Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

23 Nov, 2013

Inclusión financiera responsable

Durante la semana, participé en el Sexto Encuentro de Educación Financiera de Banamex, en una mesa de discusión para rebotar ideas sobre el efecto de una inclusión responsable en el desarrollo económico y social.

Les voy a compartir algunos de mis argumentos sobre cómo se vinculan estos conceptos.

Como referencia, el Banco Mundial considera a priori que la inclusión es una medida importante que puede ayudar al desarrollo económico y a la reducción de la pobreza.

Si bien lo anterior es correcto, hay que entender su alcance. No se puede considerar que la inclusión financiera es para todos y que no importa el precio. Existen limitantes de tipo estructural.

Una serie de datos confirma lo anterior. Las variables que están ligadas a la falta de inclusión financiera son tres: la de mayor poder explicativo es pertenecer al 20% más pobre de la población; la segunda agrupa el desempleo y estar fuera del mercado laboral y la tercera variable es el pertenecer al siguiente 20% de la población más pobre.

De una manera menos sofisticada, la respuesta más popular en la mayoría de las encuestas es la prinicipal razón para no estar en el sistema financiero formal, en diferentes países es no tener dinero suficiente. Las tres respuestas simplemente sumarizan este mismo fenómeno.

Ahora bien, pasando a entender la lógica con la que los pobres toman sus decisiones, es relevante contar con un marco de referencia. Para ello utilicé algunos conceptos de Daniel Hahneman, Premio Nobel de Economía 2002, sobre la economía conductual.

Para este autor, el consumidor en la evaluación de sus diferentes opciones de consumo debe escoger entre alternativas y siempre lo hace respecto de un parámetro o valor de referencia. Sin embargo, como la gente más pobre vive debajo de su nivel de referencia las opciones son entre pérdidas. Cuando se consume algo, se deja otra cosa necesaria y eso es una pérdida.

Con este razonamiento de sus decisiones no sorprende la decisión de muchos de no participar en el sistema financiero formal.

Por otra parte, llama la atención que aun cuando las personas más pobres tienen un acceso al crédito limitado y no contrata seguros es muy baja por que no ahorran más de manera formal.

 Comentaba sobre un estudio que se hizo en Filipinas en el cual se muestran varias cosas respecto del comportamiento de los deudores dentro de los microempresarios.

La primera, es que el número de microempresarios en el segmento de la población más pobre es muy grande. La segunda, es que varios recurren a la deuda para financiar su actividad comercial y que con el paso del tiempo vuelven a pedir prestado.

La dinámica observada refleja la vulnerabilidad de la gente pobre ante las eventualidades. Siguieron el comportamiento de cómo pagaban su crédito y la mayoría al liquidar la totalidad no volvía a pedir prestado.

Sin embargo, con el paso del tiempo la mayoría volvía a pedir crédito y el destino era para cubrir un gasto no vinculado con el negocio, como los gastos médicos por la enfermedad de un pariente.

Lo anterior es consistente con la evidencia de que la rentabilidad de estos negocios es bastante elevada. Una explicación es que está sobreestimada debido a que no se pagan ciertos costos como los sueldos de los familiares que trabajan en el negocio. Otro problema vinculado es que los negocios ganan poco dinero en términos absolutos.

Además, este tipo de negocios en su mayoria tiene la característica de que no son escalables, es decir la reinversión de las utilidades no me lleva a que en el mediano plazo tenga un gran negocio.

Este argumento es consistente con el dato que encuentran académicos que han estudiado el tema en el que encuentran que en promedio el acceso a microcrédito no aumenta el bienestar o la riqueza de las familias.

Cabe señalar que ese dato es para el promedio lo que implica que hay personas que se mejoran, pero otras están peor por una explicación como la de Filipinas. Este hecho es consistente con lo que sucede a empresas más grandes, que hay buenas y malas.

De lo que sí hay evidencia contundente es que el acceso al crédito les mejora la capacidad de manejo de liquidez y vuelve su patrimonio menos volátil.

El acceso al crédito puede llevar a un sobreendeudamiento de las personas. Por ello el proceso de inclusión debe ser responsable para evitar lo anterior y lo que se puede esperar es que éste apoya más la parte social que el desarrollo económico.

                *Director General del FUNDEF
                guillermozamarripa@itam.mx

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