Servicios públicos deficientes, baja recaudación y el problema del 'free rider': Paradigmas

Uno de los múltiples problemas que enfrenta la economía y el gobierno mexicano son los bajos niveles de recaudación de impuestos
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Los niveles de recaudación apenas alcanzan el 13.9% del PIB. Foto: Excélsior
Los niveles de recaudación apenas alcanzan el 13.9% del PIB. Foto: Excélsior

CIUDAD DE MÉXICO.- Uno de los múltiples problemas que enfrenta la economía y el gobierno mexicano son los bajos niveles de recaudación de impuestos. Recordemos que para que un gobierno pueda proveer de bienes y servicios públicos, sus ciudadanos deben contribuir, vía pago de impuestos, con su financiamiento. En este sentido, la experiencia internacional nos dice que países con altos niveles de recaudación generalmente brindan mejor seguridad, salud, educación y bienestar para su población; en comparación con países de bajos niveles de tributación.

Para el caso mexicano esta relación es desfavorable, ya que los niveles de recaudación apenas alcanzan el 13.9% del PIB, mientras que este indicador para un promedio de 15 países de Latinoamérica fue del 19.4% de su PIB y la media de los países de la OCDE fue del 33.8%, con cifras de 2010 para los tres casos. Adicionalmente, como se muestra en la siguiente gráfica, el porcentaje para México se ha mantenido prácticamente igual desde 1990, lo que evidencia dos factores: 1) que el gobierno mexicano no ha logrado aumentar la recaudación al ritmo que ha crecido la economía y 2) que sigue existiendo un alto grado de aversión en la sociedad para contribuir a los gastos del Estado.

Pero, ¿por qué los mexicanos no cumplen con su obligación de pagar impuestos? De acuerdo con una investigación publicada por la Doctora María Amparo Casar y Jorge Buendía en la revista Nexos, son cuatro los determinantes básicos de la evasión fiscal en México: 1) la población desconoce sus obligaciones fiscales, 2) existe una percepción negativa de la vinculación entre los impuestos y el gasto, 3) consideran que no existe un sólido sistema de sanciones y castigos por incumplimiento y 4) tienen una mala imagen sobre el ejercicio del gasto.

Si bien estos determinantes pueden ser válidos y llevan a bajos niveles de recaudación, son condiciones injustas para los ciudadanos que sí cumplen con sus obligaciones fiscales, pues se ven afectados por un problema que en economía se conoce como el del “polizón” o “free rider”. Esto quiere decir que cuando el gobierno presta un servicio o construye un bien público, al no poder discriminar a los que no pagan impuestos, permite que el “free rider” también se beneficie aun cuando no pagó por él. Para dimensionar este problema, al tercer trimestre de 2013 el número de contribuyentes activos en el SAT ascendió a 40.6 millones, en su mayoría asalariados y personas físicas. Por otro lado, de acuerdo con el INEGI, existen 52.3 millones de mexicanos que forman parte de la Población Económicamente Activa (al 3er trimestre de 2013), es decir, hay cerca de 13 millones de mexicanos que se están beneficiando de los impuestos que otros pagan (estimado asumiendo que todos los contribuyentes activos pagan impuestos, considerando que en la PEA hay estudiantes mayores de 14 años y que se omiten personas morales). Esto a pesar que de 2005 a 2013 el número de contribuyentes activos se ha duplicado.

Dado lo anterior, entre otras políticas que el gobierno requiere impulsar, es necesario aumentar la base gravable en lugar de seguir generando más impuestos para los contribuyentes ya cautivos y mejorar los mecanismos de transparencia en el ejercicio del gasto. No obstante, por el lado del contribuyente, éste debe generar la conciencia de que si bien es cierto que la mayoría de los servicios y bienes públicos que provee el Estado son deficientes, la Teoría del Beneficio Equivalente establece que lo que reciba el contribuyente debe ser proporcional al nivel de sus aportaciones. En este sentido, es aceptable que los mexicanos que pagan muchos impuestos no estén conformes con lo que reciben, pero en el agregado, deben ver que los ingresos con que cuenta el Estado no son suficientes y aunque pocos pagan mucho y muchos pagan poco o simplemente no pagan, ya de inicio el Gobierno tiene pocos recursos para atender muchas necesidades.

Para concluir, y habiendo expuesto una de las razones que por el lado de la población propicia malos servicios públicos, señalo las propiedades que Joseph Stiglitz (Premio Nobel de Economía), en su libro “La economía del sector público”, menciona que debe tener un sistema tributario para que se considere “bueno”: 1) promover la eficiencia económica y no ser distorsionador, 2) permitir que al contribuyente le resulte fácil pagar sus impuestos a un bajo costo, 3) tener flexibilidad para poder adaptarse fácilmente a los cambios coyunturales, 4) ser transparente permitiendo que cada individuo pueda averiguar qué está pagando y en qué se está gastando el recurso y 5) ser justo, es decir, que trate de forma similar a los que se encuentran en circunstancias similares y que obligue a pagar más impuestos a los que pueden soportar mejor la carga tributaria.

La reforma fiscal ya ha sido aprobada. Veremos los próximos meses si rinde los frutos esperados para incrementar el número de contribuyentes activos y logra reducir entre la población la reticencia que ha mostrado para pagar los impuestos que permitirían ampliar y mejorar los bienes y servicios públicos de los que todos, en mayor o menor medida, nos beneficiamos.

*gl

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