América del Sur en la encrucijada: Paradigmas

CIUDAD DE MÉXICO.- Durante la década pasada, la mayor parte de las economías sudamericanas experimentaron algo que no había ocurrido desde antes de 1982: periodos relativamente largos de crecimiento acelerado.  Esto llevó a que se comenzara a hablar de un porvenir venturoso para la región, e incluso de una próxima década latinoamericana (no es casual que en ese mismo periodo Brasil adquiriese mayor peso en las discusiones internacionales, aun cuando fue una de las economías menos dinámicas de la región). Pero, ¿qué sostuvo este crecimiento acelerado de la región? ¿Es posible que se sostenga en un ambiente internacional de recesión/desaceleración de sus principales socios comerciales?

En buena medida el crecimiento económico de la región se debió al impulso proveniente de su sector externo. Dicho impulso provino de dos fuentes: el crecimiento de la demanda de materias primas por parte de China y del crecimiento del precio de las materias primas en los mercados financieros internacionales. Ambos elementos provocaron un choque positivo en los términos de intercambio (razón entre el precio de las exportaciones y el precio de las importaciones) de buena parte de los países de la región (cuyas estructuras de exportación se encuentran fuertemente concentradas en bienes primarios como se muestra en el panel c del gráfico 1), incentivando con ello la producción en el sector exportador, lo que terminó por impulsar a la economía.

Gráfico 1

Sin embargo, como se puede ver en el panel a y b del gráfico 1, a partir de la crisis internacional de 2009, el dinamismo exportador se agotó, aun cuando los términos de intercambio siguieron siendo favorables para buena parte de las economías más importantes de la región. Ante este escenario, la perspectiva de un crecimiento acelerado en la región depende de que el mercado interno se dinamice y se convierta en el nuevo sostén del crecimiento. Hay al menos dos factores que hacen dudar sobre que esto ocurra.

El primero de ellos son los niveles de desigualdad y de pobreza en la región (cuadro 1). La existencia de un amplio sector de la población (en algunos países cerca de la mitad, en otros un 10%) con un ingreso menor al necesario para un bienestar mínimo ,reduce el potencial del mercado interno para absorber la producción nacional (ello pues ese sector no cuenta con los recursos necesarios para comprar más bienes que los mínimos necesarios). Si además el ingreso se encuentra concentrado en una mínima parte de la población, el mercado interno se reduce aún más. Ello pues el ingreso del grueso de la población no les permite expandir mucho su demanda de bienes, mientras que el sector con un ingreso suficiente como para consumir más es un número insuficiente de individuos como para absorber una mayor producción de las industrias locales.

Cuadro1

Otro factor que influye negativamente sobre la capacidad de los mercados internos de Sudamérica para convertirse en el motor de impulso de dichas economías es el peso que representan del sector informal de baja productividad en el empleo (cuadro 1). Dicho sector consiste de aquellas empresas demasiado pequeñas como para introducir tecnologías o equipo que les permita generar economías de escala y con ello impulsar el crecimiento de la productividad, y en donde la calificación requerida es mínima o nula. La incapacidad de introducir tecnologías generadoras de economías de escala se puede deber a uno o a varios de los siguientes factores:

• Que el tipo de actividad no permita la incorporación de dichas tecnologías,
• Una falta de recursos para financiar la inversión en equipo,
• Dada la falta de calificación, simplemente no se está al tanto de los avances tecnológicos en el ramo.  

La propia existencia de este sector puede ser vista en parte como resultado del patrón de crecimiento sustentado en la explotación y exportación de materias primas. Ello pues la explotación de materias primas no es una actividad que genere una gran cantidad de encadenamientos al interior de la economía, por lo que su capacidad generadora de empleos no es muy alta. Esto lleva a que exista un déficit en la generación de plazas laborales que es subsanado mediante la incorporación de un gran segmento de la población a actividades de fácil acceso como las que conforman al sector arriba mencionado. El vasto volumen de este sector también explica la desigualdad de ingresos, pues quienes laboran en el sector informal de baja productividad usualmente perciben ingresos menores a los trabajadores incorporados a empresas formales de productividad media o alta, como son las manufacturas, las cuales han ido perdiendo peso dentro de la estructura de la producción.

Como se puede ver, las dos dificultades que enfrenta la expansión del mercado interno de varios países sudamericanos mencionadas aquí se encuentran estrechamente relacionadas entre sí y a su vez con el patrón de desarrollo de la región. Por tanto, si se busca que el mercado interno sea el nuevo sostén del crecimiento, el primer paso (y el más difícil) radica en modificar la estructura productiva de la región, de tal forma que actividades con el mayor número de encadenamientos hacia adelante y hacia atrás adquieran un mayor peso. Lo ideal es que dichas actividades sean susceptibles de enfrentar en algún punto competencia externa, de tal forma que tengan un incentivo a incorporar innovaciones constantemente. Esto permitiría expandir el empleo en dichos sectores, al mismo tiempo que incorporar equipos de producción con nuevas tecnologías y con ello elevar la productividad y los salarios.

*gl