David Páramo

Análisis superior

David Páramo

10 Feb, 2014

Competencia bancaria

Teóricamente, en junio la Comisión Federal de Competencia Económica deberá tener listo un estudio sobre la competencia dentro del sector financiero, el cual es parte de la obligación constitucional que les fue fijada hace más de ocho meses, cuando se promulgó la Reforma a las Telecomunicaciones y la competencia económica.

Como le hemos establecido en este espacio, de entrada es inaceptable la interpretación que ha hecho Alejandra Palacios y su equipo de la CFCE, puesto que decidieron que no comenzarían a trabajar en tanto no fuera promulgada la reforma financiera.

Es importante dejar claro que en ningún momento los legisladores hicieron una vinculación entre las dos reformas constitucionales. Como debe ser, mantuvieron cada una de ellas en vías separadas.

Más allá, no se hizo ningún cambio a las leyes financieras que modificaran las condiciones actuales de competencia. De hecho, la Reforma Financiera no ha tenido ningún impacto en el sector financiero; ha servido por ejemplo para que instituciones como Bancomext, encabezada por Enrique de la Madrid, aceleren su operación financiera.

Así las cosas, es total y absolutamente innecesario que la CFCE haya esperado hasta la promulgación de la Reforma Financiera que, dicho sea de paso, es otra de las que aún no tienen regulación secundaria.

Sea como sea, el 11 de enero fue promulgada la iniciativa financiera, e incluso con la inaceptable interpretación de la CFCE comenzaron a correr los 180 días que ellos se dieron para tener lista la regulación y en realidad no se ven muchas esperanzas de que hagan un buen trabajo.

Con prácticamente 20 días de retraso, el pleno de la CFCE decidió por unanimidad (sólo faltaría que no lo hubieran hecho) cumplir con la obligación que les confirió el Congreso de la Unión.

Hasta el momento, únicamente han firmado un convenio para que el Banco de México les dé información sobre el sistema financiero para realizar su estudio y dicen que operativamente han reconocido 33 sectores de análisis en el sector bancario.

El estudio, que está anunciado en sus planes de trabajo que realizarán de aquí a 2017, tiene algunas características bastante curiosas. En primer lugar, no tiene un carácter vinculante, puesto que la CFCE no es el organismo regulador del sistema financiero.

En este sentido, podrían emitir recomendaciones que podrían aplicar las autoridades competentes.

Sin embargo, Palacios y los optimistas de su equipo consideran que en el camino podrían encontrar indicios de prácticas en contra de la competencia y a partir de ahí iniciar investigaciones.

La presidente de la CFCE asegura que no tienen ningún prejuicio sobre la competencia en el sector financiero, lo que, por lo menos, es una imprecisión.

Dudas

Si no hubiera dudas en torno a la competencia dentro del sector financiero, entonces el gobierno de Enrique Peña Nieto y los legisladores no hubieran ordenado un estudio con estas características que, en algunos casos, parecería que sólo está concentrado en el sector bancario.

Existe una percepción generalizada de que hay poca competencia en la banca en México; sin embargo, esa posición es punto menos que ignorante, puesto que hay realmente pocos sectores en la economía que tengan tantos participantes.

Por ir dando algunos datos que deben ser considerados. En México hay unos 50 bancos y por lo menos otro tanto de otorgantes de crédito, como son las tiendas de autoservicio, departamentos y otras organizaciones que no están bajo ninguna clase de regulación financiera.

Se dice, por ejemplo, que el sector bancario está altamente concentrado porque los cinco o seis principales tienen una cuota del mercado que ronda 70%; sin embargo, otra vez se trata de una afirmación basada en la poca información.

Pocos sectores de la economía tienen tantos participantes de gran tamaño. Ninguno de ellos es líder en todos los segmentos del mercado y se genera una competencia verdaderamente fuerte por cada punto de participación de mercado y rentabilidad.

Otra vez, se tiene que recordar la muy fuerte participación de instituciones financieras y no que compiten con cargas regulatorias muy inferiores.

Se cree, adicionalmente, que los bancos hacen un esfuerzo sumamente limitado en temas como la inclusión financiera (que desde hace muchos años ha sido una constante de la Asociación de Bancos de México), disminución de tasas de interés o el pago que dan a los depositantes.

Quien hace afirmaciones de este tipo desconoce, por ejemplo, que en el país se están dando las menores tasas de interés de la historia no sólo por la estabilidad financiera, sino por la efectiva participación de otros agentes económicos; que instituciones como el Buró de Crédito hacen más efectivo y eficiente el otorgamiento de créditos en mejores condiciones para los consumidores.

Incultura

Gran parte de la opinión negativa que se tiene sobre la banca y que los legisladores extendieron a todo el sector financiero tiene su origen en las absurdas y populistas campañas de Andrés Manuel López Obrador y una buena parte de la llamada izquierda mexicana.

Con barbaridades reiteradas como la extranjerización del sistema financiero, la fuga de utilidades hacia las matrices, los diferenciales de tasas en las naciones donde es el origen del capital mayoritario y México (sin considerar la diferencia regulatoria que aún se mantiene) se creó un clima propicio para el mito de que los bancos son usureros y están en contra del país.

Absurdos que parecen sacados de una caricatura de Abel Quezada no sólo se han mantenido hasta nuestros días, sino que inspiraron una buena parte del estudio que le fue encomendado a la CFCE y siguen haciendo creer que este sector es uno de los grandes obstáculos del país.

A pesar de la frivolidad con la que ha operado la nueva comisión de competencia, lo cierto es que un estudio en esta materia implica una gran cantidad de retos y distracciones. Quizás el gremio encabezado por Javier Arrigunaga debería tener una posición mucho más proactiva, puesto que en una de ésas sólo serán analizados ellos y no todo el sector financiero como debería ser.

Es fácil confundir uno de los problemas con la solución, tal como ocurrió con el Fobaproa en lo que algunos confunden el nombre de la medicina con la enfermedad que fue la crisis financiera.

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