Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

24 Feb, 2014

La desaceleración que nos heredó 2013

Hace un año a estas alturas muchas voces pronosticaron que la economía mexicana tendría un pobre desempeño.

Contra la terquedad de la Secretaría de Hacienda, las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) sobre el comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) el año pasado confirmaron el desastre, ya que el indicador tuvo 1.1% de crecimiento, el menor de los últimos cuatro años, cuando se logró un buen dinamismo económico: 5.1% en 2010, cuatro  por ciento en 2011 y 3.9% en 2012.

Lo más grave del tema es que la economía se desinfló conforme transcurría el año y terminó caso parada, con sólo un avance de 0.2% en los últimos tres meses y de 0.9% en el tercer trimestre.

Esto quiere decir que es muy probable que en el primer trimestre del presente año la economía mexicana muestre cifras negativas, pues no ha pasado nada que permita suponer que se acabó el frenón; por el contrario, este 2014 trajo puesto el freno de mano que significa la entrada en vigor de la Reforma Tributaria.

Frente a estos hechos, el pronóstico de la Secretaría de Hacienda de un crecimiento de 3.9% está por completo fuera de la realidad y lo más probable es que si nos va bien, a duras penas lleguemos a un crecimiento de tres por ciento.

El primer trimestre de este año es un perido perdido. Por un lado, porque sin duda se mantiene la tendencia de desaceleración que vimos el año pasado, en especial en los últimos meses; en segundo, porque entrando este año se han sentido los efectos de la Reforma Fiscal, que significa un mayor freno a la marcha económica.

Si como se piensa, en los primeros tres meses las cifras serán negativas, se ve difícil que la economía se acelere lo suficiente en los nueve meses siguientes como para llegar a cerca de cuatro por ciento.

El gobierno confía en que la concreción de las reformas estructurales dinamizará a la economía mexicana y que si a eso se suma una mayor actividad en la economía de Estados Unidos, 2014 será un mejor año.

Y es verdad. Pero no se ve factible que mejore tanto como para concretar ese 3.9% de crecimiento que es el pronóstico de Hacienda, en especial  porque el año pasado  el sector que más se detuvo, en especial hacia la segunda mitad del año fue el sector industrial, que siempre tarda en reactivarse.

¿Qué debieran hacer las autoridades?

En primer lugar, reconocer la realidad; en segundo, dejar de confiar ciegamente en unas reformas que aún no se concretan y que aún si lo hacen, como es posible, en los primeros tres meses del año, sus efectos no se sentirán sino hasta uno o dos años después.

En tercer lugar, Hacienda debe adoptar una estrategia concreta para reactivar la economía mexicana. Acciones de desregulación, por ejemplo, serían uno de los pasos a dar de inmediato para que 2014 no sea otra tragedia económica.

El año pasado, Hacienda dijo varias veces que la economía mexicana crecía lentamente debido al bajo crecimiento en Estados Unidos, pero ésa fue una mentira, porque la economía gringa ya crecía a tasas de 2.5% anual, mientras la de México se desaceleró hasta cerca de uno por ciento.

Este año, Estados Unidos continuará su recuperación y eso debe tener algunos efectos sobre la marcha del sector industrial de México, pero no será suficiente, como no lo fue el año pasado.

Mientras el gobierno mexicano no encuentre el botón que enciende el motor interno de la economía, seguiremos con tasas de crecimiento insuficientes y muy lejos de la promesa de crecimientos de cinco por ciento que fue la meta básica de la campaña del presidente Enrique Peña Nieto.

El prometer mayor dinamismo económico fue el eje de las promesas de Peña  Nieto, pero la verdad es que su equipo económico parece que lo boicotea.

Hasta el próximo lunes con nuevas... Perspectivas.

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