Es indefendible

Es difícil comprender por qué la Secretaría del Trabajo sigue defendiendo la llamada Reforma Laboral, que, en los hechos, no ha reformado absolutamente nada y, por el contrario, se ha convertido en una vacuna en contra de la transformación urgente que requiere este sector de la economía.

En su primer año de vigencia disminuyó más de 30% el número de afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social, si se compara con el crecimiento que registró en 2012.

No existe ningún dato duro que demuestre que aumentó el número de trabajadores con prestaciones (IMSS, Infonavit, fondo de pensiones) que trabajan en compañías que deberían otorgárselas.

No han disminuido las prácticas abusivas a través de figuras como el outsourcing y, por el contrario, ha crecido el número de personas que sólo tienen un patrón, trabajo determinado y que cobran por honorarios, escatimándoseles las prestaciones a las que tendrían derecho.

Cuando se hizo la Reforma Laboral se aseguraba que en su primer año de vigencia generaría un millón de empleos y que cambiaría radicalmente las condiciones de vida de la clase trabajadora, promoviendo una mayor competitividad de la economía.

Estas frases quizá sólo las creyeron algunos legisladores de aquel momento; a otros simplemente no les importó. Es dudoso que esto lo hayan creído quienes hicieron los spots en los cuales se promovía la llamada Reforma Laboral como uno de los grandes éxitos del gobierno de Felipe Calderón y en común acuerdo con los legisladores.

Hay dos posibilidades que explican el fracaso de la reforma laboral y una gran cantidad de pretextos como el pobre desempeño económico del país durante el año pasado.

Posibilidad I

La primera alternativa tiene que ver con la capacidad del equipo encabezado por Alfonso Navarrete Prida. En los primeros meses de su gestión, el titular de la Secretaría del Trabajo decía que el impacto de la reforma se vería un poco más adelante; que necesitaba ser comprendida por trabajadores y patrones.

Lo cierto es que entró en vigor en octubre de 2012 y que esta administración laboral ya cumplió 14 meses en el cargo sin que cambiara nada. Los programas para “formalizar el empleo” han sido mucho más ruido que hechos concretos a favor de los trabajadores y, por lo tanto, de la productividad del país.

Posibilidad II

La segunda posibilidad es que la Reforma Laboral simple y sencillamente esté mal hecha y que por lo tanto no tenga operatividad.

Hay que recordar que cambiar las leyes laborales parecía un imposible en México. El país estaba aferrado a una serie de mitos y cotos de poder de los sindicatos; sin embargo, había un reconocimiento importante en torno a la necesidad de cambiar, puesto que había más de dos centenas de iniciativas.

La estrategia que siguió el gobierno anterior fue encontrar aquellos puntos en los que sí podía avanzar una serie de cambios laborales y así mandar un mensaje transformador. PRI y PRD apoyaron porque simple y sencillamente vieron que la rentabilidad política ya no implicaba nada para Acción Nacional y, quizá más importante, que se verían como demócratas y no como la oposición reventadora que tuvo este país desde 1997 hasta la actual legislatura.

Sin embargo, nadie fue al fondo ni al detalle. Se quedaron en las generalidades y, como reconocieron los propios legisladores, no se hizo la reforma óptima, sino la políticamente posible ante las condiciones políticas del país.

Estas declaraciones son equiparables a las de un mediocre jugador o técnico de soccer que justifica una derrota diciendo que le echaron muchas ganas, pero que tuvieron mala suerte o que la pelota no quiso entrar.

Solución

Sin embargo, partiendo de esta base se podría usar un nuevo impulso transformador. Enviar un mensaje claro de que sí se puede hacer reformas y que son el producto de una serie de cambios, puesto que con una sola regla (más, tan limitada como en este caso) se podría iniciar una reforma real.

La iniciativa privada ha esbozado a lo largo de esta administración una serie de modificaciones que permitirían no sólo formalizar el empleo de quienes hoy trabajan en empresas, aumentar la competitividad del país o generar nuevas fuentes de trabajo, sino acabar con los abusos.

Sin embargo, el titular de la Secretaría del Trabajo ha sido muy poco receptivo a estas solicitudes e, incluso, al reconocimiento de que no ha funcionado el sector laboral durante esta administración.

Seamos claros. No gana absolutamente nada desde el punto de vista político el titular de la STPS  Navarrete Prida defendiendo una reforma que él no hizo, pero que tampoco funciona a la luz de los hechos. Es necesario comprender que el país entró en un tren de reformas durante el año pasado y que se debería aprovechar el impulso transformador del país.

Preponderancia

Fuentes vinculadas al Instituto Federal de Telecomunicaciones aseguran que el pleno, encabezado por Gabriel Contreras, está trabajando en reglas de preponderancia y dominancia que poco tienen que ver con las presiones que ha ejercido América Móvil (controladora de Telmex, Telcel y algunas otras filiales) con las polémicas ventas de activos que ha realizado durante los
últimos días.

La realidad, pura y llana, es que el IFT tiene claro que ésta es su única oportunidad de generar una buena impresión como regulador y que deben caminar en la línea del gobierno de Enrique Peña Nieto, es decir, generar una mayor competencia en el cual se terminen los privilegios de algunos a favor de generar una mayor competencia a favor de todos los mexicanos.

Es necesario no perder de vista que, efectivamente, se están cambiando las condiciones y que quienes han mantenido posiciones preponderantes a través de las cuales ejercen dominancia podrían llevarse un verdadero susto.

Aumento

Entre las instituciones de crédito existe la convicción de que será más difícil colocar créditos hipotecarios durante este año.

No sólo porque estiman que habrá una menor construcción, sino que el ingreso disponible de las personas tenderá a disminuir de tal manera que no sólo anticipan una menor colocación, sino además un ligero repunte en la cartera vencida.