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CIUDAD DE MÉXICO.- ¿Son todos los sectores de la economía mexicana igualmente productivos? Uno de los problemas al referirse a la productividad laboral promedio es que puede llevar al equívoco de creer que en todos los sectores de la economía todos los trabajadores producen lo mismo al año, cuando no necesariamente es así. De hecho, uno de los rasgos comunes de las economías en desarrollo es justamente que hay una gran diversidad en los niveles de productividad de los distintos sectores de la economía e incluso esta diversidad se replica al interior de cada uno de ellos. Esta característica, llamada heterogeneidad estructural, fue analizada en primera instancia por un grupo de economistas de la Comisión Económica para América Latina de Naciones Unidas a finales de los años sesenta y principio de los setenta, entre los que destaca Aníbal Pinto.
De ahí que para responder a la pregunta con que abro este texto, sea necesario analizar la heterogeneidad estructural de la economía mexicana. Una forma de medir la heterogeneidad estructural de una economía es dividir la productividad laboral de cada sector entre la productividad laboral media, si el resultado es menor a uno, implica que la productividad del sector es menor a la media y viceversa. Como complemento, es posible calcular el coeficiente de variación de las productividades sectoriales, de tal forma que a un mayor coeficiente, mayor es la heterogeneidad estructural de la economía.
Un proceso de apertura comercial puede modificar de forma importante la estructura de una economía y por ende, la heterogeneidad de la misma. De ahí que resulte interesante analizar la evolución de la heterogeneidad estructural a lo largo de todo el proceso de apertura de la economía mexicana, desde su inicio en 1986 con la entrada de México al Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT por sus siglas en inglés) hasta el dato más reciente disponible, 2011. Además de 1986 y 2011, se eligieron dos años intermedios de gran relevancia: 1994 y 2000. Se eligió 1994 pues en ese año entró en vigor el TLCAN, mientras que 2000 se eligió pues marcó el fin del breve auge que experimentó la economía mexicana entre 1996 y ese año.
Es posible observar que desde el inicio del proceso de apertura, tanto el agro como el sector de la construcción tenían una productividad menor al promedio de la economía y se ha mantenido así hasta la actualidad, lo que les vuelve los sectores menos productivos. Sin embargo, la productividad laboral relativa del agro ha aumentado a lo largo de todo el proceso de apertura, en buena medida por efecto de la migración tanto interna como externa causada en parte por el proceso de apertura y la consecuente caída en el porcentaje que del empleo total representa el sector agrícola, lo cual se puede ver en el Cuadro 2.
La dinámica contraria se observa en la industria de la construcción, en el comercio y en otros servicios (que son en su mayoría servicios personales o comunitarios), sectores en donde la productividad relativa ha ido cayendo desde el inicio del proceso de apertura. En buena medida esta dinámica se debe al crecimiento del sector informal en la economía, pues los sectores anteriormente mencionados son en los que con mayor facilidad es posible crear una microempresa en donde se haga un mayor uso de mano de obra que de maquinaria y en donde no es posible utilizar tecnologías que permitan disminuir el costo por unidad producida (economías de escala). Un análisis a mayor profundidad sobre el tema se puede ver aquí. Todo esto se ve reflejado en el aumento en la participación de estos sectores en el empleo total (Cuadro 2)
Los sectores que han ido aumentando su distancia con respecto a la productividad media son la minería, electricidad, agua y gas, transportes y comunicaciones y las manufacturas (aunque éstas en menor medida que los otros). Como se puede ver, se trata de sectores que hacen un uso intensivo de maquinaria y en donde es posible beneficiarse de economías de escala. De estos, los sectores que se beneficiaron directamente del proceso de apertura son la minería (con la llegada de mineras de otros países) y las manufacturas, que desde 1994 son el principal componente de las exportaciones mexicanas (si bien, es necesario señalar que se trata de exportaciones de bajo contenido nacional, pues se importa buena cantidad de los insumos).
El caso del sector financiero es un tanto peculiar, pues la mayor pérdida de productividad laboral en el sector ocurre en el periodo de 1994 a 2000, periodo en el que ocurrió una crisis bancaria que devastó al sector y causó una reconfiguración del mismo.
El resultado de estas dinámicas se ve reflejado en el coeficiente de variación, que indica que la heterogeneidad de la estructura productiva ha aumentado a lo largo del proceso de apertura. No podría ser de otra forma cuando el nivel de la productividad laboral del sector más productivo (Electricidad, agua y gas) es 12 veces el nivel del sector menos productivo (el agropecuario).
Lo preocupante es que los sectores menos productivos (agropecuario, comercio y otros servicios) ocupan al 60% del total de empleados en la economía. Vía política industrial se puede fomentar el crecimiento y diversificación de los sectores de mayor productividad en la economía (particularmente de la manufactura, que es la que mayor capacidad de absorción de empleo tiene), llevando con ello a un cambio en la estructura de la economía nacional, tal que permita a la población ocuparse en sectores de mayor dinamismo en términos de productividad y salarios.
*gl
