David Páramo

Análisis superior

David Páramo

4 Feb, 2014

Contra la lógica

El periodo ordinario de sesiones en el Congreso de la Unión va en contra de la lógica y hasta del sentido común, puesto que es materialmente imposible que en el tiempo del que disponen puedan tener listas las regulaciones secundarias (tan sólo en materia económica) de las reformas Energética, de Telecomunicaciones, de Competencia y Financiera. Ahora sume las de orden político y lo que se vaya presentando en el camino.

En este sentido, deben anotársele además las fricciones, distracciones, si prefiere, que tendrá la Secretaría de Hacienda con la iniciativa privada con el tema del Pacto Fiscal, que los empresarios quieren convertir en un terreno para buscar treguas o, si es mejor para usted, reconsideraciones que permitan a las empresas un cierto descargo ante el cúmulo de obligaciones nuevas.

Aun cuando trabajarán los legisladores a marchas forzadas, sin perderse en temas de coyuntura, o sin entrar en estériles discusiones como las que quieren seguir haciendo las izquierdas con el mito de la defensa del petróleo, es prácticamente imposible que lleguen a un buen puerto.

Energía

Es lógico suponer que el lugar dominante en esta lista serán las leyes secundarias a los cambios constitucionales al sector energético, puesto que es, de todas las reformas planteadas por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, la que tiene mayores posibilidades de generar bienestar a la población por el impacto transformador de las estructuras económicas.

Sin embargo, también es la que enfrenta mayor oposición por un sector de la población que está en medio entre creer en los mitos ancestrales de la izquierda y la resistencia que generan cambios de este tamaño.

Como se sabe, los partidos políticos tratarán de sacar ventajas mezquinas y de corto plazo. Así, el PAN pretenderá hacer creer que todo es gracias a ellos y el PRD, que protege a la nación.

Se trata de 29 leyes que, a decir de los senadores de la Comisión de Energía, 11 son particularmente complejas y son en las que se concentrará el debate. Es fácil suponer que esa discusión acapara una gran cantidad de reflectores para los que explotan el mito del tata Lázaro, como de un Andrés Manuel López Obrador quien se recuperó muy rápidamente después de la aprobación de la Reforma Energética.

Telecomunicaciones

Las leyes secundarias de este sector están profundamente marcadas por el descrédito.

La prisa que mostraron los negociadores del Pacto por México no fue seguida por ninguna acción, luego del irreflexivo proceso legislativo en el que se aceptaron e incluso se plasmaron en la Constitución verdaderas barbaridades, como los plazos fijados al Instituto Federal de Telecomunicaciones o el apagón analógico.

En el caso del IFT, el daño parece irreparable y no a consecuencia del pleno encabezado por Gabriel Contreras, sino por los legisladores y el triste remate que les dio el titular de la Secretaría de Comunicaciones pidiendo a los legisladores que modificaran la Constitución, porque según Gerardo Ruiz Esparza el organismo autónomo no podrá cumplir con el plazo constitucional.

Más allá de la defensa que hizo el IFT del marco legal y el punto de acuerdo presentado por el PRD, sí hay un tema de fondo y debe ser atendido. No existe claridad si el marco jurídico vigente es suficiente para que el instituto emita resoluciones sólidas en temas como la preponderancia y la dominancia. Quienes defienden esa posición aseguran que la reforma constitucional es suficientemente precisa como para la toma de estas decisiones, pero en realidad hay temas que siguen como cabos sueltos y que deberán ser precisados.

Un ejemplo que se tendrá que aclarar desde la regulación secundaria, ya que no se menciona en la reforma a la Constitución es el tema de la transparencia.

Hoy no quedan claras las normas a través de las cuales el instituto que preside Contreras puede exigir a los regulados información precisa sobre sus acciones.

El monopolio de las telecomunicaciones no informa a la autoridad cuál es el procedimiento para fijar sus tarifas de telefonía fija y móvil. Tampoco se conoce oficialmente su número de usuarios y los servicios que provee o la operación a través de terceros en televisión de paga.

Financiera

Como todas las llamadas reformas estructurales aprobadas durante el año pasado, la financiera vivió tiempos dispersos. En un primer momento se percibía un gran país por parte del gobierno federal por dar más créditos a menor tasa.

Después metieron el freno y finalmente la promulgaron el 11 de enero. Esto sólo sirvió de pretexto para que la Comisión Federal de Competencia Económica no iniciara a tiempo su trabajo de preparar un estudio sobre la competencia en el sector financiero.

Quizá porque Luis Videgaray y Agustín Carstens son mucho más prudentes que el titular de la SCT no han pedido a los legisladores que les amplíen el plazo para entregar ese estudio, puesto que no sólo será muy difícil que lo hagan bien, sino en tiempo y forma.

De hecho, en torno a la Reforma Financiera los cambios que se han visto son la mejor operación de Bancomext, que bajo el mando de Enrique de la Madrid anticipó el sentido de la reforma y la nueva orientación de Condusef, que se enfrenta a una muralla de hielo construida por los miembros de la Asociación Mexicana de Bancos, quienes parecen ignorar a un regulador con nuevas facultades.

Saldo

Básicamente se perciben dos posibilidades que no son muy alentadoras sobre este periodo ordinario.

Primera. Que no se cumpla con toda la tarea en tiempo y forma, lo cual, si bien no genera sanción directa, sí afecta directamente al plan del gobierno federal, en el sentido de que 2014 debe ser un año de ejecución. Las reformas estructurales sólo se activan en la medida en que tienen buenas leyes secundarias.

Segunda. Que los legisladores “cumplan”, pero sin hacer el trabajo adecuado. Que prefieran dejar lagunas y temas sueltos que, entre otras cosas, limitarían el alcance de las reformas estructurales que ellos mismos aprobaron.

El impulso transformador requiere de un cambio de ritmo. Quizás es momento de digerir todo lo que se aprobó y esperar un poco para ejecutar bien. La prisa no es un aliado.

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