Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

20 Nov, 2013

Identificación geográfica vs. denominación de origen

Entre el 19 y el 24 de noviembre se estará efectuando en Salt Lake City, la reunión de jefes de negociación y expertos y, la semana pasada se efectuó una ronda de negociaciones sobre reglas de origen en la misma ciudad.

Ambas reuniones no están abiertas a prensa y, se realizan mientras Estados Unidos está negociando con Europa el Tratado de Inversión Trasatlántico y también en paralelo con Japón el de automotores.

Ambas negociaciones son clave para México y, seguramente serán tomadas muy en cuenta por los negociadores de los equipos del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo y, el de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, porque en el caso del TPP, existe la posibilidad de que en la ronda de reglas de origen que se efectúa en EU, se incluya un capítulo de “identificaciones geográficas”, que pare la pretensión de “dividendos” gratis que se le ha ocurrido a Bruselas con las crisis que enfrentan las principales economías.

Es algo que tiene muy preocupados a los industriales de diversas ramas en México y si no pregúntele a Francisco Funtanet de la Concamin y a las asociaciones como la Cámara Nacional de la Industria de la Leche (Canilec), que preside Raúl Riquelme Cacho de Alfa-Sigma.

En Europa se diseña una rara estrategia para tratar de “recuperar mercados”, pretendiendo que todo aquello que en el mundo se vende “con sus denominaciones de origen” debe pagar un derecho de uso.

Por ejemplo, el queso que en México se denomina “tipo manchego”, o el “salami”, el “jamón”, el “provolone”, “jamón serrano”, “parmesano” o “spaguetti”, todos estos nombres forman parte de la “colonización” alimenticia que vive América y, no puede considerarse denominación de origen porque son herencia y genéricos para nosotros, pero la crisis es de tal naturaleza en el viejo continente,  que quieren de regreso esos nombres para recuperar un mercado en el que no le han invertido ni un peso. Al rato nos cobrarán por hablar inglés, español, portugués o francés por denominación de origen.

El tema de la denominación de origen se rige por el acuerdo de Lisboa y forma parte de la serie de Tratados Internacionales que rigen la propiedad industrial, incluyendo los de París y Viena, pero los europeos pretenden que haya un reconocimiento de denominación de origen por usar el nombre del lugar, y se impida la venta a menos que se pague derechos por ello.

El queso tipo manchego que se produce en México ni es manchego ni sabe al de La Mancha, España, pues no se trata de un producto que se genere y produzca únicamente en Europa.

En México, estos productos se registran de acuerdo con la Ley General de Salud de Productos y Servicios y tienen que identificarse como “tipo” salami, o tipo parmesano, para que el consumidor identifique, por ejemplo el tipo feta, pero ahora resulta que tendía que decir “tipo feta de Grecia”. ¿Se imagina?

Lo que hoy parece algo improbable, en realidad es un gran problema porque si Europa insiste, puede colocar a muchos países en riesgo.

De ahí que los industriales trabajan en conjunto con la Secretaría de Economía para que, a través del TPP, se incluya un subcapítulo de “identificaciones geográficas” dentro del capítulo propiedad intelectual, pues ello implicaría introducir el concepto de denominaciones genéricas, esto es, las que no han sido reclamadas y cuyo uso es producto de la herencia histórica y no de una apropiación de propiedad.

De Fondos a Fondo

Lo que no hizo Marcelo Ebrard, Alejandro Encinas, ni Andrés Manuel López Obrador, ahora lo hace Miguel Ángel Mancera al frente del Gobierno del DF, quien reconocerá, en una simbólica ceremonia en el ex convento de Corpus Christi, la labor de los notarios del DF. Y es que desde hace más de 12 años el notariado, actualmente dirigido por Ignacio Morales Lechuga, emprendió una amplia labor para implementar herramientas tecnológicas que permitan a los ciudadanos realizar trámites vía remota y evitarles las molestas visitas a instituciones públicas. Es el caso, por ejemplo, de constituir formalmente una empresa. Ahora, quien cumple con los requisitos de ley, puede realizarla en unas horas y desde la comodidad de una Notaría.

A veces el discurso es uno y la realidad que nos abruma es la de un país bananero. Mire usted. Después de varios años de cancelado, las Fuerzas Armadas decidieron hacer el desfile militar el 20 de Noviembre, pero estuvieron deshojando la margarita a tal grado que un día antes, les notificaron a las aerolíneas comerciales que cerrarían el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) por tres horas. De las 9:50 a las 12 de la mañana.

Si la decisión política se hubiese comunicado hace seis meses, cuando se realizó el reparto de slots para la temporada de invierno, que se aplicó el primero de noviembre, tras la declaratoria de saturación de algunos horarios en el aeropuerto capitalino, hubiera podido asimilarse, porque las aerolíneas habrían tenido el tiempo para reprogramar vuelos y para no vender los boletos de estas horas.

El cierre lo notificaron ayer al medio día. Usted cree que eso sucede en el aeropuerto de Nueva York (sólo se cierra por emergencias no por desfiles no programados).

Fíjese. Cada hora se registran alrededor de 60 operaciones, lo que implica que se afecta en forma directa a 200 operaciones, pero con los efectos secundarios, calcule que habrá cerca de 400 vuelos cancelados.

Si en promedio de cada operación transporta 100 personas, pues son alrededor de 40 mil pasajeros afectados, 70% mexicanos y el resto de operaciones internacionales.

Y no creo que el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, no esté consciente de la afectación, pues un avión que viene de Nueva York o Las Vegas, que iba a aterrizar en ese horario, no sólo tiene que pagar tres horas más en el aeropuerto de procedencia, pagar sobre precio en slot de salida sino que dejará de hacer vuelos que hubiera hecho si no hubiese sido cerrado el aeropuerto.

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