China, con la mirada puesta en los autos eléctricos de EU

Empresas asiáticas se disputan el control de una compañía estadunidense, fabricante de este tipo de vehículos
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En 2009 Fisker comenzó a producir el modelo Karma; hoy se la disputan dos empresas chinas.
En 2009 Fisker comenzó a producir el modelo Karma; hoy se la disputan dos empresas chinas.

Tesla, un fabricante de autos eléctricos estadunidense, es el preferido de los inversionistas y el éxito más visible en una industria más notable por sus fracasos. Los elogios que ha provocado están alentando a las empresas chinas a tratar de entrar en el mercado estadunidense.

Una compañía de Hong Kong y una empresa continental están enfrentándose por el control de Fisker, un fallido fabricante de autos híbridos-eléctricos en California, y se está considerando el llamado de los acreedores para una subasta abierta. Mientras tanto BYD, otra empresa continental china, anunció recientemente que vendería sus propios autos eléctricos en Estados Unidos el año próximo.

En 2009, cuando del Departamento de Energía aceptó otorgar a Fisker un gran préstamo de “energía verde” para iniciar la producción de su elegante auto deportivo Karma, la compañía parecía destinada a ser una amenaza seria para Tesla. Sin embargo, Fisker fue hundida por problemas de calidad, una mala administración y las dificultades financieras de A123, su proveedor de baterías, aunque también había disfrutado de la generosidad de los contribuyentes. La producción del Karma cesó a fines de 2012, y en noviembre pasado Fisker siguió a A123 en su declaración de bancarrota.

Hybrid Tech Holdings –controlada por Richard Li, hijo de Li Ka-shing, el magnate más rico de Hong Kong– compró el préstamo del gobierno a Fisker con un gran descuento y ahora está buscando usar su influencia como acreedor para obtener control de la firma colapsada.

Los gerentes de Fisker apoyan la oferta de Li, pero muchos de los acreedores sin garantía de la compañía prefieren la propuesta de adquisición de su rival Wanxiang, un gigantesco fabricante chino de autopartes que aspira a entrar en grande en el negocio de los autos eléctricos. Ya ha comprado a A123 y planea revivir la producción del Karma, ensamblándolo en Estados Unidos en vez de, como antes, en Finlandia.

No se desaniman, pese a bajas ventas

Pese a todo el entusiasmo en torno a Tesla, los autos de baterías en general se han estado vendiendo como pays de carne de cerdo en una convención de vegetarianos. Sin embargo, esto no está disuadiendo a los licitadores rivales de Fisker ni a BYD, que tiene a Warren Buffett como accionista. BYD ya ha convencido a Los Ángeles de aceptar un puñado de sus costosos autobuses eléctricos, pero hacer que los automovilistas compren costosos autos de batería a una firma de la que no han oído hablar es todo un desafío.

Ni BYD ni ninguna otra empresa china ha producido aún un auto eléctrico que semeje a la calidad del Modelo S de Tesla, al cual los expertos automovilísticos han bañado de elogios. Incluso en China, donde están disponibles grandes subsidios, los compradores han desdeñado sus cacharros.

Así que los licitadores chinos de Fisker quizá se ahorren mucho pesar y dinero desperdiciado si la xenofobia estadunidense y las irracionales críticas a China bloquean su ingreso. Hace poco un reportero de la CBS se quejó ante un ejecutivo de Wanxiang de que “hay algo que no suena bien de una compañía china que llegue y coseche todo después de que los contribuyentes invirtieron mucho en ello. Ustedes están aquí sólo para tomar nuestra alta tecnología”.

Los autos totalmente estadunidenses de Tesla disfrutarán de un camino despejado por algunos años todavía.

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