan llevar a cabo o no una inversión. Lo anterior nos lleva a la vertiente de que en algunos casos las decisiones consideran aspectos sicológicos y no sólo datos duros.

Dentro de los aspectos sicológicos detrás de la confianza podemos mencionar algunos como pueden ser el miedo, la inseguridad, el pesimismo y el optimismo, entre otros.

Para respaldar lo anterior, voy a citar dos episodios en que se manifestaron los elementos sicológicos de la confianza y que tuvieron un impacto importante en la actividad económica. 

El primero tiene que ver con las inversiones en acciones del papá del presidente Kennedy en el tiempo previo a la crisis de 1929. Él vendió sus acciones cuando escuchó a un bolero dar recomendaciones sobre inversiones bursátiles.

El hecho subyacente tiene que ver con que la confianza excesiva en el mercado llevó a pensar a muchos que la tendencia alcista se podía mantener por siempre y ya no se valoraban los fundamentales. Era el optimismo el que decidía en qué invertir.

En la época de la Gran Depresión la caída del Producto Interno Bruto fue mucho mayor a lo que se podía esperar. Una razón tenía que ver con la falta de confianza de los consumidores.

En esa época las personas que tenían trabajo también tenían mucho miedo a perderlo. Por lo mismo, una parte significativa de su ingreso se dedicaba al ahorro como una medida precautoria. La baja en el consumo era mucho mayor a la esperada generando un círculo vicioso.

Es en este contexto que el economista británico Keynes hacía referencia a lo que llamaba los animal spirits, que era lo único que podía explicar la fluctuación económica.

Si bien estos dos ejemplos son extremos, ilustran cómo la confianza o su ausencia puede llevar a ciertas decisiones de las personas. En una situación económica más normal, el factor confianza no va a generar un evento como la Gran Depresión, pero sí puede ser un factor que limite lograr una mayor tasa de crecimiento económico.

Toda esta reflexión viene al caso porque los datos de los índices de confianza del productor y del consumidor publicados por el INEGI a octubre muestran que se está perdiendo la confianza.

En concreto, el índice de confianza del consumidor que se ubicó en septiembre en 94.1 puntos, (2.06% menor al de agosto de este año) en octubre de 2013 bajos hasta 91.2.

Estos datos contrastan con los niveles de diciembre 2012 y enero de este año en el inicio de la administración, y que estuvieron en niveles de 99.0 y de 100.0, respectivamente. 

El índice de confianza del productor se ubicó en octubre en 50.7 puntos, que es 0.98 puntos menor al de septiembre de este año y que es mucho menor al de hace un año, que fue de 54.7.

Estos datos contrastan con los niveles de diciembre 2012 y enero de este año en el inicio de la administración y que estuvieron en niveles de 55.6 y de 56.0, respectivamente.

Además, cabe señalar que el índice de octubre de 2013 ya está muy cercano del umbral de los 50 puntos, nivel mínimo que ha mantenido los últimos 44 meses.

Dos reflexiones importantes. La primera que el comportamiento relativo del índice de confianza del productor es más negativo que el del consumidor. Esto además de un mayor pesimismo puede ser una mala señal, ya que los empresarios tienden a estar mejor informados y reaccionar más rápido ya que sus ingresos son más inestables que los de los asalariados.

Además, el componente de mayor caída en dicho índice es el que se refiere al momento adecuado para invertir que había tenido una tendencia creciente al inicio de la administración.

La segunda es que mucho de lo que hace el gobierno contribuye a lograr que las expectativas cambien. Un ejemplo es la tolerancia a la CNTE y otro es la reforma fiscal. El problema es que la percepción no se resuelve con discursos, se necesitan hechos.

Para lograr el crecimiento prometido en campaña el gobierno necesita de empresas y familias, el gasto público solo no lo logrará. Si no genera confianza no vamos a tener un buen desempeño económico.

*Director general del FUNDEF
                guillermozamarripa@itam.mx

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