Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

27 Ene, 2014

¿Corregirá la SHCP el rumbo tributario?

Desde diciembre del año pasado el gobierno de Enrique Peña Nieto se dio cuenta que se había equivocado con la Reforma Fiscal y mediante un decreto publicado el 27 de diciembre en el Diario Oficial de la Federación (DOF) suavizó algunas de las disposiciones tributarias antes de que entraran en vigor, en especial las exigencias para los pequeños contribuyentes.

La Reforma Fiscal es sin duda el gran desatino de este régimen, ya que crea  gran turbulencia para captar sólo algo así como 160 mil millones de pesos más.

Pero es especialmente desatinada porque se inspiró en la filosofía perredista que en materia de impuestos piensa que hay que gravar a los ricos y dejar exentos a los pobres.

Por eso la reforma se recarga sobre la clase media. grava los productos que más consume ese sector, aumenta la tasa para los ingresos de la clase media hacia arriba, quita deducciones a servicios que usa la clase media y, en general, es a la clase media a la que le reduce su consumo en cuando menos 160 mil millones de pesos que van a parar a las arcas públicas.

Peña Nieto se dio cuenta de ese error y por eso lo minimizó con su decreto del 27 de diciembre, que siendo bueno es insuficiente, porque no corrige de fondo, sino que difiere la aplicación de algunas disposiciones hasta el primero de abril de este año.

Algunas de las peores consecuencias de la Reforma Fiscal ya se están viendo. Por ejemplo, en los primeros 15 días de enero la inflación anualizada brincó el límite máximo de Banco de México (Banxico)  y se fue a un nivel que no se había visto desde hace una década.

Es verdad que se trata de una burbuja, que no se corregirá en unas semanas como piensa el secretario de Hacienda Luis Videgaray, sino que se prolongará, cuando menos, hasta finales del primer trimestre de este año.

Ahora, en Davos, el mismo Videgaray hizo el anuncio de un acuerdo de estabilidad tributaria.

Ese confuso mensaje del secretario de Hacienda se puede interpretar en dos sentidos: uno, se va a corregir la Reforma Fiscal y se avanzará hacia reglas tributarias que no recarguen la recaudación en un solo grupo de causantes, sino que avanzarán hacia un sistema de más impuestos generalizados al consumo.

Y dos, darán estabilidad a lo que ya hicieron y se comprometen a mantenerlo sin cambios los próximos tres años.

Ojalá y la traducción de la estabilidad tributaria anunciada por Luis Videgaray sea que Hacienda corregirá lo que hicieron en diciembre y con una propuesta al Congreso o mediante decreto presidencial, corregirán muchas de las barbaridades que se cometieron en los cambios  fiscales que entraron en vigor este año.

El esquema tributario mexicano tiene tres problemas graves:

1. Va en contra de la tendencia internacional de recaudar vía impuestos al consumo, bajando los Impuestos Sobre la Renta (ISR).

En México se hizo exactamente lo contrario, recaudación vía renta y no por impuestos al consumo.

2. Que el aumento de impuestos no se nutre de quienes no pagan, sino precisamente de quienes son causantes cautivos.

3. Que establece exigencias, como la de la emisión de comprobantes fiscales, que para millones de causantes sencillamente es imposibles de cumplir porque para empezar, ni siquiera saben manejar una computadora.

Si la Estabilidad Fiscal anunciada por Videgaray significa que van a corregir estos tres defectos, habrá que reconocer que este gobierno tiene la flexibilidad para corregir los errores cometidos.

Pero si la estabilidad significa el clavo para mantener las medidas sin cambios por lo menos en los siguientes tres años, habrá que advertir que ese camino es el camino al abismo.

Sin duda México necesita una Reforma Fiscal, pero no una, como la que se hizo, inspiradas en el pensamiento equivocado de que hay que gravar a los que tienen y seguir dejando exentos a quienes se mueven en la economía informal.

Hasta el próximo lunes con nuevas… Perspectivas.

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