Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

18 Feb, 2014

¿Será ésa, salvarnos, la tarea central de gobiernos y gobernantes? Pienso que no

La portada de la revista Time, hoy ridiculizada por tirios y troyanos sin haber siquiera leído el artículo que la acompaña, encierra una visión equivocada de la gobernación.

La responsabilidad de poner la frase “Saving Mexico” en la portada y otra de corte similar (“The committee to save Mexico”) como título del artículo no es, en modo alguno, responsabilidad de la Presidencia de México. Ésa corresponde, no debe haber duda, a los editores de la revista.

Sin embargo, hay un aspecto que conviene comentar porque, aun cuando resulte difícil de aceptarlo, no pocos de nuestros políticos ven ambas frases como correctas; piensan que resumen lo que debe ser la gobernación. De la misma manera piensan quienes legislan; además, actúan como si estuvieren salvando a la patria amenazada por todos.

Éste es el aspecto más interesante de las dos frases que colocaron los editores en los lugares relevantes; en la portada, y en el título del trabajo del reportero. Lo hicieron, aventuro la hipótesis, como consecuencia lógica del conocimiento que tiene la revista —en su calidad de observadora y de darle seguimiento sistemático a la vida del país desde hace decenios—, de nuestra clase política.

Las dos frases, los retratan en su justa dimensión; están convencidos —salvo las honrosísimas excepciones que confirmarían la regla—, de que su tarea es salvarnos debido a nuestra ignorancia e incapacidad para tomar decisiones que irían en favor de nuestros mejores intereses.

Si no me creyere, platique por favor con el político que tenga más a la mano, sea gobernante, funcionario o legislador; si lo hiciere, se convencería que así piensan; ellos, desde su pedestal, se ven y sienten ser nuestros salvadores. Lo trágico de esto, es que nadie les pidió que nos salvaran; lo que queremos los ciudadanos, por eso los elegimos, es que deben gobernar bien. Nada más, pero nada menos. 

Ante esta forma de ver y concebir la gobernación, como el salvamento de millones de incapaces de decidir e indefensos ante las fuerzas del mal desatadas por los poderosos, no está fuera de lugar recordar que la tarea central de los gobiernos y gobernantes es, simple y sencillamente, construir “un piso parejo” en todos sentidos para que en él, ciudadanos, agentes económicos y población en general desarrollen su iniciativa dentro de lo que marca la ley vigente.

En el caso de nuestros legisladores, su labor tampoco es salvarnos. Ellos llevan el peso mayor en esto de construir “un piso parejo”; éste lo conformaría, un conjunto de leyes que respondería a las necesidades de crecimiento y facilitar la inversión y la creación de fuentes de empleo permanente. También, cualidad no menor del andamiaje jurídico, proporcionar a todos sin distingo alguno, un conjunto de bienes públicos que permitiere la convivencia civilizada a la vez que obligaría, a todos, a respetar la ley.

Si nuestros políticos —gobernantes, funcionarios y legisladores— hicieren eso, estarían cumpliendo con la tarea que tienen encomendada; nosotros, como respuesta, nos “salvaríamos” como resultado de nuestra capacidad de decidir, y elegir lo que mejor conviene a nuestros intereses.

Dejemos pues la superficialidad y vayamos a lo trascendente: ¿necesitamos que nos salven?

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